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Artistas de Granada
Granada/Que los artistas de aquí están absolutamente en primera línea de trabajo es un hecho que se constata, incluso, con las escasas comparecencias que, en estos momentos esquivos, existen. Varias exposiciones extendidas por el territorio español tienen en su catálogo artistas de primerísima fila con clara vinculación con el arte que se hace en Granada. Aparte de esto, los fondos de muchas de las mejores de galerías del país que están trabajando calladamente, casi en el ostracismo, muchas con las puertas cerradas pero con las modernas redes funcionando a toda potencia, tienen entre sus catálogos artistas granadinos de suma significación.
El pasado jueves dejamos constancia de la gran muestra de Rosa Brun en la galería Rafael Ortiz de Sevilla, una de las de mayor trascendencia, seriedad y rigurosidad de cuantas existen en España. En Cádiz, la Sala Rivadavia, dependiente de la Diputación Provincial, un espacio que, desde siempre, ha llevado hasta sus estancias, lo más selecto de la creación española, presenta una amplia exposición titulada Sine qua nom, en homenaje al gran gestor Eduardo Rodríguez, donde se dan cita nombres de capital importancia en el panorama de las artes plásticas española. Autores de la importancia de Ángel Mateo Charris, Javier Velasco, Antonio Rojas, Juan Ángel González de la Calle, Lita Mora, Juan Carlos Bracho, Ciuco Gutiérrez, Pep Guerrero y Pepe Carretero, entre otros, comparten escenario con tres artistas granadinos de calidad contrastada: Belén Mazuecos, Pedro Cruadra y Paco Pomet.
La Galería Isolina Arbulu de Marbella ha anunciado la participación de Aixa Portero en la Feria Estampa a celebrar, próximamente, en la capital de España, única feria de arte que se adelanta y abre sus puertas desde que comenzó la pesadilla de la pandemia. Julia Santa Olalla ha expuesto con muchísimo éxito en la capital cordobesa dentro del Programa Iniciarte. Marta Beltrán exhibe su obra desde el pasado 27 de marzo (y hasta el 19 junio) en la Galería ATC de Tenerife. Así podríamos continuar en una relación bastante extensa.
Para atestiguar esta realidad que creemos indiscutible, no se puede pasar por alto una gran exposición con tres artistas granadinos que se está celebrando en la galería madrileña Herrero de Tejada. La exposición lleva por título Asterión y reúne a tres importantes artistas de esa pléyade significativa de grandes hacedores: Marina Vargas, Jesús Zurita y Simón Zábell. La muestra hace alusión a un cuento de Jorge Luis Borges que el genial escritor argentino publicó dentro de su Aleph. Los tres artistas, con ese lenguaje personalísimo que los acompaña, se centran en la iconografía clásica, tan afín a Borges y patrocinan una realidad creativa teniendo como base leyendas extraídas de la mitología, sobre todo aquellas que tienen que ver con el minotauro y el laberinto.
La potencia creativa de Jesús Zurita se hace ver en esos paisajes indefinidos, de naturaleza difícil de determinar que envuelve la mirada y deja abiertas las compuertas de la emoción. Además, pinta una vanitas en la cabeza rapada de Marina Vargas, con lo que el espacio intervencionista de los dos autores provocan una acción de contundente efecto visual, produciéndose un diálogo entre ambos que suspenden el hilo conductor de lo real y nos introducen en aspectos de mayor significación como la relación del dolor, la enfermedad y la muerte, un laberinto de difícil salida. Por su parte, Simón Zábell establece esa relación mediante un espacio que separa la realidad del intimismo interior.
No podemos olvidar en este aspecto sobre el arte que se hace en Granada, la actual edición de FACBA, el proyecto expositivo salido de la Facultad de Bellas Artes de la UGR que pone en valor la impresionante realidad artística que se cuece en los medios del que fue manicomio de la ciudad y que tanta clarividencia está aportando al arte nacional.
Todas estas situaciones expositivas, con artistas granadinos, no hacen sino manifestar la verdad artística de una ciudad en la que se hacen las cosa bien, incluso en tiempos de absolutos reveses. Ahora, sólo hace falta que el mercado adquiera potencia y asumiera que el arte es una necesidad emocional que está muy cerca y que no es difícil acceder hasta él. Hay que tener en cuenta que las grandes colecciones se han realizado en tiempos de crisis y que, en la actualidad, con todo bajo mínimos, no es demasiado complicado -ni caro- acceder a una realidad que proporciona infinitas satisfacciones.
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