"Vivimos en un mundo dominado por el infantilismo de Peter Pan"

Juan Carlos Rodríguez, catedrático de Literatura Española

El intelectual presenta 'De qué hablamos cuando hablamos de marxismo', un ensayo en el que afirma que, a diferencia del capitalismo, las tesis de Marx suponen la libertad sin explotación

"Vivimos en un mundo dominado por el infantilismo de Peter Pan"
"Vivimos en un mundo dominado por el infantilismo de Peter Pan"
G. Cappa

10 de noviembre 2013 - 05:00

-La primera pregunta es obvia y sólo hay que utilizar el nombre del libro: ¿De qué hablamos cuando hablamos de marxismo?

-Está claro que el título lo he tomado de un libro de relatos del magnífico narrador norteamericano Raymond Carver que escribió De qué hablamos cuando hablamos de amor. Puesto que no se sabe muy bien de lo que hablamos cuando hablamos de amor, yo utilicé ese título ya para un libro anterior, De qué hablamos cuando hablamos de literatura, donde ocurre lo mismo: nadie sabe muy bien lo que sea la literatura. Sólo un quizás o un es posible que… Como la cuestión resultaba aún más problemática al hablar de marxismo, he vuelto a retomar el mismo título. Creo que de nuestra propia subjetividad. Desde el prólogo yo defino así el argumento de la obra: el capitalismo supone la libertad para explotar o para ser explotado. Si tú le quitas al capitalismo la libertad de explotar las vidas, el capitalismo no puede existir. El marxismo supone, por el contrario, la libertad sin explotación. Ahora bien, si esto fuera tan fácil ¿por qué el capitalismo lleva 500 años dominándonos y el marxismo parece evaporado o sólo produce un rechazo visceral? La respuesta inmediata es muy sencilla: el capitalismo nos domina, configura nuestra subjetividad y nuestras formas de vida, porque todos nacemos capitalistas. En cambio los intentos de sociedades supuestamente marxistas no han sido más que un reflejo del capitalismo, una inversión no menos terrible. El estalinismo sobre todo. Pero de eso hablaremos después.

-¿En qué consiste, pues, su libro?

-Sencillamente trato de señalar algo así: "esto fue lo que dijo Marx". Si uno busca en el Diccionario de la Academia la palabra marxismo se encuentra con que el marxismo sería una doctrina -¿qué es eso?- consistente en interpretar el idealismo dialéctico de Hegel como materialismo dialéctico. Le aseguro que no tengo la menor idea de lo que pueda ser ese materialismo dialéctico. Pero lo malo es que el Diccionario calca aquí uno de los grandes "inventos" de Stalin, el Dia-Mat o filosofía del materialismo dialéctico con la que Stalin lo justificaba y lo explicaba todo. Pero es que si buscas comunismo, el Diccionario te vuelve a repetir que es una "doctrina" formulada por Marx y Engels, pero ¡mucho ojo!: "desarrollada y realizada por Lenin". Ahora bien, está claro que Lenin se pasó 5 años dirigiendo una revolución socialista sin saber muy bien qué podía ser el socialismo y mucho menos el comunismo, como tampoco lo sabían Marx o Engels. Si el comunismo no ha existido nunca, digamos: la desaparición de las clases y del Estado, ¿cómo pudo haberlo realizado Lenin? Esta definición del diccionario es otro dislate también calcado de los esquemas de Stalin y de la Guerra Fría. En cambio si buscas capitalismo en el diccionario no encuentras ya ninguna "doctrina", sino simplemente un "Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza". Lo que lógicamente el diccionario no dice es cómo se extrae el capital y de dónde sale esa riqueza, o sea, no dice que todo eso nace de la explotación de los trabajadores. De modo que vivimos un mundo dominado por el infantilismo de Peter Pan, como si nos negáramos a crecer y a comprender nuestro mundo. En el libro comparo a Peter Pan con Alicia que sí intentaba comprender "su mundo". Ha habido y hay millones de hombres y mujeres a los que les pasa lo mismo, que se sienten explotados diariamente y que por eso han buscado soluciones a través del marxismo o del socialismo mientras que sus dirigentes políticos sólo luchaban entre ellos para conseguir más poder personal. En el libro se habla de literatura, de teoría y de realidad histórica, pero creo que sobre todo es una interrogación continua.

-¿En qué es vigente y qué ha caducado del 'Manifiesto Comunista'?

-A leer el Manifiesto dedico un capítulo básico del libro. Obviamente no es un texto profético ni nada de eso, pero no lo puedo resumir aquí. Me remito a mi lectura que además incluye un debate.

