Estopa llena Granada: 25 años de vino tinto, calorro... Y un Seat Panda con Camarón

Los hermanos Muñoz hacen vibrar a más de 15.000 granadinos con un repaso a su cuarto de siglo de éxitos

Concierto de Estopa en Granada
Concierto de Estopa en Granada / Antonio L. Juárez

Granada/Llegó el día en el que ese grupo que escuchábamos de preadolescentes cumple un cuarto de siglo de vida. Ese día en el que aquella canción que sonaba como algo nuevo ahora es un incunable de que le se le pone a alguien más joven y te dice que “eso ya tiene tiempo”. Es el matiz. Tiene tiempo pero no es antiguo, no suena a clásico. Y eso pasa con Estopa, que generación tras generación ha mantenido un estilo que nunca se ha pasado de moda, que ha sonado a ellos, a Jose y a David, a Cornellà y al cinturón industrial de Barcelona, a charnego y a rumba catalana pero con voz rockandrollera. Los renovadores del sonido que ya es un sonido propio y que ayer inundó de recuerdos una plaza de toros de Granada abarrotada, como en la última ocasión que vinieron los hermanos Muñoz a la ciudad de la Alhambra, y sobre todo, con varias generaciones de fans, desde los que se pirraron con la Maqueta y en su vida llegaron a montarse en un Seat Panda, hasta los que ahora descubren que Camarón está más vivo que nunca a pesar de distar décadas de cuando sonaba el genio de San Fernando.

No quedó un asiento libre y hasta en los tendidos, bien estrechos, era difícil quedarse en pie y saltar al son de los catalanes, que no tardaron en calentar el ambiente en un día que, para ser de verano, era bastante fresco. Estopa para subir la temperatura, no podía ser de otra forma. Por fin fue cuando se desveló el misterio del sonido de carretilla de centro comercial que casi molestaba a los asistentes, y era una hormigonera marcha atrás que derribó el escenario en un videomapping muy de su estilo obrero del Llobregat.

Saltaron al ruedo con sus clásicos, aquellos del 98 que recogían sus primeros escarceos y bolos por locales de mejor o peor muerte de la zona bastarda de Barcelona. Tu Calorro y Cacho a cacho para abrir boca nada menos. Ahí queda eso. Los más mayores saludan. Ya dio igual que esto empezara con retardo. Algunos aprovechaban mientras para ver el Alemania-Dinamarca de la Euro.

Hechas las presentaciones pasaron a una parte más sentimental, podría decirse, como una Tragicomedia en la parte central y donde sonaron El día que tú te marches, Vacaciones, Cuando amanece, Run run (con la colaboración de Chonchi Heredia) y Qué más nos da. Entre medias, una bandera de Extremadura entre la concurrencia para acordarse de la tierra de sus padres.

Malabares, Hemicraneal y Sola antecedieron a uno de los primeros momentos grandes de la noche con Ya no me acuerdo. Sí, hubo besos y miradas. Peinaban canas, también. Y sí, fueron capaces de traerse un murete de su barrio y una hoguerita para cantar cuando en ello solo les iba la diversión. Y una Mahou, aunque pidieron una Alhambra.

Y de ñoñeces al pelotazo, al primero, con el que empezó todo, con La raja de tu falda, en una selección de temas para levantar a todos de sus asientos y a hacer botar a los de pista para el eterno recuerdo al del Medio de los Chichos.

A esas horas, David y Jose, José y David, ya habían partido la pana. Porque les quedaba poner las Pastillas de freno, a la que llegaron a pesar de que antes les había faltado el aliento. "Estopa, Estopa, Estopa", jaleaba el público, entregado desde el primer solo de guitarra. Desde el primer técnico que asomaba por el escenario...

Tenían que acabar a lo grande. No así. Tras volver al escenario se tomaron un buen Vino tinto, el cual les puso los Ojitos rojos como todos nos los imaginábamos en aquella maqueta que sonaba a estudio de cajas de huevo y cassette con grabadora. Y aunque nos prometieron seguir con Me quedaré, lo hicieron solo una vez más para cantarle, y de qué forma, a Camarón. No Como Camarón, pero da igual. Nos sobra y nos basta con cómo lo hacen ellos. Como Estopa.

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