Arcángel: "Fuera del flamenco hace mucho frío si uno no se prepara"

El cantaor onubense Arcángel. / Archivo

Granada/La ruta del fandango es el título del espectáculo que Arcángel llevará al Teatro del Generalife Arcángel el próximo 30 de agosto en el marco del ciclo Lorca y Granada en los Jardines del Generalife. Se trata de un montaje en el que el cantaor onubense propone un viaje sensorial simultáneo por la mayoría de estilos del género así como por sus localidades y artista. De una forma orgánica y también gráfica a través de proyecciones, realiza un recorrido por la provincia para desvelar la excelencia musical y paisajística de la región. Esta música de tradición popular, dotada gracias a su estructura corta y directa de una gran capacidad emotiva, vertebra el territorio con su presencia en todas sus celebraciones, reuniones de amigos y agenda cultural. El propósito es partir de la raíz hasta donde la imaginación consiga volar, siendo fiel a los cánones y atendiendo por supuesto a los nuevos sonidos y corrientes actuales con el fin de mostrar el más amplio abanico de formas expresivas y evolutivas de este genuino cante. Una visita a los cantes de su tierra natal para un artista que siempre desde su propio sello, un estilo que siempre ha estado a caballo entre la tradición y la vanguardia.

Pregunta.-¿Cómo se consigue una trayectoria tan larga como la suya estar moviéndose siempre en esa delgada línea que separa ambos polos?

-La vanguardia sin la tradición no se entiende, pero tampoco entiendo la tradición sin la vanguardia. Primero hay que respetar la tradición hay que imbuirte de ella. Pero también está la inquietud por atender a los sonidos actuales. Lo que sea tradicional dentro de 30 o cuarenta años puede parecer impensable. Yo entiendo que cada cual tenga esa inquietud de plasmar su sello y no por pasar a la historia sino, simplemente, porque uno lo siente así. Creo que importante no quedarme en lo que ya está establecido. Cuando uno ya conoce un campo, tiene que ir un poquito más allá. Eso no significa que lo hagas de la manera correcta ni que tengas la suerte de que resulte algo esté bien hecho, pero por lo menos que el intento esté bien para que la tradición vaya mutando y se vaya adaptando a los nuevos tiempos.

P.-En esa doble vertiente, ha colaborado con artistas como Israel Galván, Eva la Yerba Buena, Vicente Amigo o Estrella Morente, pero también con el compositor Mauricio Sotelo, una figura destacada en la música contemporánea; Fahmi Alqhai en la viola de gamba y la música barroca, o las Nuevas Voces Búlgaras en la música folclórica. ¿Cómo han surgido estas colaboraciones?

-Creo que hay dos tipos de evolución: la que se produce por una inquietud personal y artística, sin buscar más nada. Y otra la que se desarrolla porque uno intenta atender a las partes más de negocio, de la comercialidad, que a una búsqueda más intimista. No critico ninguna de las dos y para mí ambas son válidas, pero mi valoración sobre ellas claro que no es la misma. Si se parte de un conocimiento previo, se evoluciona de una manera y en otros casos la evolución es más fortuita. En mi caso, siempre ha respondido a ese intento de evolucionar adaptado la tradición a los nuevos tiempos y, sobre todo, por enfrentarme a mis propias limitaciones. Es bastante más fácil para nosotros quedarnos en nuestra zona de confort en el sentido de repetir lo que se domina en lugar de enfrentarse a nuevos mundos que son desconocidos. Pero en la superación de esa limitación está el gusanillo que te pica como artista. En ese sentido, gente como Mauricio Sotelo te permite descubrir que un compositor de música contemporánea es un artista con un conocimiento bárbaro de la tradición que ha decidido que esta sea un trampolín para dar rienda suelta a lo que está en su cabeza.

P.-Qué han supuesto en esa evolución hitos como los discos Tablao (2015) o Al Este del Cante, con el coro de Las Nuevas Voces Búlgaras dirigido por Georgi Petkov. Grabado tres años después del primero, en 2018, ese nuevo álbum en directo que se gestó a lo largo del verano de 201, le hizo merecedor del Grammy Latino en la categoría de Flamenco.

-Son dos discos muy diferentes. El primero disco es más tradicional pero con ese mismo intento de no perder los sones actuales. Fue un disco que sinceramente me trajo muchas satisfacciones. Con él quería reivindicar un poco el espacio del tablado, un lugar donde, el que quiere ser la figura del arte flamenco, tiene la oportunidad de ir puliéndose para afrontar luego una carrera en solitario con mucho público. La condición de trabajar a diario te permite mantener un aprendizaje en la época y viene muy bien. En cuanto al segundo, recuerdo la primera vez que me enfrenté a estar dentro de un coro y pensé: "Yo creía que sabía cantar". Me sentí tan pequeño cuando esta familia utilizaba sus voces para esas armonías, esas afinaciones... Me di cuenta, de la complejidad que tienen las cosas bien hechas y que fuera del flamenco hace mucho frío si uno no se prepara.

P.-Luego hubo un paso más, el espectáculo de Bel Cante, un repertorio de piezas de ópera y zarzuela interpretadas desde el flamenco que se presentó en Madrid y Sevilla en 2023.

-Bel Canto fue un proyecto muy especial y también uno de los más desafiantes de mi carrera. Decidí adentrarme en el mundo de la música clásica, que tiene un color, una estética y unos matices muy diferentes al flamenco, aunque comparten una preocupación similar por preservar la raíz y la autenticidad. Cantar piezas clásicas significó enfrentarse a un repertorio que no tiene nada que ver con lo que estaba acostumbrado. Sin embargo, creo que cuando abordas un proyecto de forma respetuosa y sin pretender imponer tu visión, sino más bien disfrutar del viaje, el público lo percibe y lo valora. Ese espíritu de aventura que tengo en el arte me lleva a hacer siempre ese tipo de locuras, pero con el máximo de los respetos, no me permitiría caer nunca en una charlotada.

P.-En ese idilio perpetuo que mantiene con la Alhambra, con la actuación de este próximo fin de semana, ¿cuántas veces habrá cantado en ella?

-En efecto, tengo un idilio bonito con la Alhambra y con Granada, una ciudad en la que presumo de tener buenos amigos y a la que siempre me gusta volver. Creo que en los últimos 15 años he presentado en la Alhambra ocho espectáculos, pero uno de ellos fue en el programa de Lorca y Granada con el Ballet Flamenco de Andalucía, en el que fui artista invitado todo el verano así que estuve casi dos meses a diario. Me resulta un lugar muy inspirador y siempre me gusta volver.

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