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Antes de que Dorothy llegara a Oz: la historia de Bruja Mala
El guionista granadino Salvador Perpiñá se estrena como escritor de literatura con Prácticas de tiro (Editorial Cuadernos del Vigía), una agrupación de tres relatos de cierta extensión y de temática diferente. "Son cuentos de media distancia que sólo tienen en común el hecho de haber sido escritos por la misma persona y que comparten un lenguaje y estilo similar", según palabras del autor. El primero de los relatos es un "drama sofocante que se desarrolla durante años tras los muros de un colegio"; el segundo, "un extraño híbrido entre el realismo social y una atmósfera onírica" y un tercero y último que plantea un "relato distópico transcurrido en un futuro muy lejano".
El escritor declara entre risas que da el salto a la literatura después de una pausa de veinticinco años para pensar. "Durante ese tiempo no he hecho literatura pero sí muchos guiones, lo cual me ha dado entrenamiento a la hora de construir estructuras y diseñar personajes. No he tenido una motivación concreta para este proyecto, fue un 'tengo que hacerlo ya'. Estas cosas solo ocurren cuando te sientes maduro para hacerlas y las haces".
Respecto al título de su ópera prima, afirma que lo eligió por ser "una mezcla entre humildad y arrogancia. Es mi primer libro y aún estoy afinando la puntería, por eso la palabra 'prácticas'. La palabra 'tiros' guarda un poco más de arrogancia juvenil. Algo de coquetería a cierta edad no está de más", dijo el autor con el cercano sentido del humor que lo caracteriza. "He estado muy cómodo con este proyecto. El mundo del guión está muy condicionado por factores externos: presupuestos, imposiciones de la cadena, los actores, audiencias, etcétera. La libertad que te da la literatura es casi ilimitada. Poder adentrarte en el interior de los personajes, en su mente y en su corazón, en sus motivaciones internas y demás, solo te lo puede dar la literatura". El escritor confiesa encontrar inspiración en autores como Pierre Michon, Albert Cohen y Álvaro Cunqueiro y asegura que repetirá la experiencia y que esta vez tendrá forma de novela.
Con una larga trayectoria en el mundo de la escritura de ficción televisiva, Salvador Perpiñá confesó que "después de tanto tiempo haciendo guiones no he querido hacer la típica historia que se pueda adaptar al medio audiovisual. Creo que buena parte del ser de la obra está prevista para un medio puramente literario". En defensa de su profesión habitual, advirtió que "es verdad que hay actores conocidos que tiran mucho, pero el guión es un elemento clave. En España ha habido series de un notable éxito que tampoco tenían un gran guión, sin embargo, una serie mal escrita es muy difícil de sostener, de hecho el éxito de las series americanas es por la calidad de sus tramas". En un breve análisis del panorama nacional, confesó la creencia de que "la ficción española está ampliando los géneros. Antes había un modelo casi único y muy definido que era el dramedia, característica por ser la clásica comedia familiar con escenarios reconocibles: el saloncito, el momento del desayuno en la cocina, etcétera. Ahora se está apostando por géneros que hasta hace poco eran impensables en nuestro país como son las series históricas o las ambientadas. El hecho de que se haya hecho una serie como El Príncipe, desarrollada en Ceuta, ya es asombroso. Y más aún el que funcione. La apuesta segura ahora mismo es ir a lo diverso".
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