Rostros de piedra

Investigando sobre nuevos materiales artísticos, la sevillana Paula Ruiz se encontró con los cantos rodados, un curioso soporte sobre los que 'imprime' las facciones de su entorno

expositivas convencionales. 4. Uno de los rostros de 'Like a Pin-up'.
expositivas convencionales. 4. Uno de los rostros de 'Like a Pin-up'.
Manuela De La Corte

05 de abril 2010 - 05:00

A veces, la naturaleza ofrece formas fascinantes. Sombras, volúmenes y texturas que adquieren un modo peculiar de esculpir o pintar en árboles, rocas y tierra. Uno cree ver en ellos auténticas obras de arte. Paula Ruiz comparte con artistas como Nils Udo, Giuseppe Penone, Adolfo Schlosser y Andy Goldsworthy esa intencion por expresar la relación interior de cada hombre con el mundo, y por tanto, con la naturaleza en torno a él. Admiran todo lo que les rodea y, en ocasiones, consiguen emular esas formas que se originan como instintivamente. "Pienso que ésta ha sido la misión del arte, desde La edad de Piedra hasta nuestros días". En Like a rolling stone, la artista sevillana muestra esa interesante relación a través de 36 cuadros de pequeño formato.

Arte y naturaleza es la suma que resulta de una curiosa técnica a través de la emulsión fotográfica sobre cantos rodados naturales. Algunas piezas están tratadas con técnica mixta y acabados de cerámica de alta temperatura. Pero llaman la atención especialmente los rostros sobre los cantos. La artista recoge las piedras de sus excursiones y viajes o las recibe de amigos que ven en ellas un regalo ideal. La idea, dice, surgió de la investigación de nuevos soportes artísticos y los cantos rodados, además, "tienen mucho de metáfora. Simbolizan un viaje, el agua los va desgastando y haciéndolos más delicados".

En ellos retrata a personas de su entorno que han significado o han marcado de alguna manera su vida y su obra. "Me interesa mucho el factor del hallazgo, no siempre precedido de una búsqueda. Me interesa cómo esas personas se reconocen diferentes en estos retratos, cómo se 'desdibuja' y cambia el rostro, es casi como un proceso de selección natural en nuestra mente. Hay algo de familiar en ese misterio, que incluso puede llegar a darnos un poco de miedo, un misterio en el que se sienten identificados, pero que a la vez no pueden racionalizar plenamente". Sus fotografías en dos dimensiones se convierten así en un objeto portable, una piedra con su propio rostro que pueden meterse en el bolsillo o un canto que pueden devolver de nuevo al agua.

Sus particulares rostros parecen querer salir de la materia en la que se encuentran encerrados para expresar alegría o entusiasmo, sorpresa y miedo, aburrimiento o ira. Sin embargo, la artista explica que más que sensaciones, le interesa que "aflore la naturaleza de las personas que, al fin y al cabo, es el tema de mi trabajo. El objetivo es aproximarme a la Naturaleza desde el arte, no imitándola, sino intentando confundirse con ella, presentándose como una de sus formas (un artificio natural)".

Paula Ruiz no quiere caras guapas. "No, para nada. Precisamente la obra de las 'caras guapas' que se titula Like a Pin-up, es una crítica hacia el papel de la mujer en la actualidad, o más exactamente lo que entendemos por mujer (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje o sumisa, obediente, cariñosa, etc.) que no es más que un producto cultural que se ha construido socialmente". En esta serie, Ruiz sí utiliza rostros famosos de antiguas revistas.

La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija, hermana... "Muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. Los binomios mujer-naturaleza y hombre-cultura y la superioridad de la cultura sobre la naturaleza en el patriarcado explican que las mujeres sean consideradas inferiores a los hombres. Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios".

Paula Ruiz abrió en diciembre su propia galería, un nuevo espacio expositivo en Málaga, Alfajar sala, que nació con la intención de convertirse en un escaparate para la promoción y la divulgación de los nuevos valores artísticos andaluces. Por la galería, Ruiz vive ahora en Málaga.

Dar cobertura al talento emergente de los jóvenes creadores es el objetivo con el que se concibe este espacio, abierto a todo tipo de propuestas artísticas. Actualmente se puede visitar la exposición de pintura Pequeñas nocturnas, de Silvia Jiménez.

Paula Ruiz. Sala Apperley. Hasta el 7 de abril.

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