Los "días sin rostro" de José Ortiz
letras
El poeta y letrado accitano presenta esta tarde a las 20:30 horas en la Corrala de Santiago su segundo poemario, 'Silente', publicado por el sello granadino Allanamiento de Mirada
Granada/Esta tarde el letrado José Ortiz da su segundo paso en su carrera como poeta. Aunque hasta hace no mucho tiempo era más conocido por sus estudios jurídicos dedicados a la esfera de lo público, hace cuatro años dio el salto al ámbito de lo privado, más en concreto al terreno de lo amoroso, con su poemario Apuestas cruzdas, del sello granadino AVM. Silente, su segundo libro de poemas editado por Allanamiento de Mirada, será presentado hoy, a las 20:30 horas, en la Corrala de Santiago.
En esta segunda obra, el escritor y jurista granadino afincado en Sevilla se mantiene en el camino del intimismo pero cambia de la temática amorosa de su primer libro: "Silente intenta ser una reflexión a partir del reciente descubrimiento del paso del tiempo en mi vida. Como consecuencia de una serie de sucesos personales (la muerte de mi padre, el enamoramiento de mi mujer) aparece una nueva vida, una segunda oportunidad que necesito sea vivida a partir y por mis propias necesidades, mis propias querencias".
Sobre el motivo que le ha llevado a dar el salto de los escritos jurídicos a los versos, Ortiz reconoce que se ha sentido impelido por la necesidad de comunicar pero también por una cierta vanidad, como todos los escritores. "Supongo que tendrá que haber un porcentaje de ego, porque se piensa que lo que uno vive puede interesarle a otras personas".
"Entiendo la poesía como un proceso de reflexión personal y la comunico como forma de relación con mi mundo, en una primera instancia. Aunque admito que tengo la presuntuosa esperanza de que tales reflexiones puedan ser tomadas por otras personas como si se tratara de un maniquí desnudo que vestir con sus propias vivencias, recreándolo personalmente. Tal y como hago yo con la poesía que leo", agrega.
Y entre esas fuentes de las que bebe en sus lecturas cita nombres como Francisco Brines, Javier Egea, Withman o Gil de Biedma.
Ese discurrir temporal es el que da nombre al libro. "Silente es el tiempo que pasa, silencioso, inexorable. Es el nombre de un poemario que distingue dos partes: una primera, Fragmentos, en forma de 32 poemas; y una segunda, Crisálida, que compone un único y extenso poema dividido en cuatro partes. Todos ellos en verso libre".
Los Fragmentos, explica el autor, "son diversas fotografías de una misma realidad, aparentemente distintas pero -en su conjunto- conformantes de la imagen de un único ser".
En cambio, Crisálida tiene un formato cerrado y traslada en sus cuatro partes un monólogo (en realidad, un diálogo entre el lector y el autor) sobre la necesidad de apresar cada momento de vida como si fuera el último. "Hay que ser conscientes de esa verdad que suele tomar cuerpo en nosotros por unos segundos, antes de desvanecerse entre los quehaceres y las preocupaciones cotidianas", afirma Ortiz.
Y el punto de inflexión tanto existencial como artístico, lo ha marcado en su vida el propio paso del tiempo. "He alcanzado una edad en la que siento haber dado cumplimiento a lo que creí que se esperaba de mí y surge la posibilidad de crear mi propia vida con la mayor libertad que me pueda permitir, a costa de reconocer lo que en poemario se llaman "los días sin rostro" gastados pero no vividos". Un discurrir temporal que resume así en uno de los poemas: "Nada grave/ Solo es la vida,/que se me va,/ como un hereje, sin recibir mi bendición".
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