Nunca te sueltes | Crítica
No te sueltes cuando el mal acecha
José María Pérez Zúñiga | escritor
Granada/"Olvídense del ajo, las estacas y los crucifijos. Si los vampiros existiesen, serían como nosotros, con todas nuestras virtudes y todos nuestros defectos". José María Pérez Zúñiga (Madrid, 1973) lee estas líneas, puestas por él mismo en boca de uno de los personajes de su nuevo libro Para quien no brilla la luz (Berenice, 2018). Para él, estas pocas palabras definen a la perfección el leitmotiv de su última novela, un thriller ubicado en el barrio madrileño de La Latina, donde una misteriosa mujer, la Dama Negra, está dejando tras de sí un rastro de sangre. A partir de aquí, el profesor de la UGR reflexiona sobre la oscuridad que encierra el ser humano y que él ve reflejado en problemas sociales como la prostitución, la crisis económica y el racismo.
-¿Por qué se decanta por la figura del vampiro?
-Es una figura que me atrae desde pequeño. Creo que lo fantástico, lo irracional, puede estar en la génesis misma del género, desde Cervantes, y hay una tradición bastante aristocrática en torno a esta figura. Creo que es uno de los grandes arquetipos de la humanidad porque representa aquella parte de nosotros que no podemos explicar y esa es una de las limitaciones del ser humano, que puede imaginar mucho más de lo que puede hacer realmente. Por eso se vale de símbolos y mitos como el del vampiro. De cualquier forma, es una metáfora, el vampiro podría ser perfectamente toxicómano. Creo que en ese sentido, es una novela social porque se tratan temas como la inmigración, la drogadicción y la prostitución.
-¿Por qué ese monstruo ya no tiene tanta fama como antes?
-Creo que el tema de los monstruos o de los géneros es una cuestión de moda, pero la figura del vampiro es antiquísima. De hecho, se puede rastrear su origen hasta el año 600 a. C. en China. A mí personalmente las modas son algo que no me interesa o influye a la hora de escribir. Me guío por la intuición y lo que me apetece escribir en cada momento y no me fijo en si es un género de moda o no. Por ejemplo, todas mis novelas son muy eclécticas. Siempre parto de la fantasía, juego con la realidad y mezclo varios géneros literarios.
-¿Por qué decide que su protagonista sea una vampiresa?
-Quería que el personaje principal fuera una mujer porque me atraía ponerme en la piel de ella para tratar temas como la prostitución. De hecho, en esta novela el único personaje que hace realmente lo que quiere es la protagonista.
-¿Por qué ubica sus novelas siempre en sitios reales?
-Quería tratar un tema fantástico de una manera muy natural. Siempre pensamos en escenarios muy exóticos para situar las historias, pero no tiene por qué ser así. Hablo desde mi mundo y la sitúo en Madrid porque es donde se sitúan los problemas de la sociedad actual. La Latina es un barrio multicultural y multirracial, en el que ve claramente la evolución de la inmigración en España y los problemas sociales que ha creado. Me interesaba mucho el tema de situarlo ahí.
-¿Es una visión negativa de la sociedad, no?
-No es una visión negativa. Uno de los personajes más importantes de la novela habla de un concepto de Jung, la sombra. Él habla de aquella parte del ser humano que no reconocemos. Muchas personas parten de la limitación de no poder hacer todo lo que quieren, van interiorizando una parte de sí mismos que es más oscura y puede llegar a apoderarse de ellos y esa es la idea un poco del vampiro. Si lo piensas es también un poco la causa de los problemas de la sociedad. Muchos elementos no se tratan abiertamente, sino que se esconden o reprime, de ahí que haga un paralelismo entre la figura del vampiro y la prostitución o las drogas.
-¿Es entonces un intento de humanizar al vampiro?
-Se puede entender así, pero más que humanizarlo es simplemente una vía de interiorizar la naturaleza humana. El vampiro me sirve para hacer eso, desde el punto de vista social y psicológico.
-¿Cree que una novela puede ayudar a alguien a darse cuenta de esos problemas?
-Por supuesto, la literatura por lo que se caracteriza es por ser capaz de ofrecernos otra visión del mundo. Esa es la que a mí me interesa, la que hace que reflexionemos y prestemos atención a que nos rodea. Puede parecer contradictorio, pero es así. La literatura sirve para prestarle atención a lo que nos rodea y nos da la posibilidad de explicar cosas que de otra forma no podríamos explicarlas, aunque nos ofrezca una visión diferente.
-¿Goza entonces la literatura de buena salud?
-Creo que la salud de la literatura es muy fuerte porque lo que nos caracteriza a los seres humanos es el uso del lenguaje. Lo que nos ayuda a desarrollarnos personalmente es el uso del lenguaje, la profundización en el lenguaje, el desarrollo del lenguaje y la narración, que es una forma de profundizar en nuestro propio pensamiento y en la propia naturaleza humana.
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