Secretos de la Guerra
Los hijos del fotoperiodista Agustí Centelles traen a Granada imágenes inéditas que encontraron en una 'Caja de galletas'
Olvidada en una estantería perdida de su estudio en Barcelona, Agustí Centelles (Valencia, 1909-Barcelona, 1985) tenía una caja de galletas donde había guardado fotografías y negativos de la Guerra Civil. Sus hijos, Sergi y Octavi, la encontraron de casualidad mientras buscaban para una exposición en el Macba algunas de esas imágenes que el fotoperiodista no se llevó al exilio. Aquella caja de Virginias estaba detrás de unos productos de limpieza pasando inadvertida hasta que dieron con ella y descubrieron que Centelles también tenía su propia maleta mexicana, como Robert Capa.
La caja de Galletas 2010. El autor y su obra -a partir del próximo día 16 en la Casa Molino Ángel Ganivet- "no es la gran exposición con 12.000 negativos de Barcelona, pero es un extracto muy potente". Octavi Centelles explicó ayer en la presentación de la muestra que encontraron por un lado 20 imágenes en papel que recogían, por ejemplo, "hechos como el bombardeo de Granollers o una fotografía del presidente de la Generalitat de la época encerrado en una cárcel de Madrid", además de unos 800 negativos sin positivar de escenas como bodas.
"Tras el hallazgo", explicó, "analizamos qué podíamos hacer con ello y salió una exposición". Se trata de una muestra que recoge las dos etapas de Centelles, considerado hoy uno de los pioneros del fotoperiodismo español. La primera recoge sus años como uno de los fotógrafos catalanes de la Guerra Civil, documentando el ambiente de la España prebélica, la guerra fraticida desde el bando republicano y la vida de los exiliados españoles en los campos de concentración franceses -él mismo estuvo preso también-. En la segunda, se muestran imágenes de su etapa como fotógrafo industrial y publicitario, cuando ya le habían retirado su carné de prensa. "Se convirtió entonces en una sombra de lo que fue y no le gustaba. Comenzó a vivir de lo que hacía en vez de vivir lo que hacía". Sin embargo, explicó su hijo, "supo sacarle partido y durante catas de champagne fotografió a personajes como Dalí con su bigotito y con Gala, Pinito de Oro o Pau Casals".
La exposición, "un reflejo vivo de toda una época", se enmarca en el centenario del nacimiento de Miguel Hernández. María Asunción Pérez Cotarelo, diputada de Cultura, subrayó que "si en Granada mataron a Lorca convirtiéndolo en un mito y con Hernández prefirieron que no pasase lo mismo encerrándolo en cárceles, hubo otra gente que sufrió el doloroso castigo de no poder desempeñar una vida normal".
Ocurrió con Agustí Centelles, quien vivió la guerra ejerciendo su profesión, el fotoperiodismo, y tuvo que irse al exilio, derrotado, junto con miles y miles de compatriotas. Gracias a su Leica y al empeño que puso llevándose consigo los millares de negativos que generó -además de los hallados aquí en su lata de galletas-, hoy puede decirse que él de alguna forma es el Robert Capa español.
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