Diego Anido: "Habría que meter el fútbol por la mañana y dejar el teatro para las tardes"

El gallego, conocido por sus papeles en 'As bestas' y 'La infiltrada' llega hoy a Granada con su último proyecto teatral

Diego Anido posa en el photocall de 'La infiltrada', su última película.
Diego Anido posa en el photocall de 'La infiltrada', su última película. / Juanjo Martín / Efe

Granada/Diego Anido (Santiago de Compostela, 1976) dispara primero. "¿Esto es para prensa escrita no?", pregunta el entrevistado a los pocos minutos de descolgar el teléfono mientras viaja camino a Granada, donde representará hoy, en el Teatro Alhambra, El dios del pop, su último proyecto personal. Amparado en la respuesta, el gallego da rienda suelta a su locuacidad, confiado en la capacidad de síntesis del periodista; una verborrea y un humor que contrastan con la imagen que proyecta en sus papeles de la gran pantalla, donde ha alcanzado el éxito popular con As Bestas, con la que llegó a estar nominado a un Goya, y ahora La infiltrada, donde interpreta al etarra Sergio Polo.

Pregunta.Define su espectáculo como “resultado de una metodología de trabajo muy personal y poco común”, ¿en qué consiste exactamente?

Respuesta.Normalmente, el trabajo de actor consiste en trabajar en proyectos que escribe y dirige otra persona, es lo común, pero en mi caso, existen más claro, no soy el único, pero es muy poco común, yo ejerzo de actor, pero también de director y autor que un actor sea también autor y director. En mi trabajo hay una parte de investigación y escritura que es, presumiblemente permanente, aunque hay periodos en los que estoy tan ocupado que no escribo ni investigo nada, solo leo. Ya después, en el último tramo de los espectáculos, es cuando empiezas a formar el equipo de profesionales para la iluminación, el vestuario y demás. A todo eso le tienes que sumar que yo vengo de un teatro alternativo y aquí en España no hay un circuito como puede haber en otros países y de pronto me veo en grandes teatros, como el Alhambra, y me veo como una rara avis.

P. Este es su quinto espectáculo teatral en solitario, ¿qué le atrae tanto de esta idea?

R.Creo que cualquier artista no se guía mucho por la rentabilidad de lo que hace, entonces ¿por qué te metes en la lo que no tiene rentabilidad si no es te están obligando a punta de pistola? Pues porque hay algo ahí que te gusta y mucho. A mí me gusta mucho la idea de libertad, de no tener jefe, de guiarme por mis intuiciones, por los recursos que tengo a mano, es cierto que hay veces que sufres, por ejemplo no sabes si hay teatros que vayan a programar tu espectáculo, pero luego te vas encontrando cosas, que a lo mejor son pequeñas, pero que te animan a seguir, eso siempre que las condiciones no te obliguen a tener que ponerte a currar en otra cosa (risas).

P.El dios del pop es usted solo en el escenario durante hora y cuarto, ¿cómo se retiene la atención del público tanto tiempo con tan poco equipo?

R.Cuando empecé a hacer obras el tope eran 45 minutos y de ahí me fijé superar los 50 minutos, que es muy difícil desarrollar una dramaturgia de casi una hora sin contar una historia; y luego en el cuarto quise superar la hora. No controlo los términos científicos, pero es cierto que cuando estás viendo algo, y te hablo de cualquier producto audiovisual, a los 15 minutos se produce una barrera, que si no ocurre algo que te atrape, lo dejas. Mi objetivo era entonces ofrecer un espectáculo en el que conseguir un espectáculo donde retener al público más de una hora y diez, porque si tú estás ese tiempo atendiendo en la butaca el reset que te hace el cerebro es brutal. Espero que el público salga flipando de mi obra, ojalá, pero también que salgan renovados de la función, habiendo dejado atrás la rutina.

P.Su primera obra en solitario fue en 2003, desde entonces ha hecho cuatro más, ha participado en otros espectáculos teatrales, varias películas,... ¿de dónde saca el tiempo?

