Las cositas del Tomate
Tomatito. Reparto: Tomatito, José Israel Fernández 'Tomatito Hijo' y El Cristy (guitarra); Mari Ángeles Fernández, Simón Román y Kiki Cortiñas (cante); Paloma Fantova (baile); Israel Suárez 'Piraña' (percusión). Lugar: Auditorio del Generalife. Aforo: lleno.Miércoles, 9 de julio de 2014
Si Paco de Lucía tornó a la raíz de su labor creativa con Cositas buenas (2004), Tomatito vuelve la vista igualmente y, después de algunas incursiones en el jazz o en el tango argentino (para distinguirlo del tango flamenco), hace un disco íntimo de puro flamenco. Sin embargo, como estaba anunciado, la entrega total de Soy flamenco (2013) no fue interpretada. Tan sólo algunos cortes a lo largo del concierto, sobre todo de fiesta, determinaron su intención.
Soy Flamenco es el sexto trabajo en solitario del tocaor almeriense; carrera personal que emprendió en 1987 y que le ha supuesto tres Grammy latino, el último de ellos por este disco. Supone una declaración de principios, quizá como Camarón de la Isla, su descubridor y guía, en Soy gitano (1989), y una reivindicación de su origen y su estado, que, aunque flirtee con otras músicas, nunca lo ha abandonado, porque José Fernández Torres tiene ese duende añejo, ese pellizco sabroso y esa nota de bronce y de agua que siempre suena a gitano, que siempre suena a flamenco.
De una u otra forma, en directo, remasterizado o en esencia, algunos referentes de Tomatito se asoman al disco. Como el mencionado Camarón, que le presta una seguiriya, la primera seguiriya que graba el tocaor del barrio de La Chanca, que, ¡lástima!, no pudimos oír en directo el Patio de los Aljibes el pasado miércoles; y unos tangos, que se convierten en bulerías a través de la magia de Paco el de Algeciras. También participa el cantaor extremeño Guadiana, que hace unas bulerías muy pausadas ("es la bulería más lenta que he grabado en mi vida", declara el guitarrista), llamadas Despacito. Una gozada, interpretada en el ecuador del concierto, que empieza con un trémolo más veloz que la misma bulería.
También se acuerda del desaparecido Moraíto Chico, de su peso y de su aire jerezano, en una bulería desdoblá, que quiere decir que cada guitarra lleva un camino distinto, que las dos se complementan sin que ninguna sea la principal; o del jazzista George Benson, al que trata de señor (Mister Benson); y del contrabajista Charlie Haden, con ese tema tan hermoso, Our Spain (Nuestra España), incluido en el disco Missouri (1996) de Pat Metheny, que, aunque anunciado en el programa, no llegó a tocar. Es la pieza que realmente eché de menos, aparte, aunque fuera pregrabado, de un poquito del genio de la Isla.
Pero también (y sobre todo), el trabajo discográfico y el recital en sí, ha servido de presentación y puesta de largo de la nueva generación 'Tomate', que apunta con fuerza. Los hijos de José, José Israel Fernández, con un gusto heredado en la guitarra (según su padre, toca, o tocará, mejor que él) y Mari Ángeles Fernández, al cante, con una voz afinada y canastera, muy limpia y con esa belleza especial que dulcifica lo que entona, aunque ya ha participado puntualmente en otras grabaciones anteriores.
Reforzando la guitarra, como tercera voz, estaba El Cristy; y a la percusión, Israel Suárez 'Piraña', el exacto latido de fondo que tanto acompañó en sus directos y grabaciones al maestro Enrique Morente.
Las voces de la noche se complementaron con Simón Román y Kiki Cortiñas, efectivas por separado, pero que, cuando se conjuntaban, sonaban borrosas. En verdad, siguiendo la tónica acostumbrado del festival, el sonido no estaba ajustado, las voces se perdían en un celofán profundo y a la guitarra, en los primeros temas, le faltaba brillo.
Quizá demasiadas bulerías sonaron que, aunque fueran concepciones diferentes ("como hay diferentes quesos", diría Tomatito en una entrevista reciente), redundaban en una misma fiesta a la que otros estilos no estaban invitados.
Sonaron rondeñas y alegrías, antes de Two much, un tema especial, un momento mágico de la velada, adaptado con Michel Camilo para su disco Sonata Suite (2010), aunque ya lo incluyó en parte en Spain, del año 2000.
Otras bulerías dedicadas a Paco de Lucía preceden a un tango argentino, después del cual se olvidó completamente del folleto de mano, exponiendo temas sin orden y despistando a quien siguiera la chuleta.
La sorpresa, sin embargo, en una noche que cumplía todas las expectativas estaba por llegar. Los goces de los expectantes estaban cubiertos y la calidez de la función, a pesar del fresquito que se empezaba a levantar, asegurada. Mari Ángeles Fernández, exquisita y sensible, abordó el Romance de Curro el Palmo, una balada de Joan Manuel Serrat, con aliño de bulerías.
Un Mix de cantaores (sic) por tangos y bulerías, donde se turnaban las tres voces, acordándose continuamente de Camarón, y una soleá, ilustrada por el baile rotundo y equilibrado, vivo y salvaje, de la gaditana Paloma Fantova, que también intervino en las alegrías del principio, remataron la noche.
No hizo ningún bis.
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