Álvaro Salvador: “La concepción de la poesía y del mundo están en mí intactas”

El poeta Álvaro Salvador presenta el próximo lunes su libro La guarida inútil. Poesía reunida (1970-2024)

Álvaro Salvador, nuevo académico de la Real academia Hispanoamericana de Cádiz

El poeta Álvaro Salvador
El poeta Álvaro Salvador / G. H.

Granada/El próximo lunes, día 24, se presenta en el Ateneo de Granada el libro de Álvaro Salvador La Guarida inútil. Poesía reunida (1970- 2024). Acompañarán al autor Francisco Díaz de Castro, Ignacio Garmendia y Gracia Morales. Con un final de fiesta a cargo de Juan Pinilla. En este libro está la esencia de Álvaro Salvador, lo mejor que él cree que ha escrito en los últimos 50 años.

Pregunta.-¿Qué se siente ante un libro de estas características en el que está reunida casi toda su obra escrita durante cincuenta años?

-La verdad es que es una sensación extraña. Yo estuve muy ilusionado mientras Gracia Morales iba elaborando el libro y de vez en cuando me preguntaba alguna duda o solicitaba mi opinión, pero el día en que lo tuve en las manos por primera vez mi reacción fue un poco rara. No fue exactamente de alegría, sino de satisfacción por el trabajo realizado, no sé, por haber llegado hasta aquí y poder decir: “¡Ahí está! En eso he estado trabajando durante cincuenta años”.

P.-¿Qué criterio ha seguido para hacer la selección?

-La selección la ha hecho, como digo, Gracia Morales, aunque con mi asesoramiento. En relación a los primeros libros, que son libros de juventud, inmaduros y muy titubeantes, sin embargo, hay poemas que no están mal y han prevalecido por encima del tiempo. Esos poemas se han incluido y otros que la editora consideró que se relacionaban por tema, tono o estilo con los libros posteriores. En cuanto al resto, los libros se han incluido prácticamente como estaban en las ediciones anteriores, corrigiendo errores y erratas. La inclusión de un inédito ha respondido a necesidades editoriales, porque el libro tiene un atractivo añadido y además puede presentarse a los premios de la crítica, los nacionales, etc.

P.-Ya sé que esta pregunta es difícil, pero dentro de esta reunión de su poesía ¿qué libro destacaría?

- Siempre se suele contestar que el libro que más gusta es el último y efectivamente me siento muy satisfecho del libro inédito que se incluye, Agua Parra, sobre todo del poema que lleva ese mismo título. Pero yo pienso, y así lo he declarado en distintas ocasiones, que mi mejor libro, el más logrado y, en cierto modo, el más significativo es Ahora, todavía, con el que paradójicamente no gané ningún premio. Es un libro que está escrito en medio de una crisis vital y literaria, por lo que la tensión y la sinceridad poéticas le dan mucha fuerza.

"Un poema puede escribirse en cualquier sitio, en un autobús, en el aeropuerto, en la consulta del médico

P.- Es un libro de transición entre la etapa de la otra sentimentalidad y la siguiente, ¿no? A propósito, que ha quedado en su poesía de aquella etapa, de aquel modo de entender la poesía.

-Creo que los conceptos fundamentales, tanto de concepción de la poesía como concepción del mundo, se han conservado casi intactos. Lo que ha cambiado desde entonces, tanto en mi poesía como en la de los demás compañeros ha sido simplemente que hemos buscado nuestras propias voces, persiguiendo una individualidad que en aquel momento no nos interesaba tanto.

P.-Uno de los personajes con los que usted se ha identificado en sus últimos libros, es con la figura del “outsider”, de quien está en una posición delicada dentro del juego. ¿Qué es lo que ve en esa figura?

-Básicamente, la posición del outsider es la de aquel que no está dentro de los hechos, de las cosas, de los acontecimientos o del juego. Esa posición tiene una parte negativa: no se está en primera línea, no se tiene visibilidad, pero también tiene una parte positiva: se puede trabajar mejor entre bambalinas, sin que nadie advierta nuestra presencia, sin que nadie nos moleste. Yo creo que el poeta es un outsider y a mí siempre me ha gustado trabajar así en todo lo que he hecho, entre bambalinas, silenciosamente, sin que se note.

P.-¿Qué poetas clásicos y contemporáneos diría usted que le han influido más, han dejado más huella en estos poemas?

-Bueno, son muchos poetas de los que he aprendido y admiro, pero por citar a algunos en primer lugar estaría Lorca, que es un continuo ejemplo como poeta y cómo persona. También Rubén Darío con quien aprendí a saborear, a apreciar la poesía y luego lo he estudiado mucho gracias a mi profesión. Y de los más contemporáneos, creo que con los que más me he identificado y me han enseñado han sido Ángel González y Jaime Gil de Biedma, y también el chileno Nicanor Parra.

P.-Esta obra reúne solamente su poesía, pero usted ha escrito varias obras de teatro, dos novelas, dos libros de aforismos, hasta treinta libros de ensayo académico… ¿Cómo ha podido compaginar el trabajo como profesor universitario con la creación literaria?

-En general, se compagina mal. No obstante, la poesía es el trabajo de escritura que se puede compaginar mejor, porque un poema puede escribirse en cualquier sitio, en un autobús, en el aeropuerto, en la consulta del médico… Cualquier rato muerto te puede servir para trabajar un poema. Los otros géneros hay que trabajarlos a destajo, horas sentado ante el ordenador o la máquina de escribir en otros tiempos. He escrito alguna novela disfrutando algún sabático o cuatrimestre sin clases, pero el teatro tuve que dejarlo porque me di cuenta de que si quería hacer algo valioso tenía que ser con dedicación exclusiva. Los libros académicos han fluido de un modo natural de las clases, de la investigación. Es más fácil una vez que se les descubre el truco.

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