La Rayuela
Lola Quero
Tierra de espías
Pregunta.-¿Cuál es su opinión sobre esta efeméride?
-La celebración del IV Centenario de don Pedro de Castro es la oportunidad de poner en valor la personalidad de un gran hombre que ha dejado una profunda huella en la historia. Se trata de un humanista; gran benefactor, destacado jurista, mecenas, obispo profundamente entregado a su ministerio… Para cuantos conformamos la Abadía del Sacromonte supone además la oportunidad de poder expresar nuestra gratitud. La Abadía podemos decir que es el gran proyecto de don Pedro, un legado inmenso a nivel cultural, patrimonial, académico y espiritual, que no sólo es de la Iglesia de Granada, sino, también, de nuestra ciudad. Es ocasión singular para que granadinos y visitantes se interesen por esta institución cuatro veces centenaria.
P.-¿En qué momento está la Abadía?
-Lamentablemente, con el paso del tiempo, la Abadía ha sufrido muchas crisis y ha llegado a verse gravemente amenazada incluso en su supervivencia; difíciles momentos históricos, el terrible incendio del año 2000 en el Colegio Nuevo tras su restauración, el olvido de las instituciones… Afortunadamente, actualmente la Abadía del Sacromonte está en fase de recuperación. La Diócesis de Granada ha realizado un gran esfuerzo, para eso creó la Fundación Abadía del Sacromonte que junto con el Cabildo y ayudas privadas y de las diferentes administraciones se ha conseguido poder presentar de nuevo la singularidad de una institución tan granadina.
P.-¿Cómo es la vida del abad de todo un emblema histórico como la Abadía del Sacromonte?
-Esta pregunta me hace sonreír. A veces, se piensa que vivo con mucha calma en un lugar apartado y recogido. Claro que disfruto de estas características del lugar así como de la belleza del enclave y de la riqueza histórica que contiene y a la que nos debemos para proteger, transmitir y que permanezca viva, pero la Abadía ha sido desde su origen una Abadía secular, los sacerdotes que formamos el Cabildo somos sacerdotes diocesanos y, por lo tanto, tenemos las tareas y la forma de vida propias de esta vocación. No puedo ocultar las numerosas tareas que realizo, la Abadía es también parroquia y tengo el nombramiento de párroco, soy capellán de Casa Madre de las Escuelas del Ave María, fundadas por el padre Manjón que también fue canónigo del Sacromonte, tengo asignadas tareas de responsabilidad en el Arzobispado en relación con el Patrimonio Cultural… En definitiva, me siento afortunado por la misión tan bella que tengo encomendada pero siento que me falta tiempo para poder hacer las cosas mejor y poder dedicar más tiempo a los feligreses, amigos y familia.
P.-¿Cuál es su opinión sobre la labor de la Asociación de Antiguos Alumnos?
-Sólo puedo tener palabras de gratitud por el apoyo y ayuda que la Asociación de Antiguos Alumnos ha tenido siempre a esta institución, la aman profundamente, entre estos viejos muros residieron muchos de ellos y sus vidas han quedado marcadas por la educación que aquí recibieron y por las vivencias de su infancia y juventud en esta casa.
P.-¿Qué vislumbra en el futuro de la Abadía?
-En este sentido tenemos que ser optimistas, no nos falta ilusión. La Abadía tiene que seguir siendo lugar de espiritualidad y evangelización. Su origen está en el descubrimiento que las reliquias de los primeros evangelizadores de nuestra tierra y, por lo tanto, es un lugar singular para la Iglesia de Granada. Nos sabemos, también, con una vocación cultural. Igual algún día vuelve haber algún tipo de docencia en la Abadía. Quisiera transmitir el entusiasmo de nuestro arzobispo y del Cabildo del Sacromonte para que la Abadía en el futuro no deje que cumplir la misión para la que fue concebida. Nos sentimos, también, con el reto de hacer que la Abadía sea sentida más cercana por los granadinos y se puedan sentir orgullosos de ella.
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