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Venom: El último baile | Crítica
* 'Venom: El último baile'. Superhéroes / Cómic. Dirección y guión: Kelly Marcel. Música: Dan Deacon. Fotografía: Fabian Wagner. Intérpretes: Tom Hardy, Juno Temple, Chiwetel Ejiofor, Rhys Ifans, Stephen Graham.
La saturación, avalancha y hartura de películas de superhéroes de tebeo debería ser un reto para cada nueva producción. Evidentemente no todo el mundo tiene los talentos de Nolan o Todd Phillips ni la desvergüenza de Tim Miller o James Gunn. Pero por lo menos se debería intentar hacer correctamente las cosas aportando una cierta originalidad en vez de exprimir rutinariamente un éxito anterior. Este es el caso de esta película que explota el éxito de las dos primeras entregas dedicada a este personaje -Venom (Ruben Fleischer, 2018) y Venom: habrá matanza (Andy Serkis, 2021)- que es una excrecencia del universo Spiderman.
La que fue guionista de esas dos entregas, Kelly Marcel, se pasa a la dirección -sin abandonar su tarea de guionista- con un resultado digamos que discreto. Medio funciona cuando la cosa se toma a broma -canciones y numeritos musicales incluidos-, decae cuando se intenta tomar en un poco serio el disparate y no se logra hilvanar lo uno y lo otro. Kelly Marcel parece haber optado por el disparate indisimulado al escribir un guión en el que las historias paralelas no funcionan y por la rutina confiada en los efectos digitales al dirigirla. Si en las dos entregas anteriores todo daba la sensación de ser un débil pretexto para los efectos, en vez de ponerlos al servicio de la historia, aquí impera un cierto descuido de fin de fiesta.
Hay ruido, mucho ruido, visual y sonoro: todo el aparataje digital de la saga del gamberro y salvaje simbionte devorador de cabezas Venom que parece seguir cómodo como huésped del atormentado Eddie, siempre interpretado con su característico gesto sufriente solo aliviado por algún detalle autoparódico por Tom Hardy. La extraña pareja Venom/Eddie al parecer se despide. En buena hora. Aunque ya dirá la taquilla si volverá o no. Cansada, cansina y reiterativa con relación a las dos entregas anteriores -que tampoco fueron una gran cosa-, su mayor virtud es tener una duración razonable.
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