Un curso exprés de feminismo ilustrado
Lecturas para el 8M | 'Comando Malva' (Editorial Dos Bigotes)
La escritora Pilar Bellver y la dibujante Olga Carmona publican 'Comando Malva', un didáctico cómic donde narran las aventuras de seis mujeres decididas a luchar contra el patriarcado
Granada/Tres mujeres planean tomarse algo al término de una manifestación feminista. Una de ellas enrolla una pancarta donde puede leerse: "Ni una menos". Mientras, las otras dos hablan de las fotos que han hecho en la protesta y concretan el lugar de la reunión. La escena, habitual en el 8M o en cualquier concentración en defensa de los derechos de las mujeres, inaugura el cómic ideado por la escritora Pilar Bellver y la dibujante Olga Carmona Peral. Comando Malva (Editorial Dos Bigotes) cuenta con un estilo cercano y didáctico la historia de seis mujeres decididas a luchar contra el patriarcado. Las autoras presentarán el libro el viernes a las 19:00 en Subterránea Cómic Discos.
Las protagonistas de la novela gráfica -Marga, Bea, Reme, Vane, Lina y Cintia- son seis féminas de entre 26 y 67 años que, a pesar de pertenecer a distintas clases sociales, tienen en común su compromiso con la causa feminista. "Son mujeres tan distintas entre ellas como las que hay dentro del movimiento feminista. Hay mujeres muy mayores y jovencísimas; con estudios universitarios y limpiadoras de hotel -las conocidas como kellys- como la que aparece en mi novela. Hay una profesora de filosofía de un instituto público; una rasta; una señora dueña de una librería que debería haberse jubilado. Así es el movimiento feminista hoy y hace 20 años: muy transversal e interseccional", destaca Bellver, novelista jienense de nacimiento y granadina de adopción.
Indignadas ante el último crimen machista de una mujer que había denunciado a su marido por malos tratos -pero al que un juez absolvió-, las protagonistas se plantean que ya no es suficiente con manifestaciones o artículos en prensa y deciden pasar a la acción. Así nace el Comando Malva. "El verdadero tronco de la novela gráfica es la discusión que se plantea después de la fundación del propio comando: si es o no válida la violencia; si podemos responder con violencia; que ventajas tiene eso; a quiénes nos acerca una acción violenta físicamente; qué consecuencias políticas tendría para nosotras como feministas. Ellas discuten sobre eso, qué hacer con el comando. La mayoría de ellas no tiene el problema ético en utilizar la violencia, pero saben que la violencia nos aleja de un montón de mujeres", explica la autora.
Finalmente, las protagonistas desechan actuar de manera violenta. "Lo rechazan después de haber tenido el debate. Eso es lo bonito de la historia. Tenemos que plantearnos los debates que nos faltan en el movimiento feminista. Uno de ellos es pasar a la acción, cómo y qué hacer, porque no lo hemos discutido. No hemos discutido qué es violencia. Admitimos la definición de violencia que hace el sistema. Según el sistema un escrache contra una persona es violento y está penado. Sin embargo, un desahucio no. Es legal. Ellas llegan a un acuerdo. Son clandestinas, van a hacer algo que no permite la ley, pero que no daña físicamente a la persona. Es una acción, una violencia, simbólica con la que muchos estarían de acuerdo", aclara la periodista.
Al principio del libro aparecen dos de las protagonistas en un bar charlando. Un hombre intenta invitarlas a una copa. Al final termina insultándolas. El movimiento feminista todavía, dice Bellver, "no ha terminado de hacer el listado de violencias que padecemos las mujeres". "Es un listado que ha ido cambiando y se ha ido ampliando. Hemos logrado describir violencias que antes no se consideraban que lo eran. Un ejemplo: que yo vaya por la calle y me sienta insegura porque alguien te diga un piropo. Más si encima es de noche. Hoy se considera una violencia. Hace 50 años costaba explicar que eso era violento. Lo sentíamos como violencia, pero socialmente estaba aceptado. Hay un montón de microviolencias que todavía no hemos terminado de explicar a la gente", reconoce.
"El feminismo nos enseña a definir como violencia lo que sentimos como violencia. Esa novela va hacia atrás en la vida de cada personaje. Hace un recorrido desde su infancia o juventud. Las protagonistas cuentan sus historias para seguir identificando formas de violencia a las que tienen que enfrentarse durante su vida", señala la periodista. Lina aguanta siendo adolescente la burla del padre y de sus hermanos cuando les cuenta qué quiere estudiar; Reme está siendo explotada en su trabajo; Cintia ha huido de Brasil por su condición de lesbiana.
Un homenaje a Ana Orantes
En el libro, definido por Bellver como "un curso de feminismo", se recogen nombres e hitos del movimiento. Aparece Simone de Beauvoir, Victoria Ocampo, el movimiento de aborto voluntario que surgió en el 79 en España. Incluso se hace una referencia a la granadina Ana Orantes, la mujer cuyo asesinato atroz hizo que este país cambiara sus leyes. En 1997, Orantes murió quemada por su exmarido en Cúllar Vega tras denunciar en Canal Sur los maltratos a los que era sometida desde hacía 40 años. "Te sale natural, ya que acudes a tu propia genealogía", declara la autora, que recuerda el caso de las luchadoras revolucionarias rusas anteriores a la Revolución de 1917. "Fueron fusiladas y ahorcadas por matar al zar. De eso no se habla", reprocha.
Hay muchos temas de actualidad en el tebeo como la gestación subrogada -con la que Bellver no está de acuerdo-, los fondos buitre, las condiciones precarias en las que trabajan las kellys o la manada. "Es su día a día. Se encuentra gente que lucha contra los fondos buitre en su barrio. Las ves. Hay una referencia al cambio de negocio. Como cierran un local para abrir otro. Verás muchas cosas. Las kellys están. La forma en que se trata a las mujeres en los divorcios. Son muchas cosas que forman parte de la vida cotidiana de las mujeres dentro del movimiento", admite.
"El feminismo es anticapitalista, ya que sus estructuras son las que oprimen a gran parte de las mujeres. Es ecologista porque no se entiende el cuidado de las personas que nos rodean sin el cuidado del planeta. Es antirreligioso. Tiene una serie de características que lo hacen incompatible con las teorías de la derecha liberal", sentencia Bellver, que cree que "por mucho que involucionemos y el fascismo avance, las mujeres que han vivido su feminismo no lo olvidamos".
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