Vuelve el mestizaje con el Bull Festival
Coniertos
La primera jornada del festival más ecléctico reunió en el Cortijo Conde a más de 4.000 personas para escuchar a algunos de los clásicos de la música fusión
El escenario del Cortijo Conde no descansa ningún fin de semana. Tras el perreo de Granada Urbana, hasta el recinto de conciertos con más actividad de los últimos años en la ciudad –al menos en lo que se refiere a carteles con muchos grupos, mucha caña y público multitudinario– llegó el turno de la fusión y el mestizaje. O lo que es lo mismo, la primera jornada del Bull Music Festival, que regresa a primera línea de las citas nacionales después del descanso forzado por la pandemia. Y vuelve por partida doble: ayer sábado 16 y el próximo día 23.
El primer asalto daba comienzo a las 16:30 horas con la apertura de puertas, aunque en el escenario la fiesta no arrancó hasta las 17:00 horas con la aparición de MR. Kilombo, o lo que es lo mismo Miki Ramírez. El madrileño puso a bailar a los más tempraneros. Y fueron muchos, por cierto, porque a primera hora el aforo estaba prácticamente al 50%, aunque superó las 4.000 personas. El que fuera escudero de Macaco demostró que los muchos años de tablas en los escenarios le han enseñado a tocar los resortes necesarios para caldear el ambiente.
A las 18:00 horas se despedía para dejar paso a Antílopez, que aparecieron en escena a las 18:30. Se notaba que había muchas ganas de pasarlo bien, porque la música de megafonía no eran óbice para que continuaran los bailes a la vez que empezaba el trasiego a las barras y los selfies de grupo, en parejas o en solitario.
Para muchos el primer sábado del Bull era también el estreno en los conciertos granadinos. Por ejemplo, para Ismael Gutiérrez y Cristina Rodríguez, los dos estudiantes de Arqueología de 22 años recién llegados desde la Rioja era la primera incursión panorama festivalero local. Otras estudiantes, como Clara García, que acudió junto a su compañera del grado de Traducción e Interpretación Lucía Vinacua, ya conocían el recinto por el Granada Sound.
Pero no todo eran grupos de veinteañeros, también había parejas que aprovechaban el Festival para pasar el fin de semana en Granada. Ese era el caso de Emily Rodríguez (de 29 años) y un accidentado con muletas incluidas Borja Suárez (37), que habían alquilado una furgoneta para viajar desde Málaga a Granada acompañados de otros de otros amigos. O Paloma García, una sanitaria de 49 años que había acudido desde Algeciras para vivir un fin de semana de música y convivencia en una casa rural junto a un grupo de amigos. “Creo que después de la pandemia hay mucho deseo de compartir experiencias y juntarnos con la gente”, comentaba antes de perderse entre el gentío.
A las 18:30, Antílopez acentuó esas ganas de los asistentes de divertirse y compartir. El dúo de artistas onubenses volvió a subirse al escenario en el que ya actuó en 2019 en la última edición de la cita.
A las 20:00 horas llegó el turno del primer y único granadino de la noche: Maka. Francisco Javier Rodríguez pasó de ser un rapero semidesconocido a ser uno de los nombres destacables de la película Esperanza se escribe con H, dedicado a diversos raperos recluidos en distintas cárceles estatales.
Tras su fusión de hip hop con flamenco, trap, reggaetón o salsa, tocó el turno del reggae dance-hall de Green Valley. Les siguió el Kanka. El compositor, músico y cantautor malagueño era uno de los más esperados, junto al dúo de electrorock y fusión flamenca Fuel Fandango. Y el encargo de cerrar la madrugada del domingo por todo lo alto recayó en uno de los grandes del clásicos del mestizaje en este país, el Canijo de Jerez.
Muy alto quedó el nivel para el segundo asalto, que llegará el próximo sábado con Kase.0, Jazz Magnetism, SFDK, Ayax y Prok, la Mala Rodríguez, FernandoCosta, Recycled J y Tridabe.
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