Clase magistral de hard bop

Henderson recibió una lección informal del propio Louis Armstrong y vio cómo Miles Davis visitaba a sus padres en casa

Omar Sosa: “Todos queremos ser libres, y el jazz abre esa puerta”

“Tuve acceso a la historia del jazz en casa”

Concierto de Eddie Henderson (trompeta) y Steve Davis (trombón)
Concierto de Eddie Henderson (trompeta) y Steve Davis (trombón) / Rafael Marfil Carmona
Rafael Marfil Carmona

28 de julio 2024 - 16:52

Almuñécar/Ahora sí, comentaba mi compañero de butaca. Y es que el funk es muy atractivo, por lo que nos hizo bailar, y el flamenco consiguió instantes mágicos, pero el maestro Eddie Henderson, a la trompeta, junto con el trombonista Steve Davis, protagonizaron una de las sesiones más auténticas de los últimos años en el festival. Un tipo de música pausada, pero en la ortodoxia más genuina que permite el siglo XXI, atravesando el tiempo desde lo eterno del jazz. El batería Julio Pérez nos recordaba que, por los esquemas y arreglos, no era be bop, sino hard bop, el estilo que, tras el cool, enlazó los cincuenta con la década de los sesenta, donde todo explosionó hacia una mágica simplicidad que huía de los clubes de jazz. Faltó, quizá, algo de punch para ser esta música, a cambio de una suave elegancia que no se perdió ni por un segundo.

Fue una noche para disfrutar de un tempo perfecto, como recuerda el guitarrista y experto en Funky David Margam, que detectó la sensación de reloj suizo y la abundancia de baladas, sin acelerar ni siquiera en el icónico tema de Herbie Hancock Watermelon Man, ese ritmo que ya daba por inaugurado otro momento de la historia de la música, donde la gente comenzaría a pensar que era mejor hacer el amor y no la guerra. No en vano, el trompetista que lidera esta formación estuvo en la mítica banda de Hancock durante los setenta.

El trompetista Steve Davis ofrece un concierto en Granada
El trompetista Steve Davis ofrece un concierto en Granada / Rafael Marfil Carmona

Pero antes, a lo largo de toda la sesión, imperó el momento de Night club que nos llevaba a instantes míticos de la historia de esta música, como afirmaba Andrea. Es ahí donde es imposible pensar que ese tempo pausado y sereno se corresponde con el propio momento vital de Henderson, que recibió una lección informal del propio Louis Armstrong y que podía ver cómo Miles Davis visitaba a sus padres en casa y comprobaba los avances de aquel joven que ya estudiaba en el conservatorio de San Francisco. Su madre fue una de las bailarinas del Cotton Club. Los ochenta, por cierto, sirvieron a esta trompetista para refinar y limpiar su estilo, hasta nuestros días.

Henderson es serio, en el buen sentido de la palabra, combinó durante tiempo su actividad profesional como médico con su extraordinaria capacidad para la música. Lo mejor, con diferencia, fueron los pianos con su sordina y, además, el complemento del extraordinario sonido del trombón de Steve Davis, con un dominio de la intensidad y del timbre verdaderamente asombroso. La sección rítmica supo estar a la altura y el joven pianista Will Barry no entró en barroquismos extremos, sino que desarrolló con oficio sus improvisaciones, ahorrando notas innecesarias, tal y como comentó Javier en la quinta fila.

Eddie Henderson ofrece un concierto en Almuñécar
Eddie Henderson ofrece un concierto en Almuñécar / Rafael Marfil Carmona

El recorrido por estándares fue de manual, alguno de ellos temas del propio Henderson, como Coming Trough, junto a temas como Atmosphere, DayLight o alguna composición del también trompetista Freddie Hubbard y del gran Thelonius Monk. Sucedió que, de tan perfecto, todo se desarrolló de forma algo plana, casi monótona, pero el público estaba dentro de ese clima sonoro, atrapados por la perfección de unos músicos que nos ofrecen un testimonio de una de las épocas doradas del jazz. Un estilo culpable de que muchos llevemos décadas abonándonos a cada festival, de la Costa y de Granada. Un concierto así, una clase magistral de ese tipo, más que necesaria, era imprescindible.

stats