El arte 'made in Granada' echa raíces en Bielorrusia
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La profesora Aixa Portero es la primera artista nacional en exponer en el país del este
Es una firme defensora de llevar el arte a todo tipo de público
Granada/Aixa Portero es profesora en la Universidad de Bellas Artes de Granada y todos los años pone el mismo ejercicio a sus alumnos, dibujar un árbol. De aquí saca dos conclusiones: que un mismo objeto puede ser visto de innumerables formas y que casi ninguno de sus estudiantes dibuja la raíz, como reflejo de que "el ser humano se queda solo con lo que ve", explica. Ella comienza su dibujo del árbol por ese elemento oculto y lo transforma en ramas, de las que brotan plumas y no flores. Esta misma idea, que Portero rastrea en la historia hasta Platón, es la que da forma a Las raíces del vuelo, la exposición que estrena hoy en el Centro de Arte Contemporáneo de Bielorrusia, convirtiéndose así en la primera española que presenta su obra en este país europeo.
Portero atribuye este hecho a "las casualidades de la vida" y recuerda que fue el embajador bielorruso quien le pidió llevar la obra a su país durante una visita a Málaga en su etapa como Ministro de Cultura. Fue en ese momento, explica la profesora, cuando el dignatario decidió que "la cultura era uno de los ámbitos en los que debía colaborar con España". De esta forma surgió el proyecto Belarús-España: convergencias, que corre paralelo al fortalecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
La muestra, que se expondrá durante un mes, recoge algunos de los trabajos anteriores de la artista, especialmente El verso de Hipsipila, que ya presentó en Granada. Sin embargo, como ella misma reconoce, gran parte de la producción es nueva. En este sentido, la profesora explica que nunca se queda "en lo anterior", sino que siempre busca "nuevos retos", de ahí que rara vez regrese a sus anteriores trabajos, y si lo hace es "para evolucionar, no para repetir".
Aunque se trate de una artista española exponiendo en Bielorrusia, considera que la cultura no entiende de fronteras, sino que es "un lenguaje universal", de ahí que abogue por un arte que no sea elitista, sino que se acerque al máximo número posible de espectadores.
Portero saca aquí a colación el nombre del filósofo Walter Benjamin y su concepto de 'aura', que él entendía como aquello que rodeaba a una obra de arte y que se perdía con las reproducciones digitales. Portero explica que los avances tecnológicos han potenciado esa "reproductibilidad técnica" de la que hablaba Benjamin, al tiempo que reconoce que vivimos en una época de "infoxicación", donde la sociedad está saturada por las imágenes, pero no cree que nada esto perjudique a la cultura necesariamente.
La profesora define este último concepto de una forma amplia, entendiendo que comprenderlo como "una cultura muy popular" o simplemente a "ciertos espacios televisivos", sería una perspectiva "reduccionista". Para ella "la cultura de masas está ahí", pero no hay que atacarla, sino ayudar a la gente "a cultivar el espíritu", lo que se consigue con "un buen libro, una buena película o una obra de arte".
Para lograr esta misión, la artista echa mano de todas las disciplinas posibles. Para ella todas las personas son iguales y sus inquietudes son las mismas, lo que le lleva a afirmar que "un matemático se hace las mismas preguntas que un poeta", por lo que afirma que las distintas manifestaciones del ser humano, sean ecuaciones o poemas, proceden de un tronco común.
Aixa entiende que la cultura debe moverse libremente por las distintas disciplinas, sin encerrarse en una -en su obra se notan influencias de filósofas como María Zambrano o poetas como Benedetti-. La misma libertad con la que afronta su creación artística. Ella hace las obras en las que cree, sin dejarse condicionar por el mercado", aunque reconoce que el hecho de tener el sueldo de profesora universitaria le permite actuar con menos impedimentos, pese a que eso le lleve a endeudarse, afirma entre risas.
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