El diván de Ósip Mandelstam

El Centro Lorca inaugura una muestra dedicada al autor ruso, reverenciado por Paul Celan, que acabó sus días en un campo de tránsito en Siberia

Un repaso por la literatura rusa del siglo XX. El visitante encontrará manuscritos originales, primeras ediciones, pinturas, dibujos, ilustraciones, carteles, fotografías y obra gráfica; además de diversos documentos y objetos personales, tanto de Mandelstam como de algunos de sus amigos y artistas coetáneos, que forman un impresionante fresco de la Rusia de su tiempo.
G. Cappa Granada

10 de septiembre 2016 - 05:00

Lo primero con lo que se topa el visitante en la exposición sobre el poeta ruso Ósip Mandelstam es un vetusto sofá de madera. Hay además manuscritos, dibujos, objetos personales primeras ediciones o carteles de la época comunista, pero el sofá resume mejor que ninguna otra pieza la vida del escritor; en él durmió de forma clandestina durante los años más feroces del estalinismo, cuando pese a estar desterrado viajaba de manera clandestina a Moscú para alojarse en casa del científico Shklovski y dormía en el sofá que preside la exposición que ayer se inauguró en el Centro Lorca para conmemorar los 125 años del nacimiento del autor de Coloquio sobre Dante. Ósip Mandelstam falleció en 1938, dos años después que Federico García Lorca, víctima también del febril y sangriento siglo XX. "Ambos poetas se podrían haber conocido, aunque las circunstancias políticas del momento no lo hicieron posible. Ambos vivieron como poetas en un mundo peligroso y compartieron un crudo destino", señaló en la presentación Andrea Edel, directora de Heidelberg Ciudad de Literatura Unesco, una de las entidades que organizan la exposición junto al Museo Estatal de Literatura de Moscú, el Ayuntamiento de Granada y el Centro Lorca.

Ósip Mandelstam. Palabra y destino contiene 130 piezas de extraordinario valor nunca antes expuestas en nuestro país y que forman un impresionante fresco de la Rusia de su tiempo. Un lugar destacado lo ocupan los objetos procedentes del Archivo de Víktor Shklovski, miembro de la Escuela Formalista Rusa de Estudios Literarios y gran amigo personal de Mandelstam. Hay asimismo obra plástica de artistas muy importantes de la época de la Revolución, así como piezas anónimas, nunca antes expuestas, verdaderas joyas del arte soviético de la realización de carteles. La exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 9 de noviembre, cuenta con piezas procedentes del Museo Estatal de Literatura de Moscú, además de instituciones como el Instituto de Literatura Rusa Casa Pushkin, el Archivo Estatal de la Federación Rusa, la Biblioteca Estatal Infantil de Rusia o el Archivo Central Estatal de Historia de San Petesburgo, además de los archivos de las universidades de Princeton y Heidelberg.

El alcalde de la ciudad, Francisco Cuenca, señaló en su intervención que es un "honor" para Granada, Ciudad de la Literatura, contar con una muestra dedicada a este autor clásico, dado que el proyecto tan sólo se ha podido ver en Moscú y en la capital alemana de Heidelberg, antes de viajar al Centro Lorca. Cuenca elogió "el valor de las piezas" pero ante todo, el que la muestra sea "un completo relato de imágenes de la vida y obra del autor y de su tiempo". A continuación invitó a granadinos y amantes de la poesía a acercarse a esta propuesta expositiva, "para adentrarse en la atmósfera de una sociedad, la rusa, y una época, la primera mitad del siglo pasado" y a la profusión literaria de Mandelstam.

Partidario inicial de la Revolución de 1917, Mandelstam adoptó pronto posiciones críticas, lo que le propició una vida inestable y errante e incluso fue denunciado en 1934 por escribir un poema contra Stalin, con el resultado de un destierro de tres años en la ciudad de Voronezh.

Por un segundo arresto, cuatro años después, fue deportado al campo de Kolymá, en Siberia, y murió en diciembre de 1938 en un campo de tránsito cerca de Vladivostok. Fue su esposa Nadezhda la que evitó la destrucción de su obra al ocultar manuscritos y memorizar numerosos poemas y textos en prosa hasta que pudo confiárselos a personas de otros países, lo que bien pudo inspirar a Ray Bradbury para escribir Fahrenheit 451, la novela publicada en 1953 en la que un grupo de disidentes guardan en su memoria los grandes clásicos de la literatura prohibidos por el gobierno.

Finalmente, en 1956, durante el deshielo de la época de Jruschov, fue exonerado de su condena a título póstumo, pero no fue hasta 1990 cuando se publicó por primera vez la primera edición rusa no censurada de su poesía.

Autores como Paul Celan, Vladimir Nabokov, Pier Paolo Pasolini o Joseph Brodsky tienen al escritor ruso en su altar literario, que ahora cuenta en el Centro Lorca de Granada con un espacio que recuerda la obra de uno de los grandes de la literatura rusa y el desasosegante entorno que le tocó vivir.

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