"Tarantino ya no está de moda entre los nuevos directores"

emilio egea. director del festival internacional de jóvenes realizadores

La cita con el corto arranca de forma oficial esta tarde en el Isabel la Católica en una edición en la que las nuevas tecnologías se posicionan como una de los grandes protagonistas

Emilio Egea firma una nueva edición del Festival.
G. Cappa Granada

20 de octubre 2015 - 05:00

-El Festival cumple 22 ediciones, ¿asistió al primero como público o era demasiado joven por entonces?

-Sí, recuerdo perfectamente la ilusión con la que acudí a ese primer festival como público, las colas que hubo para asistir a las proyecciones.

-¿En qué ha cambiado el cortometraje en estética y en narrativa en estas dos décadas?

-En la democratización tecnológica. A finales de los setenta y en los ochenta, cuando comienza a entrar en ebullición el cortometraje, eran muy pocos los que podían rodar en cine y la mayoría lo hacía con un vídeo muy casero. Claro, había muy pocas producciones que tuvieran una buena factura, y de ahí se pasaba a lo demasiado casero. La entrada de los medios digitales implica que se consigue una buena calidad con cámaras de poco presupuesto, lo que se nota. Se sigue necesitando dinero para hacer una buena producción, aunque también es cierto que se pude filmar algo más que digno con muy poco presupuesto.

-¿En qué se ha notado la gran reducción del presupuesto del festival en las últimas ediciones?

-En estos años de dificultades, donde más se ha notado ha sido en la presencia de los directores, que supone unos costes que no podemos asumir en estos momentos. Antes se invitaba un par de días a todos los participantes, porque los festivales tienen sentido como foro y como encuentro. La digitalización nos ha hecho abaratar costes y nos permite mantener una programación digna, una estructura pequeña pero estable, el mínimo que marcamos cuando menguó el festival y a la espera de volver a crecer.

-¿Con la crisis ha habido un boom de cortos de temática social?

-Echo en falta más comedia. Los últimos años había una cantidad importante, se podían hacer bloques específicos de trabajos en esta línea, pero la tendencia ha cambiado y está un poco más seria.

-¿Se intenta ser más trascendente?

-Sí, es verdad que hay inquietud y la crisis, que se ha cebado en la población más joven, se refleja en los cortos. La comedia puede parecer que es un género más fácil que el drama, hasta que te enfrentas a una y ves lo difícil que es.

-El año pasado, el mejor corto granadino era de una sencillez extrema, un plano contra plano de una conversación entre hilarante y absurda en un bar. ¿El gag sigue siendo el recurso estrella para un cortometraje?

-Es una de las esencias de siempre del cortometraje, pero también están los que buscan una estructura más narrativa y acercarse a la estética de los largometrajes.

-¿Cómo programa los cortometrajes para que el público no acabe desconectando por la variedad de temas y de enfoques?

-Hay que intentar mezclar los dramas largos con comedias, con acción para cambiar el ritmo. Hay que ir subiendo y bajando en la narración de la propia programación.

-Se puede decir que el programa del Festival es una narración en sí mismo...

-La idea es esa y, normalmente, intentamos acabar las sesiones con cortos que tengan un corte optimista, que no salga el público deprimido.

-Sin destripar el programa, ¿alguna película le ha resultado especialmente arriesgada?

-Hay un corto de un director iraquí, Tofigh Amani, que se titula Ants Apartment, tiene un planteamiento muy interesante que gira en torno a un fosa común.

-Durante una época, para la mayoría de los jóvenes cineastas no existía el cine anterior a Tarantino. ¿El director de 'Pulp Fiction' sigue siendo el gran gurú o ha perdido el puesto?

-Siempre hay algún cortometraje que homenajea a Tarantino, incluso hace un par de años tuvimos un largometraje que era directamente un homenaje a Tarantino y Robert Rodríguez. Yo veo cada vez menos, es cierto que hubo una moda, pero Tarantino ya no está tan de moda, ahora hay otros referentes porque hay un interés creciente en las nuevas tecnologías y en meter elementos virtuales al estilo J.J. Abrams. En el mundo del corto no hay ahora mismo un director fetiche como podía suceder antes. Pero también hay espacio para los rodajes de corte clásico, todo está muy diversificado y puedes encontrar referencias a Scorsese o Coppola, pero con un ritmo más acelerado. Los jóvenes realizadores son más nerviosos a la hora de montar los planos. Siempre hay recuerdos al cine europeo y algún loco con referencias a Tarkovski. En cuanto al cine asiático, tenemos una película de Taiwan en la línea de Kurosawa y Ozu, con planos tremendamente pausados, pero muy profundos a nivel emocional. También buscamos ese tipo de contrastes y t tenemos referencias a la comedia española como Pedro Almodóvar.

-Javier Fesser y Jaume Balagueró, dos directores más que consolidados, han mandado sus últimos cortometrajes para competir en Jóvenes Realizadores. ¿Qué impulsa a un cineasta de prestigio a competir con jóvenes que están empezando?

-Es curioso, hace dos años nos llevamos una sorpresa y Terry Gilliam también envió un cortometraje. Pero yo estoy contento sea quien sea el premiado, aunque prefiero que se lleve el premio alguien que tenga menos recorrido y menos medios, al final la apuesta del festival es por la gente que está intentando emerger. Yo no soy miembro del jurado y tampoco hemos forzado para darle un carácter mediático al cortometraje que, por naturaleza, no tiene. Pero no tengo ningún problema si el jurado acaba premiando a Fesser o a Balagueró.

-Parece que hay un interés creciente por los efectos especiales, pero en una película española un coche no se vuelca igual que en EEUU...

-No tenemos tradición en cuanto al cine de acción, no hay una buena formación. Alemania, Reino Unido o incluso Francia están mucho más preparados que nosotros en cuanto al cine de acción. Yo, como docente, veo que la gente llega con muy pocas referencias del cine anterior a los noventa, muy pocas referencias del siglo XX, pero a poco que se las despiertas entran a saco. Los realizadores, al final, acaban interesándose por los clásicos, otra cosa son los espectadores.

-¿Hay mucho cortometraje pretencioso?

-Algo hay, en el cortometraje hay de todo, son los menos pero hay algunos que buscan la postura por encima de la obra, aunque son los menos. Hubo un momento en el que se decía que los cortometrajistas ligaban mucho, pero hasta donde yo sé son los músicos los únicos que tienen algo que hacer...

-¿Por qué no han sucumbido ni en los tiempos más boyantes a la tentación de traer a cineastas mediáticos como enganche para el público?

-Está bien, pero traer gente mediática vale dinero y hay modelos y modelos de festival. El de Jóvenes Realizadores no va a forzar nunca la presencia de directores conocidos, el mundo del cortometraje no es mediático y no hay que imponerle esa condición, porque lo que intentamos es dar visibilidad a la gente que no tiene espacio en las salas comerciales, con lo que no tendría sentido que todas las fotos se las llevase un actor más que reconocido. A veces es difícil acercar la cultura de calidad a los jóvenes, porque lo comercial tiene mucho poder y bombardea continuamente, cuesta encontrar un lugar entre los poderes económicos que mueven productos de consumo rápido y fácil.

-Qué diferencia hay entre un vídeo de Youtube normal y uno que se selecciona para Jóvenes Realizadores.

-Internet es ya una plataforma, antes el cortometrajista tenía pocos espacios para mostrar su obra y ahora hay un gran canal que es internet.

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