La enseñanza de las Ciencias, un 'déjà vu'
Ciencia Abierta
¿Quién no se ha dicho muchas veces: esto ya lo he vivido, ya lo he oído, ya lo he sentido?
Granada/En memoria del profesor Saturio Ramírez del Pozo
El término con el que encabezo este Ciencia Abierta, ese "ya visto" del francés, es un tipo de fenómeno psicológico que es clasificado como una paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido ya previamente. En sentido estricto, esa sensación de haber vivido ya algo aunque no haya sido así, parece que debería denominarse déjà vécu; mas podemos dejar la denominación mejor conocida por todos ¿Quién no se ha dicho muchas veces: esto ya lo he vivido, ya lo he oído, ya lo he sentido?
En las políticas educativas españolas hemos vivido muchas huidas hacia delante, pueden llamarlas reformas educativas, que en realidad acaban convirtiéndose en verdaderos "ya vistos". Todos sabemos que los sucesivos gobiernos de mayoría absoluta de socialistas y populares impusieron sus reformas para derogar la anterior ley educativa del otro partido y así una y otra vez. Y también sabemos que cuando han ido apareciendo los informes educativos PISA, los malos y buenos resultados eran causados por los otros y por los nuestros, respectivamente, según conviniera o conviniese.
Desde esta página de Ciencia Abierta se ha comentado que los resultados de los informes PISA deben tomarse con cautela (PISA 2012: ¿Mejora España en competencia científica?, 31-12-2013). La naturaleza de la prueba, de lápiz y papel, ¿puede realmente evaluar "las competencias" en ciencia de una muestra de estudiantes de diversas comunidades autónomas? Con todas las cautelas posibles y con la gran complejidad que se presentan en los procesos educativos, deberíamos dar una respuesta negativa. Desde luego no se puede decir que "Los alumnos españoles se hunden en ciencias", como iniciaba su comentario un diario nacional para dar noticia de los resultados del PISA 2018.
Basta con leer los datos con detenimiento para comprender que simplemente estamos igual que hace años. No avanzamos por muchas reformas que hagamos y por mucho que toda la clase política se llene la boca de "lo importante que es la educación" y por supuesto las ciencias y las matemáticas. Mientras tanto el "ya visto" y "ya oído": "Es que yo soy de letras" es la coletilla continua de mucha gente para excusarse de algún elemental error en ciencia básica. De sumar y restar, no hablamos que para eso está la aplicación calculadora del teléfono ¿Cuánta gente se asusta al ver que al girar el móvil se activa la aplicación de calculadora científica?
Esta ingente tecnología, que hace olvidar las reglas básicas del cálculo o que hace pensar a algunos estudiantes que ya no es necesario recordar nada pues para eso está Google, fue la razón por la que el profesor Saturio Ramírez del Pozo me confesó, en una de las últimas ocasiones que pude hablar con él, que se sentía un analfabeto ante la llegada de las nuevas tecnologías a las aulas. Decía que él ya no podía usarlas, claro que tenía 90 años cuando me hacía esa confesión.
El profesor Ramírez, Don Saturio como todos lo llamábamos con admiración y cariño, falleció en los últimos días del pasado noviembre. Nacido en Guadalajara en 1923, ejerció la docencia desde los 17 años, en las durísimas condiciones de la posguerra Civil, como maestro y posteriormente, tras estudiar la carrera de "Ciencias Naturales", obtuvo cátedra de Instituto. Azares vitales le trajeron a Granada, ejerciendo docencia en el Instituto Ángel Ganivet. Entre 1958 y 1961 fue profesor encargado de Curso en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada y hasta 1988 fue Catedrático de Escuela Universitaria en la Escuela de Formación del Profesorado de nuestra universidad. Hasta 2002 permaneció vinculado como profesor emérito a la UGR.
Don Saturio conoció todas las leyes educativas que por España han pasado en más de cien años. Puedo intuir que sería bastante escéptico sobre la capacidad que tiene el mero cambio de ley para mejorar la enseñanza de las Ciencias. Era un defensor del trabajo práctico, de la enseñanza en el laboratorio. Una actividad cada vez más difícil de llevar a cabo, me decía.
Y, volviendo a los informes, ¿cómo valoramos la competencia científica si nuestros estudiantes raramente pisan un laboratorio? Les transcribo ahora unas frases de un Seminario Internacional para la Reforma de la Enseñanza de la Biología propiciado por la OCDE (organización que impulsa los informes PISA): "La Enseñanza de las Ciencias Naturales en los Centros es frecuentemente teorizante, memorística y puramente libresca, con lamentable pérdida del innegable valor formativo que estas materias tienen en la educación general de la juventud (…) Las principales causas de esta ineficacia pedagógica proceden: Primero. De la escasez y falta de Profesorado auténticamente naturalista. Segundo. De la frecuente ausencia de formación pedagógica, de lo que pudiéramos llamar el oficio de enseñar en este Profesorado. Tercero. De la falta o exceso de los necesarios medios materiales, aulas-laboratorios, instalaciones y el preciso material científico de base (…) Como consecuencia de estas premisas fundamentales, se considera necesario y urgente… la singular preponderancia de las enseñanzas de carácter práctico, con un método de enseñanza que deberá estar basado en la investigación y redescubrimiento individual. Cada alumno o en grupos muy reducidos deberán observar directamente el ser natural, el objeto o el fenómeno que se estudia seguido mediante observación dirigida por el Profesor, esto es, un método de enseñanza activo, única forma de que se desarrolle el espíritu de observación y experimentación, frutos fundamentales a que debe tender nuestra enseñanza con predominio del estudio de pocas cosas bien enseñadas y asimiladas, frente al procedimiento desacreditado de una metodología teórica y libresca que ha hecho repudiar a tantos alumnos una de las enseñanzas que por definición deben de ser de mayor atractivo para los alumnos".
Probablemente algunas expresiones o términos les resulten extraños, pero en esencia este documento critica la enseñanza de las ciencias basada solo en la teoría del libro y sin actividad en el laboratorio o la observación natural. Eso está fuera de las aulas y ya lo estaba en 1963, pues es en esa fecha cuando se celebró dicho Seminario Internacional al que acudió el profesor Saturio Ramírez, junto a otros casi 60 catedráticos de enseñanza media de España. Todo un déjà vu, ¿no creen?
En el listado de asistentes se indicaba la provincia de España donde eran docentes y el carácter masculino o femenino del Instituto (toda una incorrección política en la actualidad, por supuesto). La ponencia final sobre los problemas en la enseñanza de la Biología incidía y coincidía en unas carencias similares a las actuales, salvando ciertas distancias, como por ejemplo que dudo se discutiera si el alumno de Granada era más o menos competente que el de León. Discusión tan del agrado actual de nuestros políticos y de nuestras políticas educativas, en cualquier sentido y ámbito.
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