Vía libre para el regreso a la ciudad de los manuscritos del poeta Javier Egea
Este año concluye el contrato de cesión que en su día firmó la heredera, Helena Capetillo, con la Fundación Rafael Alberti, que está radicada en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María .
Otra de legados, en este caso el del poeta granadino Javier Egea (1952 - 1999), uno de los padres de La Otra Sentimentalidad y uno de los escritores fundamentales del pasado siglo pese a la capa de olvido que su obra acumuló durante años. En 2016 concluye el contrato de cesión del legado literario del poeta que la heredera, Helena Capetillo, firmó en 2006 con la Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María, que desde entonces custodia sus manuscritos y 1.218 libros de todos los géneros literarios, en muchos casos con anotaciones personales del autor de Paseo de los tristes. Esta cesión se prorrogará automáticamente cada año, aunque Capetillo incluyó en su día una cláusula en la que a partir de 2016 puede en cualquier momento trasladar el legado. En este punto entra la posibilidad de que todo este material pueda poner rumbo a Granada, una vez que la editorial Bartleby, que está editando las obras completas de Javier Egea, concluya su trabajo en los próximos meses con la edición de la segunda parte de su obra en prosa.
Esta es la intención de la empresa Open Cultura, que desde 2013 gestiona los derechos de autor de Javier Egea y que ha puesto en marcha una página web y un ambicioso proyecto junto a Esdrújula Ediciones para publicar en e-Book la obra de un autor de versos vertiginosos que sigue siendo objeto de numerosas tesis doctorales, en algunos casos de estudiosos de EEUU o Italia.
Todavía no hay ninguna negociación abierta, aunque desde Open Cultura subrayan su intención de que Granada pueda acoger este legado para que los investigadores de su obra no tengan que desplazarse a Cádiz para sumergirse en sus manuscritos de letra intrincada y versos fieros. Una posibilidad será la Biblioteca de Andalucía, que ya cuenta con el legado de granadinos indispensables como Rafael Guillén, que donó todo el material acumulado a lo largo de su vida y que ha sido concienzudamente digitalizado por los técnicos de la institución que depende de la Junta de Andalucía.
En su momento hubo distintas instituciones interesadas en acoger este legado, aunque finalmente Capetillo optó por Cádiz porque se trasladó a vivir allí y por la buena sintonía con María Asunción Mateo, viuda de Alberti y presidenta de la Fundación del autor de Marinero en tierra. En 1977, un joven Javier Egea conoció a Alberti en un festival en La Puebla de Cazalla (Sevilla), un recuerdo que le acompañó durante años hasta que volvieron a encontrarse en Granada años después, comenzando entonces una amistad que duró el resto de sus vidas y que tuvo momento álgidos como una lectura de versos conjunta en La Tertulia.
Egea publicó pocos libros de poesía, pero dejó títulos fundamentales como Serena luz del viento (1974), A boca de parir (1976), Troppo Mare (1980) , Paseo de los tristes (1982) o Raro de Luna (1990).
Gran admirador de Rafael Alberti, también publicó, junto a Luis García Montero, en 1982, el librito Manifiesto albertista, que ambos leyeron en presencia del poeta gaditano en el local La Tertulia, en 1982. Al morir, dejó incompleto un libro que, al parecer, iba a titularse Sonetos del diente de oro, los cuales fueron publicados en 2006 por la editorial I&CILE y que además dan nombre a una asociación cultural de Granada.
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