La Abadía del Sacromonte celebra este sábado el IV centenario de la muerte de su fundador, Pedro de Castro

El Coro de Cámara de Granada y el Coro de la Universidad Pablo Olavide participan en el acto que se desarrollará en monumento

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Antonio Fernández Siles, Abad de la Abadía del Sacromonte; Pedro Pérez, Presidente Asociación Antiguos Alumnos; Juan González Blasco y Antonio Hita, miembros de la Asociación, y Carlos Pérez, creador de los textos de las narraciones.
Antonio Fernández Siles, Abad de la Abadía del Sacromonte; Pedro Pérez, Presidente Asociación Antiguos Alumnos; Juan González Blasco y Antonio Hita, miembros de la Asociación, y Carlos Pérez, creador de los textos de las narraciones. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport
Jorge Rodríguez Morata

28 de noviembre 2024 - 13:45

Granada/Este sábado 30 de noviembre se conmemorará en uno de los espacios más emblemáticos y bellos de nuestra ciudad, que ya es decir, el IV Centenario de la muerte del Pedro de Castro, Don Pedro. Enterrado en la propia cripta de la iglesia, fundó la Abadía del Sacromonte que durante siglos y hasta 1976 ha albergado colegiales y formado a tantas generaciones. La Abadía es todo un complejo en el que se han hecho grandes reformas y no deja de recibir visitantes, por lo que en pleno fragor por la futura candidatura a ciudad europea de la cultura en 2031, es todo un referente en la cultura. El acto, organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Abadía, que preside Pedro Pérez, consistirá en la narración de unos textos creados por Carlos Pérez, en los que se da vida al propio Don Pedro y al cronista e historiador Henríquez de Jorquera. Ambos serán interpretados respectivamente por las voces de Víctor Burgos Salinas y Gaspar Hernández Mesa. Estas amenas narraciones se irán intercalando con obras musicales interpretadas con instrumentos de época como corneta, sacabuche, cítola, además del órgano y la percusión. También intervendrán el Coro de Cámara de Granada y el Coro de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, en el evento que arrancará a las 12:00 y con el que se va terminando todo un año dedicado a la memoria de este insigne personaje, al que tanto le debe Granada y la historia.

A propósito de ello, conversamos con uno de los miembros de la asociación de antiguos alumnos, Antonio Hita López. “Todos los años, en torno a la Festividad de la Inmaculada, se celebra una asamblea de antiguos alumnos y una comida de hermandad. Este año hemos querido organizar, además un concierto homenaje a Don Pedro de Castro. Durante este año 2024, la Abadía ha realizado diferentes actividades. Este concierto será el colofón a un año repleto de actos conmemorativos”.

En este encuentro con el presidente de la Asociación de antiguos alumnos de la Abadía, Pedro Pérez, y algunos miembros como Juan González Blasco y Carlos Pérez, asiste también el abad, Antonio Fernández Siles, que tomó posesión el 15 de mayo de 2023.

Año de celebraciones

Un año frenético para una entidad que normalmente no se encuentra tan activa. “La asociación en sí tiene poca actividad. Hay que tener en cuenta que el colegio cerró sus puertas en 1976 y desde entonces no ha habido nuevas promociones de alumnos. Vamos quedando pocos, pero queremos mantener esa relación con, al menos, la reunión de final de año. También uno de nuestros compañeros, Juan González Blasco, está escribiendo un libro sobre Don Ramón Pérez Rodríguez, alpujarreño y Canónigo del Sacromonte. Por otro lado, colaboramos en lo que podemos con la Abadía y con la Cofradía del Cristo de los Gitanos, que fue fundada precisamente por antiguos alumnos del Sacromonte”.

"En realidad Don Pedro murió en 1623, pero en 1624 se trasladaron los restos a la Abadía. Murió en Sevilla siendo arzobispo de aquella archidiócesis, pero quiso que sus restos de trasladaran a la Abadía, en donde está enterrado junto con sus padres y un hermano. Después de este año vamos a seguir colaborando con la Abadía y con la Cofradía, mantendremos nuestra asociación, y para la celebración de la asamblea del año próximo habrá que buscar alguna nueva propuesta cultural", agrega sobre la actividad de una asociación a la que todavía siguen vinculados por muchos recuerdos. “La mayoría de nosotros éramos alumnos internos, aunque había también externos que subían y bajaban diariamente en un autobús que tenía el colegio. Hay que tener en cuenta que era nuestra vida diaria dentro de aquel enorme edificio. Siendo niños, estás apartado de tu familia, si enfermas no está tu madre para abrazarte, tienes tus compañeros del colegio que son los que te arropan en esosmomentos. Son tus amigos en los ratos de ocio, tus confidentes en los momentos de soledad (la adolescencia en un internado es complicada). Todo esto te crea unos vínculos que te acompañan el resto de tu vida y que todos recordamos con cariño. Eso junto con el sentido de haber vivido y estudiado en esta institución secular, en la que se educaba con una libertad que no se tenía en ningún otro internado de Granada, te crea un sentimiento que nos une, y al que nosotros llamamos espíritu sacromontano”.

Uunas vivivencias, que además están llenas de anécdotas. “Por citar una sola -porque hay miles, éramos niños, jóvenes, traviesos…-, ya éramos de los mayores, estábamos en el año 1972, en el mes de junio, y en plenos exámenes finales. Nuestro horario de salida a Granada era solo sábado y domingo y teníamos que estar de vuelta en el colegio a las diez de la noche. Vino, entre semana, Mari Trini a dar un concierto en el Paseo de los Tristes. Un grupo de nosotros pidió permiso para ir al concierto, y lógicamente nos lo denegaron. Pocos días antes habíamos hecho una representación de una obra en el teatro del colegio y aún estaba montado el decorado. Detrás del decorado había una ventana a la que faltaba un barrote, y por allí nos escapamos a ver a Mari Trini. Volvimos sigilosamente y nos volvimos a meter por el barrote roto con la mala fortuna de que uno de nosotros a quien le había costado más de la cuenta pasar por el hueco de la ventana, fatigado, se apoyó en una pared de ladrillo que vislumbró en la oscuridad. La pared era de papel, era el decorado del teatro y cayó formando un estrepito terrible que hizo acudir a los educadores… El final podéis imaginarlo".

Antonio Hita tiene ahora solo palabras de gratitud a la Abadía. "Quiero dar las gracias al Abad Don Antonio Fernández Siles por darnos todas las facilidades para seguir sintiéndonos en la Abadía como en nuestra casa, y muy especialmente a Don Juan Sánchez Ocaña, que fue nuestro profesor de latín y religión, y que en su etapa de Abad nos volvió a abrir la puerta de la Abadía a la asociación de antiguos alumnos”.

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