Rosa evoluciona con Granada
La cantante se reencuentra con su seguidores en un concierto retrospectivo en el Manuel de Falla
Rosa López jugaba anoche en casa y eso se nota. Ayer la cantante recalaba en su tierra natal dentro de la gira que está ofreciendo por España. Volvía a un repleto Auditorio Manuel de Falla, donde ya había actuado con anterioridad junto a la Blues Band. Apareció con un ajustadísimo vestido plateado y largo con el que presumió de nueva silueta.
Se nota que la cantante, singular por su voz y su personalidad, sigue tratando de encontrar su sitio pero parece que le cuesta imponer su personalidad y su criterio en un mundo, como el del espectáculo, en el que llueven los consejos de signo contrario.
Pero buena parte del encanto de Rosa López es ese deseo de agradar, esa cierta timidez que anoche a veces dejaba traslucir en el escenario. Pero ha llovido mucho desde que aquel primer Operación Triunfo: con siete álbumes publicados desde entonces, y a punto de encerrarse a producir el que será el octavo -a mediados de abril se concentrará en este próximo trabajo-, aunque conserva parte de su ingenuidad natural quiere cambiar, y así lo mencionó anoche en el escenario, en el que habló de evolución.
En esta ocasión ofreció un concierto acompañada por su banda habitual, con la que ya lleva casi dos años de gira por toda España. Estuvo acompañada el escenario por siete músicos, "una gran suerte" con los tiempos que corren, dice la intérprete, y en el graderío por toda su familia.
Según había anunciado en la rueda de prensa que ofreció la semana pasada en el Ayuntamiento de Granada su intención era presentar las canciones de su disco más reciente y también rescatar algunas de las más populares de su repertorio. Y en efecto, para alegría de los fans que la siguen desde ese primer Operación Triunfo, ofreció un concierto retrospectivo de los mejores momentos de su carrera para despertar en el público "los recuerdos vividos con esas canciones".
Hitos destacados fueron la canción Amor Amargo, de cuya música y letra es autora en exclusiva la propia Rosa, y una versión de Las Calles De Granada, escrita por José Luis Perales y las dedicatorias a su padre, fallecido en 2008, y a sus futuros hijos.
El concierto de anoche fue una ocasión para que esos seguidores 'de origen' pudieran comprobar la "evolución artística" que ya ha experimentado la cantante de Armilla desde sus inicios. Por eso en la actuación hubo desde momentos íntimos y acústicos hasta otros más dinámicos e instrumentales: para ofrecer una panorámica lo más amplia posible de lo que ha sido la carrera de Rosa López.
La cantante mantiene que en estos trece años dedicada a la música ha cambiado su "filosofía de vida" y que esa transformación ha ido más allá del cambio físico experimentado en últimos años. "Ahora mi profesión me la tomo con más rigor y seriedad. En lo personal intento también quitarle importancia a esas cosas a las que antes le daba demasiada". Para la artista, la imagen que proyecta ahora es "la suma de experiencias" que ha vivido hasta hoy.
La intérprete había pedido a su público que no se quede "estancado". "Dentro de mí siento una evolución", reflexionaba la cantante que, sin embargo, reconoce que sigue necesitando "un empujón de la gente" para poder "creérselo", y espera que sus seguidores evolucionen con ella, porque, de lo contrario "no tiene sentido". "Cuando os veo formáis parte de mi familia", dijo anoche.
Sin embargo, da la sensación de que ella no tiene claro aún hacia dónde quiere evolucionar, que no se decide a coger las riendas, y eso puede terminar por despistar a su público, que parece dispuesto, eso sí, a seguirla hacia donde ella decida tirar, a juzgar por la forma en la que la recibieron anoche: una platea entregada sin reservas coreaba sus canciones y la piropeaba sin cesar entre tema y tema.
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