"Para encontrar la música hay que estar en silencio"
javier ruibal. compositor e intérprete
El músico portuense actúa mañana en el Teatro de CajaGranada con una nueva colección de canciones
Tras ocho años sin publicar un disco de canciones inéditas, Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1955) acaba de sacar al mercado Quédate conmigo. Con este núcleo duro de canciones, junto a sus éxitos de siempre, se presenta mañana en el Teatro de CajaGranada (21:00 horas).
-Nunca había hecho esperar tanto a sus seguidores, ocho años desde su último disco de canciones inéditas. ¿Qué ha pasado?
- Bueno, la vida a veces no se organiza de forma óptima para estos asuntos de publicar discos pero, bueno, entre unas cosas y otras... Asuntos personales y que la creatividad no es una fuente inacabable sino que hay que esperar que el acuífero se rellene y volver a sacarle otra vez su jugo. Ésa es la madre de todas las artes, tener paciencia y saber encontrar qué cosas nuevas decir que estén en línea con lo que ya dijiste.
-Curioso, habla del concepto obra completa en el tiempo de la canción suelta y de los tres minutos de Youtube.
-Es que yo creo que esto es un largo recorrido. Como si fuera un profesional de cualquier otra cosa, lo que yo quiero hacer es una buena carrera y, si el destino lo pone a tu alcance, que sea por méritos propios y no por casualidades o por estrategias. Prefiero pensar que con cada canción me estoy reinventando pero también que cualquier canción de este disco sea intercambiable por otra de otro disco anterior.
-Pero es difícil encontrar ese punto de equilibrio entre la reinvención y ser fiel a lo anterior. ¿Cómo lo intenta conseguir?
-Paciencia y mucho silencio. Para encontrar la música hay que estar en silencio, hay que aguardar al acorde que justifique los versos. En eso creo que radica uno de los encantos de este oficio o, al menos, yo me lo planteé así, intentar la sensación de que la magia te está tocando con su varita, es lo que hay que buscar constantemente. Paciencia y esmero.
-Habrá estado en silencio pero quieto, no. En medio de estos ocho años han estado Sueño, la reedición de Pensión Triana y el espectáculo Casa Ruibal.
-Es cierto, he estado en activo. Una de las cosas bonitas de este oficio es que te dejan contar el cuento muchas veces durante bastante tiempo, por esa cosa tan hermosa que tiene la música que cada vez que se interpreta es como si acabara de componerse. Este tiempo no he estado parado, he estado tocando mucho en directo, viajando mucho, he estado en Centroamérica, en Argentina, estuve varias veces en Nueva York, Chicago, Miami... Digamos que he estado por ahí dando una ronda de divulgación de lo que uno hace y recogiendo un poco para componer y grabar.
-En todos esos conciertos, y en los que ha realizado por aquí, ha ido probando algunas de las canciones de este nuevo disco. No es un hombre de secretos.
-Sí, yo soy un lengua larga, soy incapaz de ninguna estrategia, de ocultar o preservar una cosa, para que luego sorprenda... ¡Si a mí lo que más me gusta es componer! Y cuando algo te lo crees de verdad, lo que quieres es comunicarlo cuanto antes. Además, por dos razones, una porque el público merece que cualquier novedad se le ofrezca y otra, para sondear que tal reacciona el público con las nuevas canciones.
-En Quédate conmigo nos volvemos a encontrar con su territorio musical pero con algunos matices, ¿tiene algo que ver con las manos de José Recacha y Javi Ruibal?
-Las canciones las concibe uno pero yo les he dejado una libertad absoluta a la hora de producirlas. La producción de Javi es magnífica, al margen de elogios paternos, creo que tiene muy buena factura. Son ellos los padres de todo el envoltorio musical de la producción. Y José Recacha ha hecho unos arreglos magníficos, aparte de tocar una cantidad ingente de instrumentos. Este disco tiene también una cosa especial y excepcional, es la primera vez que lo producimos en nuestro estudio, Lo Suyo, para nuestra propia compañía que también se llama Lo Suyo porque lo suyo era, definitivamente, dejar de estar en manos de nadie. Hay mucho afecto en todos sitios, porque hasta la portada la ha hecho Pepa Niebla, una gran cantante de jazz y estupenda fotógrafa, y el diseño de su hermana, Isabel Cabello. En este disco hay mucho amor, mucho abrazo, muchas ganas de hacer algo hermoso. Este disco cumple con la idea que yo siempre sigo: un disco siempre tiene que tener una buena colección de canciones, que se sostengan por sí mismas, una por una, y que todas juntitas vayan en amor y compaña.
-Lo Suyo es para vosotros, ¿pero también para otros?
-Las dos cosas. Lo Suyo empieza como un estudio en el que se han grabado discos muy notables como los de Glazz, Alejo Martínez, Paco Cifuentes... Independizarse como compañía y sello editorial es otro asunto, es la consecuencia del paso del tiempo y de estos tiempos concretos en los que han cambiado mucho los movimientos y manejos de las compañías discográficas y la posesión del público ante los discos. El público, en términos muy generales, ha caído en una desafección por los discos. Antes comprar un disco no era sólo llevarte a tu casa la obra de un artista para disfrutarla, también para demostrarle tu apoyo. Esa sentimentalidad ha pasado a otro terreno y si además tienes la desventaja de la intermediación, que tu disco dependa de que haya un intermediario o muchos que sepan entender lo que tú le has puesto en las manos, incluido el desembolso económico, pues prefiero hacerlo yo. Pero ocurre una cosa muy bonita, que dentro de esa desafección, que ya digo, en términos muy generales, mi público se ha volcado en comprar el disco en la tienda de internet que tenemos. Creo que con la idea de que si lo compran en tu espacio te están financiando a ti directamente. Pero sobre el hecho de la intermediación... A ver, los discos no son caros, caras son unas zapatillas que te duran seis meses o unos vaqueros que cuestan la tercera parte del sueldo mínimo interprofesional. Un disco es algo que perdura.
-¿Qué no le debe faltar a una buena canción para lograr ese encanto?
-Lo que las canciones deben tener es inmediatez, que sea una pequeña obra musical pero que no dejen de aspirar a tocar sentimientos profundos, que hable bien del esmero con el que la has hecho, que no sea un inventito para salir del paso.
-Alguien dijo que todas las canciones, en el fondo, son canciones de amor. ¿Cree en eso?
-Bueno, no sé. Lo que ocurre es que en los últimos 40 años las canciones están asociadas a las relaciones de pareja y en el folclore hay mucho de eso. Pero no todas son así. Yo, particularmente, hago muchas canciones que hablan de amor pero sin almíbar. De los 60 a los 80 hubo mucho almíbar porque se hacían canciones por cantantes melódicos para conquistar a las muchachas en los bailes de sociedad. Yo huyo del almíbar. Prefiero un amor más físico.
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