El eterno retorno de Aixa

Aixa Portero no necesita esperar a Navidad para regresar. Su vida (y su obra, que ella misma define como biográfica e introspectiva) es un eterno retorno, pues todo final es un principio y eso queda plasmado claramente en la naturaleza, donde la manzana que cae, explica Portero, termina por pudrirse y servir de abono para un nuevo árbol, de la que caerán nuevas manzanas que servirán para crear nuevos manzanos, en un ciclo sin fin.

Esta idea, casi nietzscheana, es la que vertebra Radix Pacis, la exposición que la profesora de Bellas Artes presentó ayer en La Empírica y que, precisamente toma como punto de inicio el final de su anterior muestra, Pax Natura, que pudo verse en el CAC de Málaga el pasado año. Ambas muestras tienen como punto fundamental la cultura de la paz, como queda patente en los propios títulos (La raíz de la paz y Paz de la naturaleza) y que Portero entiende inseparable de esa idea natural de ciclo infinito. "La cultura de paz para mí tiene que ver con una vuelta al origen, un reencontrarnos con el lugar que venimos y hacer una lectura de lo que es la naturaleza en sí", explica la autora, quien, desde un punto de vista metafórico, argumenta que la solución pasaría por sacar al exterior "los conflictos ocultos", que ella identifica con las raíces, para "darle la vuelta", convertirlas en ramas y que de ellas surja una nueva vida, aunque en el mundo poético de Portero lo que aquí germinaría serían plumas y no flores.

Las plumas son un elemento muy presente en Radix Pacis, de hecho es el elemento predominante en el cartel de la misma. Pero también puede observarse en propuestas como la instalación LibrEs Plumas, donde los libros-pájaro aluden, a base de plumas y colores, a mujeres que han luchado por sus derechos y por la paz. Y es que, las plumas de ave simbolizarían la fe, la contemplación, pero también la pluma para escribir, es decir, el verbo escrito. Y, al mismo tiempo, la presencia del libro en su producción asimismo está teñida de significación simbólica, pues atesora dos lecturas significativas: el libro es intelectualidad. El libro es también libertad. "La pluma es al vuelo, lo que el libro es a la libertad", puede leerse, a modo de resumen, en el folleto de la exposición.

Entendidas como la etapa final de las ramas transformadas, las plumas también pueden verse en otras obras de Portero como en Raíces Aladas, donde sin dejar mucho a la imaginación, se presentan al espectador raíces cubiertas con plumas, colocadas sobres recipientes de cristal, para simular que flotan, o mejor dicho, vuelan.

Pero toda esa argumentación se basa en una tercera pierna, que Portero considera también fundamental para resolver los conflictos y que, como no podía ser de otra forma, está presente en Radix Pacis, la resiliencia, esa capacidad de adaptación de los seres vivos que les permite "resistir" frente a las situaciones adversas y de cuya existencia ha quedado constancia durante los momentos más duros de la pandemia de Covid-19.

Crear vida

Todas esas ideas que ahora toman forma en la muestra de La Empírica han ido conformándose poco a poco, a fuego lento, en Portero. Decíamos al principio, volviendo al eterno retorno, que las obras de la artista son "instrospectivas" y basadas en su vida. No es para menos, la violencia y la muerte marcaron desde muy pequeña su vida [Aixa es hija de Luis Portero, fiscal asesinado por ETA], pero ese final sirvió para un inicio, pues como ella misma explica, donaron sus órganos para poder salvar alguna vida, lo que, con el tiempo, le ha servido para aprender que de la muerte, se puede crear vida, igual que las ramas muertas (que ahora pueblan el espacio expositivo) terminan tarde o temprano por germinar y florecer.