La historia de El Bardo, seis décadas de coraje poético y social
El Centro Andaluz de las Letras recopila en una muestra material inédito para difundir la historia del catálogo de poesía, un hito en la literatura contemporánea española, que cuenta con nombres de granadinos como Elena Martín Vivaldi, Antonio Carvajal y Enrique Morón
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Granada/Una carta del Ministerio de Información y Turismo fechada en agosto de 1965 comunica que no se concede autorización para que se publique la obra Esquinas del olvido, el poemario con el que Francisco Vélez Nieto, entonces emigrante en Alemania, pensaba comenzar su carrera literaria. Acompañan a ese escrito, otras notificaciones de la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos, enviadas en esos años: el Libro de Sinera, de Salvador Espriu, podrá mandarse a imprenta si se le suprimen unos cuantos versos; peor suerte corre la Antología 1956-1966 de Joaquín Horta, intervenida por la autoridad judicial. Estos son algunos de los documentos que pueden verse en la exposición Un frente de poesía libre. A los 60 años de la fundación de El Bardo, inaugurada este miércoles en la Biblioteca de Andalucía, una muestra que rememora los inicios de uno de los catálogos poéticos más relevantes de la literatura española contemporánea y que podrá verse en Granada hasta finales de octubre.
El contenido
Esta propuesta reúne elementos como cartas, fotografías, informes de censura y primeras ediciones custodiadas por la Biblioteca de Andalucía para dejar constancia de la relación de El Bardo y la censura franquista, material inédito que ha organizado el comisario de la exposición, Fran G. Matute, periodista, profesor, gestor y crítico cultural que colabora habitualmente con las revistas Jot Down, El Cultural y Cuadernos Hispanoamericanos. En 2017 comisarió la exposición Días de viejo color. Vestigios de una Andalucía pop(1956-1986).
En total pueden verse unos 300 documentos, que se distribuyen en cinco vitrinas, según detalla Matute. Una selección de materiales que demuestra los desencuentros que tuvo con la censura la colección El Bardo a la vez que revelan la audacia y la amplitud de miras que caracterizó a los editores José Batlló y Amelia Romero, que desafiaron las convenciones publicando en catalán o gallego, denunciando la Guerra de Vietnam o reivindicando la figura del Che Guevara en sus propuestas. "No era la poesía más aceptada durante el franquismo, era atrevida", apunta el comisario. "En aquella época antes de publicar un libro tenías que mandarlo a la censura y a casi todos los publicados por ellos hubo que eliminarles alguna poema cuando no se negaba su publicación".
Procedencia
Un material que procede tanto del archivo personal de Amelia Romero, como de colaboradores como Alfonso Guerra y Luis Aguilar. Son los citados expedientes de censura negando la publicación de libros, mutilándolos o prohibiendo poemas concretos, pero también fotografías muy icónicas de Batlló y Romero con Agustín Delgado, José Miguel Ullán, Gabriel Celaya o Ángel González. Se muestra, por ejemplo, la correspondencia entre Caballero Bonald y Max Aub, conservada por sus respectivas fundaciones, y otros archivos cedidos por la Biblioteca Nacional y del propio Matute. "Prácticamente lo que queda de El Bardo, que se destruyó en su día", explica el comisario. Pese a que la selección del material es limitada, no se puede negar la huella inmaterial que ha dejado y que, hoy, sesenta años después, resume Romero cuando dice que "los libros nos protegen, nos acompañan en los mejores momentos de nuestra vida".
Origen sevillano
El Bardo surge de los intereses por el mundo poético de Amelia Romero y su marido José Batlló. Al comienzo de los años sesenta dos jóvenes que alternaban la representación de obras de teatro vanguardista con la búsqueda de libros prohibidos decidieron fundar en Sevilla la revista La Trinchera: frente de poesía libre. Corría el año 1962 y los dos jóvenes en cuestión eran José Batlló y Alfonso Guerra. Amelia Romero completó el equipo. En esta labor, se ocupaba de escribir cartas a "personajes del mundo literario para pedirles dinero". Nombre de la talla de Vicente Alexiandre, Jose Agustín Goytiosolo o Félix Grande, que acabaron siendo cofundadores con el resto del equipo. Ni se imaginarían entonces que aquella revista sería, años después, una publicación de culto.
Tras esta primera etapa en Sevilla, Batlló y Romero se trasladaron a Barcelona. Allí, en 1964, crean la colección de poesía El Bardo, bajo la dirección de Batlló y el sello editor de Amelia Romero. La linterna sorda, de Gabriel Celaya, fue su primera publicación. Después se convertiría en refugio de la poesía de esos años y daría voz a algunos de los poetas más interesantes de la época, tanto entre la joven poesía española como en la consagrada del exilio.
Etapa catalana
En aquella colección de poesía, las letras andaluzas volvieron a brillar junto a las firmas más relevantes de las letras hispánicas, destacando entre ellos el cordobés Leopoldo de Luis, los malagueños Francisco J. Carrillo, Alfonso Canales y Rafael Ballesteros, los gaditanos Rafael Soto Vergés, Diego Bautista Prieto (Jimena de la Frontera), Fernando Quiñones (Chiclana de la Frontera), Carlos Álvarez y José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera) y los granadinos Elena Martín Vivaldi y Rafael Guillén, Antonio Carvajal (Albolote) o Enrique Morón (Cádiar).
El catálogo ha vivido varias vidas en estos sesenta años. La primera recorre diez años, hasta 1974, convirtiéndose en "el frente poético de la resistencia contra el régimen franquista", según Justo Navarro, escritor y director del Centro Andaluz de las Letras, impulsor de la iniciativa. Tras la muerte de Franco, la colección se mantuvo viva en un acuerdo con la editorial Lumen en su segunda etapa, de 1975 a 1980. Viviría una tercera, breve, con Carlos Sahagún como editor. Hoy sigue activa y continúa publicando a escritores como Hilde Domin, Carmen Borja, Moreno Jurado; o poetas como Felipe Sérvulo, José Viente Quirante, Carmen Gallego o Jelena Golanó.
El germen de la muestra
Una historia que está ligada a la historia de la literatura española contemporánea, que no se entiende sin El Bardo. Por ello, en el sesenta aniversario de su fundación, el Centro Andaluz de las Letras ha querido homenajearlo. "Amelia Romero nos llamó y nos recordó que en 2024 se cumplía el sesenta aniversario de El Bardo. En ese momento, comenzamos a organizar Un frente de poesía libre con materiales generosamente cedidos por sus fundadores, de riqueza sorprendente y un gran valor histórico y cultural", relata el director del CAL, Justo Navarro, para quien El Bardo es "un hito en la poesía de la segunda mitad del siglo XX".
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