"En la poesía existen marcas de lo femenino que pueden rastrearse"

Milena Rodríguez. Poeta y ensayista

Su nuevo ensayo, que presentó ayer en la Biblioteca de Andalucía, es un recorrido por la obra de catorce poetas cubanas e hispanoamericanas de los siglos XIX y XX.

Milena Rodríguez recorre la poesía de catorce voces femeninas.
Milena Rodríguez recorre la poesía de catorce voces femeninas.
Andrea Kaiser Granada

22 de mayo 2013 - 05:00

Entre el cacharro doméstico y la Vía Láctea. Poetas cubanas e hispanoamericanas es el último trabajo de la poeta y ensayista Milena Rodríguez, profesora de la Universidad de Granada. La obra, presentada ayer en la Biblioteca de Andalucía, traza un recorrido por la poesía de catorce voces femeninas entre las que se encuentran: Gertrudis Gómez de Avellaneda, Úrsula Céspedes, Fina García Marruz o Alfonsina Storni. La autora busca reunir las huellas de lo femenino mediante la indagación y el análisis de su universo poético.

-'Entre el cacharro doméstico y la Vía Láctea' es la forma en que Fina García Marruz afirma que concibe la poesía. ¿En qué consiste esto exactamente?

-Fina García Marruz, autora a la que dedico uno de mis ensayos, hablaba de esta idea de "el cacharro doméstico y la Vía Láctea" como una metáfora para describir su propia poética. Yo he tomado su frase, aunque no en el sentido exacto en que ella lo hacía, como si el cacharro doméstico fuera una referencia de lo femenino: el mundo de la familia, lo doméstico y la casa. Por su parte, la Vía Láctea sería un símbolo de lo universal y, en última instancia, de lo masculino.

-¿Qué comparten estas poetas, además de su procedencia?

-El hilo conductor de este libro es la perspectiva que yo misma tracé: la frase de Fina García Marruz, que guía tanto el análisis como la crítica que realizo. He tratado de buscar una serie de marcas, de huellas que tienen que ver con la presencia de lo femenino en cuestiones como lo doméstico, lo familiar, o ideas como la nación o la patria: conceptos que quizá las mujeres conciben de forma diferente. Quizás hasta existe una manera distinta de posicionarse respecto a la escritura: es algo que puede verse en muchas autoras, que no terminan de creer que son poetas y escritoras. Es curioso observar el escepticismo, la distancia que algunas escritoras establecen respecto a su propio papel.

-¿Existe una mirada femenina en poesía? ¿Cómo se puede caracterizar?

-Yo afirmo que en poesía existen una serie de marcas de lo femenino, que pueden rastrearse. Estas huellas no tienen por qué aparecer siempre o hacerlo de la misma manera. Creo que en cierta poesía femenina hay una mirada, por ejemplo, irónica, respecto a estos conceptos de la patria o la nación: son ideas que apenas se desarrollan en la poesía contemporánea española, pero que en América Latina siguen siendo conceptos muy vivos, de tan jóvenes. También se pueden encontrar estas marcas en la experiencia del exilio, en ciertas reivindicaciones de igualdad entre hombres y mujeres, sobre todo en la poesía del XIX, o en determinadas actitudes transgresoras en el ámbito de la sexualidad.

-¿Piensa que estas autoras ocupan el lugar que les corresponde en la Historia de la Literatura?

-En la antología que precede a este libro abordé con interés esa cuestión: una de las cosas que más critiqué por entonces fue el canon de la poesía cubana. En el caso, por ejemplo, de Fina García Marruz, una poeta ampliamente reconocida en Cuba, encontré que fuera de allí apenas tenía la visibilidad que merecía. Yo misma preparé una antología de su obra, la primera en publicarse en España: al año de esto recibió el Premio Reina Sofía y el Premio Federico García Lorca. Hechos así ocurren frecuentemente: existe, por un lado, el saber de la crítica y los expertos, que reconoce el valor de una poeta; después, sin embargo, esta valoración no trasciende y muchas poetas no acaban en el lugar que merecen.

-¿Cómo fue concebido el libro? ¿Qué voluntad hay tras su creación?

-El libro es un complemento de una antología que preparé hace dos años llamada Otra Cuba secreta: Antología de poetas cubanas del XIX y del XX. Se trataba de una antología bastante amplia, que incluía estudios exhaustivos y comentarios de poemas que yo misma escogí. En este libro he reunido muchos de los trabajos que por entonces hice, pero me parecía interesante conferirle mayor unidad combinándolos con otros estudios sobre poetas hispanoamericanas.

--¿Qué cuestiones dan cuerpo a este libro? ¿Cómo se estructura?

-El libro se divide en tres partes. La primera trata sobre poetas cubanas del siglo XIX, donde la figura más relevante es Gertrudis Gómez de Avellanada: una escritora cubana aunque en gran medida también española. Vivió la mayor parte de su vida aquí en España, donde también publicó su obra. En su caso, además de su poesía, también abordo la correspondencia amorosa que mantuvo y que algunos consideran la correspondencia más significativa del romanticismo español. La segunda parte del libro se centra en poetas cubanas del siglo XX: en ella hablo de poetas como Fina García Murriz o Carilda Oliver. Carilda, por ejemplo, es muy conocida por su poesía erótica. También hay ensayos sobre poetas cubanas del exilio o la diáspora. La tercera parte está dedicada a poetas de otros lugares de América Latina, como Blanca Varela, Gioconda Belli o Piedad Bonnett.

-¿Tiene predilección por alguno de los ensayos del libro?

-Hay un ensayo que aborda uno de los temas más interesantes, quizá porque no ha sido demasiado estudiado. Se centra en aquellas poetas hispanoamericanas que viven actualmente en España: mujeres que, de alguna manera, se encuentran en sitio de nadie, desubicadas. No acaban de formar parte de la literatura de sus países porque llevan mucho tiempo fuera de allí, ni terminan de ser consideradas parte de la literatura española. Se trata de Cristina Peri Rossi, Isel Rivero y Ana Becciu. De la primera hay un poema muy interesante que aborda la experiencia del exilio y el hecho de, en definitiva, no acabar de ser de ninguna parte.

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