"Después del éxito de 'Piensa en mí' tardé cinco años en sacar disco; para muchos era un suicidio, para mí no"
Entrevista a Luz Casal | Cantante
La intérprete gallega presentará mañana su último disco, 'Que corra el aire', en el Palacio de Congresos a las 21:30
Granada/Una compañía discográfica le llegó a decir en su día a Luz Casal (Boimorto, La Coruña, 1958) que "las mujeres no vendían por el hecho de ser mujeres". Lo contaba la cantante gallega en una entrevista de 1985 en Tocata, el principal programa musical de TVE entre 1983 y 1987. Que equivocados estaban. La artista, una de pioneras de la música rock en nuestro país, se las arregló para ser mujer, solista y rockera en los 80 sin sacrificar un ápice de personalidad.
Sin atender a modas, Casal se estrenó en el mundillo con un reggae llamado El ascensor. "Fue visto como una cosa terrible", recuerda al otro lado del teléfono con esa inconfundible voz mientras se escucha suelta una tecla de piano. "Durante años, me batí el cobre para convencer a la gente de que mis decisiones eran tomadas desde la necesidad de expresarme y de ser lo más libre posible", se sincera. Cuatro décadas después, su talento sigue intacto y ha cruzado fronteras -a Latinoamérica, a Francia, donde publicó el año pasado un álbum homenaje a Dalida-.
La intérprete presentará mañana su último disco, Que corra el aire, en el Palacio de Congresos a las 21:30. Diez nuevas canciones -algunas de ellas con esa esencia rockera que desprendía en los 80- y un pequeño homenaje a la cantautora Mari Trini integran este trabajo, el primero grabado y mezclado íntegramente en España de su carrera, tocado en directo en el estudio y producido por Ricky Falkner. "No soy buena pianista, incluso puedo ser mala pianista. Pero puedo componer al piano melodías que le gustan a la gente y a mí", reconoce humilde.
-A veces se ha tomado un descanso de tres a cinco años para sacar nuevo disco.
-Descanso no sería la palabra adecuada porque no es que esté descansado, en las Maldivas tomando el sol o buceando, sino que es mi manera de trabajar. Necesito reflexionar, darle vueltas a ideas. Incluso cuando son canciones que me hace un amigo. No acepto la primera idea que se me ocurra, ni decido compartir un tema con la gente de buenas a primeras. He tenido bastante suerte y compresión por parte de las compañías discográficas y el público.
-¿Es fácil hacer eso hoy día, cuando la industria aprieta más que nunca a sus artistas?
-Te voy a contar una cosa para que te hagas una idea. Después del éxito enorme de Piensa en mí tardé cinco años en sacar disco. Todo el mundo pensaba que debía publicar un nuevo trabajo. Para muchos era como una especie de suicidio. A mí nunca me lo pareció. A lo mejor he perdido oportunidades por no estar más presente, pero yo no hago carreritas (ríe). No mido mis fuerzas ni mi posible talento con la carrera de otros.
-Es digno de admirar. Se mantiene íntegra a pesar de los cambios de modelo de negocio...
-De modelo, de gustos. Ahora está muy asimilado que cualquiera pueda hacer cualquier tipo de registro y mezclar, que la ortodoxia no es imprescindible para hacer una u otra propuesta musical. Yo durante años me batí el cobre para convencer a la gente de que mis decisiones eran decisiones tomadas desde la necesidad de expresarme, desde la necesidad de ser lo más libre posible. Que una cantante rockera hiciera un reggae fue visto como una cosa terrible. O una especie de traición en el caso de hacer las canciones para la película de Almodóvar -Tacones lejanos- después de los cinco primeros discos. Afortunadamente, los estilos están para saltárselos, para usarlos según tus capacidades interpretativas. Hay que coger de aquí y de allá. Si quieres expresar cierta felicidad por haber visto un paisaje determinado no va a ser lo mismo rítmicamente, melódicamente, a cuando quieres expresar una rabia porque hay mucho ruido a tu alrededor y no te dejan ser tú.
