Cuando el acento recae en la cara invisible de la Generación del 27
letras | Actos del Nonagésimo Aniversario de la generación del 27
La investigadora Pepa Merlo recupera del olvido los nombres de aquellas autoras que compartieron editoriales y tertulias con Lorca, Cernuda o Alberti
Granada/Aunque la Generación del 27 contó también con una interesante nómina de autoras, las integrantes de este selecto grupo han pasado a la historia sin rostro. Incluso, en su momento, algunas no lograron tener ni firma propia parapetadas tras un seudónimo masculino. Así ha sido, y en buena parte aún sigue siendo, hasta este año: la apuesta de las instituciones y de un reducido grupo de investigadores como Pepa Merlo está permitiendo sacar a la luz la cara femenina de esta generación, que este año celebra el 90 aniversario de su nacimiento.
María Zambrano, María Teresa León o Josefina de la Torre; estos nombres pueden sonar, pero no tanto como Lorca, Alberti o Cernuda. El papel de la mujer en la literatura ha estado muy presente en el último siglo pero la preferencia de un género sobre otro las dejó a ellas en segundo plano.
Y este ninguneo no sólo ocurre con escritoras porque la generación, además de con poetas, narradoras o ensayistas, contó con escultoras, cineastas y pintoras cuya vida y obra ha permanecido en el olvido durante muchos años. El rescate de estas mujeres imprescindibles y sus logros acerca a la sociedad española a la modernidad truncada por la brecha de la Guerra Civil española.
Así, junto a los grandes nombres del 27, Merlo señala que "convivían publicando sus versos en las mismas imprentas, acudiendo a las mismas tertulias literarias, en definitiva, viviendo una normalización, nombres como Pilar de Valderrama, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Rosa Chacel, Elisabeth Mulder, Maruja Mallo, Carmen Conde, Margarita Ferreras o Lucía Sánchez Saornil". Y en paralelo a la lista poética, destacan también políticas, narradoras o pintoras como Margarita Nelken, María de Madariaga, Ana María Martínez Sagi, Concha Zardoya, Elena Fortún, Rosa Chacel, Milagros Arce, Concha Espina, Federica Montseny, Sarah Lorenzana, María Teresa León, Victorina Durán, Ángeles Santos, Remedios Varo, Dolores Catarineu, Casilda de Antón del Olmet, Cristina de Arteaga, María Teresa Roca de Togores, Gloria de la Prada, María Luisa Muñoz de Buendía, María Cegarra, Josefina Romo Arregui, Josefina Bolinaga…
La investigadora recordó a estas y otras autoras en la conferencia que pronunció el día 23 en el Centro Artístico en uno de los muchos actos que se suceden por la geografía andaluza para ensalzar este talento silenciado y que culminará en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, este mes de diciembre con un ciclo promovido por la Oficina de la Junta de Andalucía en la capital y que lleva por título Mujeres, cara invisible del 27.
Buena conocedora del tema -ya publicó en 2010 Peces en la tierra, una exitosa antología que recupera los versos de 20 mujeres próximas a la Generación del 27-, para la escritora granadina no se trata sólo de una cuestión de calidad poética porque poetas menores o poetas de segunda fila sí son estudiados o leídos mientras que los nombres de esas autoras son prácticamente desconocidos para el gran público e incluso para un lector de poesía acostumbrado. La dictadura, desde el primer momento, se propuso, en palabras de Franco, "reconquistar el hogar para la mujer". "Seis palabras de consecuencias terribles. Ahora el laboratorio, las aulas y la biblioteca de la Residencia de Señoritas se cambiarían por la aguja y la crianza de los hijos", subraya.
Eso explicaría que su obra fuese silenciada durante esas décadas, pero ¿qué ocurrió después? ¿Por qué esa tardanza desde la transición hasta ahora? La investigadora achaca esa demora a la tendencia de los filólogos a la repetición y en buena medida a la comodidad.
Más desconocida es aún si cabe su producción durante el exilio, pues el viaje, que para aquellas mujeres había sido "un símbolo de libertad, de ruptura con una sociedad que las ignoraba", se convertía "en una huida forzosa, en un castigo doloroso". Y Merlo, para ilustrar las consecuencias, cita dos casos contrapuestos: el de Lucía Sánchez Saornil, que "después de haber fundado el movimiento libertario feminista Mujeres Libres, de haber luchado activamente en la guerra, regresó a España en 1940, tras intentar sin éxito vivir en Francia, para dedicarse a confeccionar redecillas para el pelo, retocar fotografías, pintar pañuelos o abanicos, hacer copias de cuadros por encargo y nunca, nunca más publicar sus versos". Y el de Elisabeth Mulder, una autora que "en narrativa puede estar a la altura de Cortázar" y que "sí publicó seis poemarios, doce novelas, seis libros de relatos y dos obras de teatro. Fue colaboradora en las revistasÍnsula y Vértice y gracias a sus traducciones se da a conocer en España la poesía de Charles Baudelaire, la poesía de Shelley, de Pushkin o las novelas de Pearl S. Buck".
Sin embargo, en el caso de Mulder, como en el resto, es escasa la relevancia que ha tenido su producción y su trayectoria a pesar del interés de su existencia. "Vidas novelescas que no tuvieron ni siquiera un final trágico, sino simplemente un triste final: el olvido", sentencia Merlo.
El CAL revisa la figura y la vigencia de Francisco Ayala
La Consejería de Cultura rinde homenaje a la Generación del 27 en el nonagésimo aniversario de su creación con un amplio programa de actividades que arrancó el día 13 de noviembre en Córdoba y que se extenderá a todas las provincias hasta el próximo 16 de diciembre, Día de la Lectura en Andalucía. En Granada se debatió ayer sobre la creatividad y vigencia de Francisco Ayala. La pasada tarde participaron en la mesa redonda La narrativa del 27, su viuda, Carolyn Richmond, Miguel Ángel Arcas, Eva Díaz Pérez y Alejandro V. García. A continuación, se inauguró en la Biblioteca de Andalucía la exposición Francisco Ayala. De mis pasos en la tierra.
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