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Eva García Sáenz de Urturi vuelve a sus orígenes con 'La saga de los longevos'

Planeta reedita 'La vieja familia' y el año que viene cerrará la trilogía con 'Los hijos de Adán' y 'El camino del padre'

Eva García Sáenz de Urturi: "Hay un sentido de urgencia poco realista en el que se nos exige que cada año escribamos una novela"

La escritora Eva García Sáenz de Urturi durante su visita a la Feria del Libro de Sevilla. / José Ángel García
Cristina Cueto

02 de noviembre 2024 - 06:01

"-Ojo: somos longevos, no inmortales. Podemos morir por un accidente o una enfermedad, es solo que no envejecemos", con esta advertencia se podría resumir el eje central de La saga de los longevos. Descubrir la fórmula para resistir al paso del tiempo sin envejecer marcó el inicio de la carrera literaria de Eva García Sáenz de Urturi. La primera parte de una trilogía que ella misma autopublicó fue el peldaño inicial de una escalera llena de éxitos. Con Aquitania ganó el Premio Planeta en 2020 y con la serie Kraken ha mantenido en vilo a medio mundo. Ahora, Planeta ha vuelto a editar La vieja familia, su ópera prima. A lo largo de 2025 llegarán a las librerías la segunda y también la tercera parte: Los hijos de Adán y El camino del padre.

El motivo de este regreso al origen lo explica la propia autora a Diario de Sevilla: "Estaba agotada la primera parte y la segunda veíamos que, con los años, no iba a menos sino a más". Este fin de existencias estaba provocando que la novela se estuviera vendiendo en el mercado de segunda mano a precios desorbitados. De hecho, en algunos portales se sigue ofertando por más de 700 euros y su edición en inglés por más de 1.000. "No me parecía bien que la gente estuviese pagando esas cantidades por un libro que se puede reeditar por 20 euros", reflexiona la escritora, quien agradece la "escucha editorial" y la apuesta por este retorno.

Una tarea que no ha sido fácil. Han pasado 12 años. Muchas historias, personajes y rincones de ensueño. De Vitoria a Venecia. En el libro que ahora presenta, si bien es fiel a su trama principal, la narradora ha realizado una importante labor de revisión. "Lo que he hecho sobre todo es podar lo que sobraba, subtramas pequeñas que no continuaban en la segunda y en la tercera parte", indica García Sáenz de Urturi. También recuerda que los protagonistas de La vieja familianunca han quedado guardados en un cajón. Los Longevos han formado parte de la exitosa saga protagonizada por el inspector Kraken. "En Los señores del tiempo metí a Lira, a Nagorno, a Iago, a Gunnar, a Luz", ensamblando dos universos que solo pudieron ver los lectores de Kraken que antes habían leído La saga de los longevos. "¿Para qué inventarme personajes nuevos si ya estaban trazados Los Longevos? Para mí era sencillo meterlos, porque me encajaban en cualquier época de la historia", apunta la autora.

Los protagonistas

¿Pero quiénes son los protagonistas de esta historia? El principal es Iago del Castillo, un carismático longevo de más de 10.300 años de edad que trata de investigar los motivos por los que ni él ni los demás miembros de su familia envejecen. Lo cierto es que ni Iago ni Héctor, su padre, tienen intención de compartir los resultados de esta búsqueda, porque son conscientes de los riesgos y del sufrimiento que implica su modo de vida. El resto de la familia está compuesta por Jairo, un violento y narcisista escita de casi 3.000 años, y Kyra, una huidiza celta de 2.500 años. Ambos, hermanos de Iago e hijos de Héctor, cansados de transitar solos a través de los siglos y hastiados de enterrar a sus hijos, están empeñados en crear una estirpe de longevos como ellos.

Lo que separa la ficción de la fantasía en esta novela es la dicotomía entre longevidad y la vida eterna. "Podría haberlos hecho inmortales o con algún tipo de superpoder, pero no. Son gente que ha sobrevivido y punto", matiza García Sáenz de Urturi y relata que ha intentado trazar a cada personaje de manera diferente. Por ejemplo, "el gran antagonista que es Nagorno nació en una cultura muy violenta". El villano de la novela pertenecía a los escitas, nómadas que transitaban por las estepas euroasiáticas y realizaban el bautismo de batalla con apenas 10 años. Un rasgo que combinaban con una exquisita tradición orfebre. "Lo que hecho con él ha sido fosilizarlo" y que mantenga a lo largo del tiempo determinados "valores morales" basados en la ausencia de culpa ante la crueldad, los asesinatos o las violaciones. Contrasta con Iago, quien a pesar de haber nacido en la prehistoria, "se ha adaptado a las normas de cada época".

Una construcción que nace de una reflexión de la propia autora: "¿Qué pasaría si la gente que ha nacido en los 70, por ejemplo, se quedara anclada ahí?". Algo que sucede con la música o con el cine "cuando decimos que una película ha envejecido mal en apenas 50 años". Esta consideración acerca del tiempo marca todo el relato, del mismo modo que lo hacen otras cavilaciones de García Sáenz de Urturi como la propia juventud y el afán por mantenerla. De hecho, cree fervientemente que el ser humano alcanzará la longevidad en algún momento de la historia, "no sé si serán cientos de años o miles, pero hay muchísimo dinero invertido en ello y cuando en Silicon Valley hay una moda... llegará".

Una realidad con la que la escritora mantiene una actitud crítica: “No se está permitiendo envejecer a nadie ahora mismo”. Una realidad con la que la escritora mantiene una actitud crítica: “No se está permitiendo envejecer a nadie ahora mismo”. Y no se refiere exclusivamente a las mujeres -con las que, por definición, la imposición de la belleza es más aguda- también a hombres como Cristiano Ronaldo o Paul Newman. “Asociamos belleza con juventud, entonces quienes alcanzan la belleza solo pueden disfrutarla a lo largo de unas cuantas décadas porque va a caducar”, puntualiza y sugiere además que alguien “que haya sido atractiva en su juventud sabe que hay un privilegio de trato”, facultad que “se pierde cuando se cumplen años”. Por este motivo, según la vitoriana, existe una especie de “obsesión” universal, “porque nos han educado en asociar belleza con juventud y nadie quiere perder su estatus de privilegio”.  

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