Serrat y Sabina: dos pájaros en el Skype
Los cantautores preparan un nuevo disco para 2012 a través de internet, un trabajo en el que el de Úbeda vuelve a coger la guitarra bajo la atenta mirada del autor de 'Mediterráneo'
Joaquín Sabina, el hombre que jamás se pone al teléfono y que ha escrito sus canciones más memorables en los tugurios más infames, compone ahora sentadito ante el ordenador. El responsable de este cambio de hábitos es su primo El Nano, Joan Manuel Serrat. Juntos componen a través de Skype un nuevo disco que verá la luz en 2012 y que les embarcará en una nueva gira como la de Dos pájaros de un tiro, cuando unieron sus voces y su repertorio para recorrer el mundo en una fiesta intergeneracional. En aquella ocasión, antes de empaquetar su bombín y su bastón, afirmó que muy mal se tenían que dar las cosas para que no saliera un disquito con nuevas canciones. Sí salió un disco pero sin ninguna novedad, grabado en directo en el concierto que ofrecieron en las fechas madrileñas. Ahora, tras escribir las letras de Vinagre y rosas con Benjamín Prado, Sabina vuelve a componer con un bolígrafo en una mano y la guitarra en otra gracias a Joan Manuel Serrat. "Yo pretendía escribir letras, igual que con Fito [Páez, en Enemigos íntimos], pero me ordenó que me pusiera ante el ordenador con una guitarra, vamos de Lennon y McCartney. Mi modelo es más aquella colaboración de Lucio Dalla y Francesco de Gregori, Banana Republic. En 2012 saldremos de gira", dijo Sabina en una reciente entrevista publicada en El País.
Una vez más, el autor de Y sin embargo escribe a cuatro manos un disco. Lo hizo con el músico rosarino con el premonitorio Enemigos íntimos, cuando cruzó el charco sin más compañía que una libretita y se intentó adaptar al estricto proceso de composición del exmarido de Cecilia Roth. La cosa acabó como el rosario de la aurora, aunque ahí tomó impulso para componer a continuación 19 días y 500 noches. Aquí se emparejó con el anónimo Antonio Oliver, junto a quien firmó temas como De purísima y oro, Como te digo una 'co' de digo la 'o', Cerrado por derribo o A mis cuarenta y diez. Oliver era una suerte de aristócrata arruinado, cultísimo y de mala vida, que falleció al poco de publicarse el disco. Desde entonces, Sabina no ha vuelto a coger una guitarra para componer la letra y la música de las canciones. Este trabajo ha recaído en sus fieles escuderos Antonio García de Diego y Pancho Varona, que han tenido que musicar los poemas que les entregaba el cantautor. Y a veces, cuando Sabina estaba en plena nube negra, tenían incluso que rebuscar en la papelera de su casa para rescatar letras desahuciadas. Con este método de composición salieron a la calle los discos Dímelo en la calle y Alivio de luto, cuando el cantante tenía medio perdida la afición por el género canción y se rodeó de una guardia pretoriana de escritores.
Después llegó Vinagre y Rosas junto a su compinche Benjamín Prado, un poeta rockero junto a un cantautor en verso. En alegre compañía se fueron a Praga a escribir unos temas a los que de nuevo Varona y De Diego tuvieron que insuflar alma de canción. Ahora, gracias a Serrat, Sabina vuelve a componer con una guitarrita y sentadito ante la pantalla del ordenador. A lo mejor hasta se anima y se hace un perfil en Facebook. "No sé si le gustan mis canciones, pero cuando me ve me hace una paella", dijo el exconde crápula sobre El Nano. Ahora cocinan juntos un nuevo disco; y Sabina ha tenido que aparcar su pasión por las viejas Olivetti y pasarse al PC.
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