-¿Cómo vivió lo de ser mujer, solista y rockera en los 80?
-Con dificultades, como no podía ser de otra manera.
-Muchas se fijarían en usted. Voy a parecer una pelota.
-Mostrar admiración es algo que aprendí hace tiempo. ¿Por qué vas a recortar tu pasión o tu necesidad? Como cuando quieres a una persona. ¿Por qué evitar decirle que le quieres? ¿Por qué hay que reprimir esos sentimientos? Yo en cualquier caso mi ego lo tengo bien controlado.
-He leído que tiene una formación musical impecable. Estudió belcanto. ¿Cree que eso le ha hecho tener una mirada más abierta de la música?
-Cuando empiezas muy pequeña, estudias y te sorprendes. Si eres curiosa te sorprendes aún más. te das cuenta de que hay grandísimos tesoros a tu alrededor, y sólo depende de tus necesidades para comunicarte con los demás qué cosas quieres comunicar, y elegir el vestuario adecuado. No tiene mayor problema. Hay gente que se manifiesta de una sola manera. Yo pongo el ejemplo de la ropa, que es cotidiano y algo hasta frívolo, para expresar lo que para mí significa la música. Yo no me visto siempre igual. Tengo cierta tendencia a unos colores, pero hay a veces que la rompo con el color más inesperado.
-"Son pocas las cosas donde encuentro la verdad", dice en Miénteme al oído. ¿En qué cosas encuentra Luz Casal la verdad?
-Hay muchos momentos y muchos lugares donde la puedes encontrar. El problema está en las personas. La naturaleza no miente. Los animales no mienten. Los niños no mienten. Ni siquiera los borrachos mienten. Parece que la tendencia en este mundo es que para salvarte o sobrevivir hay que usar más la mentira. Cuando la verdad es algo resplandeciente y la mentira es absolutamente oscura. No me gusta.
-Vivimos en un mundo donde se miente mucho. En la política, en las redes sociales, en nuestro día a día.
-Se miente con mucha arrogancia. A mí me han educado de otra manera. Tengo claro que para mí es muy importante mantener ese espíritu de franqueza. Pero sin faltar, sin mala educación. ¿Por qué hay que decir que algo te gusta cuando no te gusta? Y si es importante decir que no te gusta no puedes decir que si te gusta. Hay gente que duerme tranquila a pesar de tener esa actitud en esta vida. Yo busco otra cosa sin ninguna duda.
-Hizo la gira El rock de una noche de verano junto a Miguel Ríos y Leño, que se ha despedido de los escenarios recientemente. ¿La música en directo es lo más adictivo que ha experimentado nunca?
-Es una actividad que cuesta mucho trabajo físico e igual o más esfuerzo emocional. Ahora mismo estoy trabajando una letra. Yo la trabajo y experimento unas sensaciones que no necesariamente van a ser las del futuro oyente. Entonces ahí es cuando en un concierto tu tienes ese feedback de la gente. Sabes la importancia que puede tener una canción en el público. Sabes cómo reacciona físicamente, emocionalmente. A lo mejor para ti no resulta tan importante esa canción dentro del repertorio. Mientras que otra persona vive una emoción suprema. Acaba siendo adictivo. Es como hacer ejercicio. Cuando dejas de hacerlo retrocedes. Cuando dejas los escenarios pasa algo que cuando quieres volver, es como si estuvieras empezando. Con cada concierto sabes un poquito más. Para un persona como yo, tan curiosa, es fantástico.
-¿Cómo vivió el monstruo del cáncer?
-No sabría resumírtelo. Ocuparía más de una página de periódico. Lo viví como una experiencia vital y muy fuerte, pero con esperanza todo el tiempo. No decaí. Estuvo la música y mucha gente conmigo. Tener cierta disciplina y compromiso con la que gente que colaboraba conmigo en los arreglos, las grabaciones, me ayudó. La preparación de dos discos fue fundamental. No podía salir a la escenario, pero podía estar en contacto con la música. Con dificultad, eso sí. Es una de las cosas que más satisfechas estoy.
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