-En España, dentro de la izquierda, ¿quiénes han sido los grandes traidores al pensamiento marxista?

-Entre los dirigentes políticos muchos, como ya he apuntado. Claro que ser traidores -una palabra muy fuerte por otra parte- a algo en lo que no se cree o a algo que no se siente de veras, eso no supone realmente ninguna traición. Y por supuesto el inconsciente ideológico sí que traiciona mucho. Marx ya se lo advirtió a su yerno Paul Lafargue: si lo que Lafargue y sus compañeros iban presentando por ahí como marxismo -por ejemplo en España, donde Lafargue anduvo con cierta frecuencia- si eso era así, entonces, añadía Marx, yo no soy marxista. Le pongo otro ejemplo clásico: Kautsky editó el manuscrito de la Introducción de 1857 que Marx no publicó nunca. Pero uno se lee la edición de Kautsky y el original de Marx y se queda desconcertado: son dos textos distintos. El inconsciente ideológico de Kautsky no podía comprender a Marx y lo tergiversaba totalmente, luego Kautsky votó a favor de la I Guerra Mundial. En realidad, puesto que el marxismo supone un pensamiento distinto, no sólo un pensamiento contra la explotación sino un "pensar desde la explotación", entonces resulta casi imposible pensar desde el marxismo. En el libro lo comparo con el Finnegans Wake de Joyce. No hay manera de traducirlo porque Joyce se inventó una lengua nueva. En nuestro caso, sin embargo, las cosas podrían ser mejores: Marx en efecto se inventó un lenguaje otro, que choca de inmediato con nuestro horizonte mental, pero que no obstante resulta clave para nuestro horizonte vital. De modo que sí se puede traducir, solo que sin banalizarlo o tergiversarlo.

-En sentido inverso, en los últimos 20 años, ¿quiénes han defendido con coherencia intelectual y personal el marxismo?

-Pues esos miles de hombres y mujeres que llevan años luchando contra su explotación cotidiana aumentada ahora al máximo con los juegos de la Banca y la Bolsa. Ya señaló Marx que el capitalismo con la banca al frente era la peor situación en que uno podría encontrarse. Ha habido momentos en que la banca estaba más controlada política y socialmente, ahora tiene las manos libres y está desbocada. Ahora la economía y el capitalismo financiero han sustituido casi por completo a la política, que no es más que su gerente, y ya se ve lo que ocurre cada día.

-Cuando alguien se atreve a definirse en público como marxista enseguida le recuerdan los miles de muertos del régimen stalinista o la dictadura de Cuba. ¿Qué les contesta usted?

-Pues que miren el diccionario de la Academia y lo contrasten con lo que dijo Marx. Pero sí: el Gulag y la Siberia de Stalin es lo primero que te restriegan por los morros como si fueras un amante de la KGB o de la CIA. No se trata de decir "y tú más", porque yo jamás creí en el estalinismo y porque sí trabajé con Althusser fue porque era el mayor antiestalinista que entonces existía, pero sí me resulta curioso que se hable continuamente del Holocausto nazi y nadie piense que el nazismo era una forma de capitalismo como otra cualquiera. O que no se diga que el fascismo italiano y el franquismo no eran de hecho más que una forma de capitalismo. O que no se recuerden los millones de muertos que han causado los capitalismos liberales en América Latina, en África o en Asia. Sin contar con el daño físico y psíquico que el capitalismo provoca diariamente en la vida cotidiana. De eso nunca se habla. Claro que repito que el libro es mucho más complejo y que aquí lo hemos esquematizado a la fuerza. Quedan miles de cosas por analizar, por ejemplo la necesaria reinvención o renovación de la democracia, pero no hemos podido hacerlo.

-Casi 30 años después, ¿de qué hablamos cuando hablamos de la otra sentimentalidad? ¿En qué ha quedado a través de las biografías de sus protagonistas?

-Usted lo ha dicho: de todo aquello han pasado casi 30 años. Todo lo que tenía que decir al respecto está en mi libro Dichos y escritos. Sobre La otra sentimentalidad y otros textos fechados de poética, que apareció en la editorial Hiperión en 1999. Retrospectivamente lo que sorprende es la tremenda incidencia que aquella historia ha tenido en el ámbito cultural español y no menos sorprende que todavía haya gente que siga escribiendo folletines/ basura, como los programas basura de TV en torno a la otra sentimentalidad y el suicidio de Javier Egea; posiblemente para ganar fama y dinero, como en Sálvame Deluxe. Y a la vez por tener fijaciones obsesivas.

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