La arquitectura del desierto
De la ciudad mediterránea a las viviendas de los grandes maestros norteamericanos del XX, las soluciones son tantas como complejo es construir en esas condiciones



Las altas temperaturas de este verano especialmente tórrido han provocado que todos aquellos que no gozan de una vivienda o de un entorno laboral adecuadamente acondicionado lamenten su triste suerte. Pero, ¿qué ocurre en esos lugares del planeta en los que sus habitantes tienen que soportar este calor extremo o incluso peor durante largos periodos y todos los años? ¿Todo el poder de una supervivencia más o menos digna descansa en el aire acondicionado? Si el calentamiento global que se anuncia es una realidad a corto plazo, ¿la raza humana está abocada a sobrevivir en ciudades como las Vegas, un oasis de climatización tan artificial como contaminante?
Las respuestas a estas y a otras muchas cuestiones pueden encontrarse en la arquitectura del desierto, tanto la tradicional de técnicas milenarias usadas, por ejemplo, en las ciudades mediterráneas; como en la contemporánea, especialmente la estadounidense. Y para la analizar estas cuestiones la Universidad de Granada ha organizado un curso sobre la materia que se impartirá el próximo mes de septiembre.
Los arquitectos Juan Diego López Arquillo y Miguel Ángel Graciani dirigen este curso, que lleva por título Arquitectura y urbanismo desértico, y que se enmarca en un proyecto más amplio de arquitectura denominada In Extremis: en el mes de abril se analizó también como proyectar, urbanizar y construir en alta montaña, con frío extremo y altitud; y en mayo junto al mar, con un clima de gran humedad, agresión marina y estabilidad térmica.
El próximo mes se abordarán los problemas que acarrea no sólo el calor extremo, también la sequedad y la desestabilización térmica del desierto, porque como recuerda López Arquillo, en este tipo de clima hay que tener en cuenta que los veranos son tan duros como los inviernos e, incluso, los contraste entre el día y la noche.
El arquitecto señala que si bien Estados Unidos se convirtió en el siglo XX en un referente en el que se miraba Europa, en este continente también existía desde hacía miles de años en la arquitectura tradicional ejemplos tan magistrales como las casas cueva -como las del norte de la provincia- o la ciudad mediterránea.
Este último tipo de urbes, sólo por la elección de sus localizaciones, son un ejemplo de sabiduría del que se puede seguir aprendiendo, pero hay muchos más aciertos. "El trazado de las calles está pensado para que se pueda caminar en verano por zonas de sombra y en invierno de sol", comenta López Arquillo sobre uno de los muchos detalles que ayudaban a los habitantes de estos núcleos urbanos a luchar contra las temperaturas extremas.
En cuanto al tipo de edificaciones, el arquitecto señala junto a las casas cueva otro ejemplo de edificación extraordinaria: el carmen. Este tipo de casa cuenta con jardín en el que se juega con la vegetación y el agua, además de estar trazado normalmente para que el sol no penetre directamente, lo que consigue así refrescar de forma natural la vivienda.
Y en cuanto al trazado de esta, otra lección para no olvidar es la relación de las estancias con el patio central, otra de las característica de las casas mediterráneas.
A principios del XX los referentes hay que buscarlos en el nuevo continente. "Allí la relación del hombre con la naturaleza es completamente diferente", comenta López Arquillo, que cita como modelo indiscutible a Frank Lloyd Wright. Algunas de sus obras, como el estudio Taliesin situado en mitad del desierto de Phoenix, en Arizona, es hoy un centro de peregrinación al que acuden arquitectos de todo el mundo.
Lloyd es uno de los nombres más conocidos y sus viviendas discretamente integradas en el paisaje son hoy en día un modelo al que miran las nuevas generaciones de arquitectos, pero no es el único nombre ni el único estilo de construcción en este paisaje. El arquitecto destaca nombres de autores como K. B. Kellog, o S. MC Farland, con construcciones con un mayor impacto visual. "Esto permite incluso orientarse para acceder a estas viviendas en esos desiertos tan poco humanizados".
Además muchas de estas casas tienen que ser en buena parte autosuficientes debido a que se encuentran en entornos de naturaleza mucho más salvaje. En estos proyectos, explica López Arquillo, "el paisaje no es ya meramente un lienzo de fondo en el que levantar la arquitectura, sino el lugar en el que operar con cuidado y atención, tanto por su fuerte condición climática como por su fragilidad ecológica". La premisa por tanto es "rehabilitar lo existente, conformando una arquitectura no cartesiana, usando materiales tradicionales y contemporáneos, con consumos minimizados de energía y especialidades funcionales tanto en invierno como en verano".
Ese medio tan poco 'humanizado' ha determinado también que el urbanismo de las ciudades que nacieron en espacios vírgenes con un radio de soledad mucho mayor sea radicalmente diferente al de las históricas ciudades europeas. Según el arquitecto, la importancia de estos modelos es fundamental porque, actualmente, "los nuevos trasiegos de población del ámbito rural hacia las ciudades en una expansión exponencial están forzando la colonización de nuevas zonas, tradicionalmente poco aptas para edificar tanto por las dificultades técnicas -ahora resueltas con las nuevas potencialidades de la mecánica de suelos y nuevos materiales- como por el riesgo social y programático de hacer crecer casi hasta el infinito un modelo de ciudad socialmente poco equilibrada y justa". Porque si bien es cierto que hay viviendas que son referenciales, en EEUU también hay trazados urbanos de ciudades horizontales diseminadas en superficies inabarcables y diseñadas para el coche que es poco deseable imitar.
Pero no es suficiente hacerlas a escala más humana. Poder adecuar las técnicas constructivas a un entorno inhóspito es clave, pero la supervivencia pasa por utilizar técnicas y materiales disponibles en la zona para lograr la sostenibilidad.
Por todo ello, la complejidad de los modelos de construcción y de ciudad que den respuestas a todos estos problemas necesitan una reflexión muy sosegada, como la que se podrá realizar en el próximo curso de Arquitectura y urbanismo desérticos.
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