Dellafuente ofrece otra noche mágica en Granada a su legión de seguidores

Música

Miles de granadinos se dan cita en el concierto del artista, en el que presenta su último trabajo

El Paseo del Salón se quedó pequeño ante el aluvión de fans

Dellafuente en un momento del concierto ofrecido anoche. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/"Ya son 10 años de viaje. Y lo mejor de cada viaje, siempre, es volver a casa”, dijo Dellafuente al anunciar el lanzamiento de Torii Yama, y anoche el de Armilla regresó a esa casa en un concierto, gratuito, en el que presentó oficialmente su disco y logró convertir el Paseo del Salón en el ‘salón’ de su casa, congregando a miles de seguidores –más de 14.000 según cifras oficiales– que se congregaron para recibir a su ídolo. Nada nuevo bajo el sol para un artista que logró llenar tres veces el Palacio de los Deportes de la capital en su regreso tras varios años alejado de la primera línea , algo muy complicado en los tiempos que corren.

Ya desde primera hora del viernes empezaron a congregarse allí los aficionados del artista, ataviados con la característica bufanda de su equipo de fútbol (el Dellafuente FC), que fueron multiplicandose con el paso de las horas hasta perderse en el horizonte cuando comenzó el concierto.

Granada ama a Dellafuente y es obvio que en el artista también ama la ciudad, que ha escogido para presentar por primera vez este trabajo. Un trabajo en el que ya queda claro ese amor desde Malicia, el primer adelanto del disco y en el que ya se podían ver elementos tan característicos y emblemáticos de la ciudad como Sierra Nevada o la Alhambra. Ese mismo amor queda patente en Otra noche en Granada y, por supuesto, Una gota, donde se muestran imágenes de aquel triple concierto en las instalaciones del Zaidín del pasado año. 

El concierto fue breve, menos de diez temas, en el que también hubo momentos para recordar el pasado con K alegría. Un concierto breve, pero eso sí, intenso, donde la emoción entre la legión de fans –que apenas soltaron el móvil durante toda la actuación– era más que evidente, con el público volcado con un artista caracterizado por su hermetismo y el secretismo, pero que sigue derritiendo los corazones del público, que no dudó en cantar a coro las canciones.

Solo un apagón eléctrico pudo frenar ese torrente de emocionesque duró casi dos horas y que demostró, por si aún quedaba alguna duda, que Dellafuente sigue siendo uno de los principales activos musicales de la capital.

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