R.Bueno, al final mientras no tienes hijos tienes tiempo (risas). Lo cierto es que hay un grueso de población que es eficiente todo el día, pero la mayoría tienden a la pereza, la cosa es tener los bemoles de decir "en el espacio este que tengo ahora que no tengo ensayos ni nada voy a desarrollar esta pieza que tengo en la cabeza" y ahí de repente, pues el tiempo que podrías dedicar a ponerte moreno, vuelves a apretar la agenda, a moverte, y ya entras de nuevo en el mundo del estrés y llega un momento que te preguntas "¿por qué no tengo tiempo libre si se supone que soy dueño de mi tiempo?", pero es por querer ser una persona que cumple con lo que le gustaría. Sí, se está muy bien vagueando, pero no es lo que quiero hacer, yo quiero estar ocupado. 

P.Hablando de las películas, una de ellas fue As bestas, por la que llegó a estar nominado al Goya, ¿cómo le cambió la vida el éxito?

R.Hay una cosa fundamental que es el aspecto económico, yo nunca he tenido problema en eso, llevo como 20 años viviendo de esto, pero nunca he podido ahorrar y van pasando los años, cumples 40 y tal y empiezas a ver que sigue igual la cosa, pero empiezas a preguntarte qué va a pasar con tu vida en el futuro y de repente viene esto y te lo cambia un poco todo. Además, toda la resonancia que hay a nivel mediático me ayuda también en el trabajo de teatro, yo era conocido en los circuitos en los que me movía en la profesión, pero no a nivel de público masivo. Creo que ha mejorado todo y tengo la sensación de que hago muchas cosas, pero no tengo un ritmo de trabajo muy loco. Por otra parte, debo decir que los proyectos de audiovisual que me han salido son personajes ricos para mí.

P.Tengo que preguntarle también por La Infiltrada. ¿Cómo fue interpretar a un personaje con la carga de Sergio Polo?

R.Hay varios niveles, por un lado, el trabajo como actor fue difícil, porque apenas hay documentos de esa persona, hay tres fotos y un vídeo de él durante un juicio en el que solo dice, en vasco, "no voy a responder ninguna pregunta", y se va. Entonces lo que toca es trabajarlo como cualquier otro personaje, te lees el guión varias veces y empiezas a imaginar cómo viste, cómo anda, cómo habla,... todo según le venga mejor a la historia. Luego, al trabajar con un equipo que ha elaborado un guion tomando todas las precauciones de contando historias lo más fiel posible, me desvinculo un poco a nivel moral, trataba de hacer el personaje más nocivo, más grimoso, es una parte normal como actor, al menos en mi caso.

P.La Infiltrada se benefició de la Fiesta del Cine, ¿por qué no existe ese tipo de iniciativas en el mundo del teatro?

R.Son situaciones diferentes, en el cine hay muchas franquicias y tienen fuerza para hacer promociones globales. A mí me gustaría ¿eh?, creo que es buena idea, pero el teatro está todo más diseminado, tendrías que organizarte y hacer por ejemplo la misma obra en 30 o 40 salas de toda España, el mismo día y a la misma hora. Sí que hay promociones, pues aisladas, hay ciudades o espacios que sí tienen fórmulas de descuento. Lo que habría que hacer es meter el fútbol por la mañana los fines de semana y dejar el teatro para las tardes (risas).

P.Muchas de las críticas a sus obras de teatro resaltan su humor, algo que corrobora esta conversación. Dice mucho de usted que cambie de registro para luego interpretar a Sergio Polo o Lorenzo, ¿no?

R.Gracias. Sí, me pasa mucho de encontrarme a gente por la calle y que al saludarme se sorprendan de que no sea tan serio, lo recibo incluso como un piropo, fíjate. Hubo incluso gente que pensaba que tenía algún handicap mental. Pero eso son cosas de los trabajos que me proponen, pero esos contrastes me sirven mucho para trabajar los contrastes de algunos personajes propios que luego pongo en escena, donde reflejo el contraste entre las oscuridades del personaje y luego las tonterías que dice, creo que esa es una de las bases de mi trabajo desde el principio, crear personajes terroríficos, pero que luego dicen cosas ridículas

stats