Fernando Navarro, guionista de 'Segundo Premio', se estrena en la novela: "Me interesaba más el lenguaje que contar la historia"
El autor granadino publica su segunda obra en la editorial Impedimenta, una fábula oscura que explora la naturaleza en una aldea de la Alpujarra sangrienta y desoladora
Granada acoge el rodaje de 'Segundo premio', la cinta sobre Los Planetas

Granada/Fernando Navarro (Granada, 1980) ha logrado hacerse un hueco como guionista hasta convertirse en uno de los más activos y prolíficos del cine español. Ha colaborado con cineastas como Álex de la Iglesia, Rodrigo Cortés, Paco Plaza o Jaume Balagueró. Entre su filmografía destacan Verónica (nominada a Mejor Guion Original en los Premios Goya 2018), Orígenes secretos (nominada a Mejor Guion Adaptado en los Premios Goya 2020), Bajocero (2021), Venus (2022) y la serie Romancero (2023). Además de las nominaciones a los premios de la Academia de Cine, como ocurre con los personajes de ficción, una serie de acontecimientos concatenados han hecho que su rostro haya pasado de ser conocido por el público y no solo por compañeros del gremio: el guion de Segundo premio (2024), que firma a cuatro manos con el director, Isaki Lacuesta, una cita que ha sido candidata al Goya a Mejor Película y a los Premios Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional. El éxito de esa cinta se ha unido al de dos libros: la colección de relatos titulada Malaventura (Impedimenta, 2022), un debut literario con un éxito comparable al de Rodrigo Cortés, al que ha seguido otro libro arropado por la crítica, Crisálida, también en Impedimenta, un drama familiar donde la mística y la psicodelia se mezclan en una fábula oscura que explora la naturaleza en un sur sangriento y desolador.
Ese es el volumen que esta semana ha presentado en su tierra natal. Además, es miembro del Writers Guild of America y ha impartido talleres de Escritura Creativa en la Universidad de Siracusa y en Le Moyne College, ambos en Nueva York. También ha publicado artículos en revistas como MondoSonoro, Letras Libres, Cuadernos Hispanoamericanos o Turia, y ha colaborado en medios como Radio3, ABC o Cadena SER, donde dirigió y presentó el pódcast de terror Vuelo de brujas.
Pregunta.-El terror ha sobrevolado su producción en el cine. Ahora Crisálida, se promociona como una historia de folk horror. ¿Está de acuerdo con esa clasificación?
Respuesta.-Es una novela literaria. Cuando digo literaria, es que es una novela en la que el lenguaje es más importante que la trama. En muchas de las novelas de género que me encantan y que he leído, como las de Shirley Jackson y otros autores que admiro, a veces hay una historia de manera muy bien contada. Yo aquí he jugado más con el lenguaje, o sea, me interesaba más la lengua que contar la historia. Es una mezcla de hacer una literatura de género, pero también intentar hacer literatura.
P.-Una cosa soprendente de la lengua del libro, no es ya el uso de la coma en lugar del punto, como en No te veré morir, de Antonio Muñoz Molina, es que en muchos casos carece de puntuación alguna, incluso en los cambios de voces en los diálogos. ¿Es una corriente en la literatura actual?
R.-Creo que tiene que ver con el recurso del flujo de conciencia. En mi caso, no sé en el de otros, me metía en la cabeza del personaje y quería hacer una lectura inmersiva, estar en la mente del personaje, con sus pensamientos. Claro, siendo una niña, creo que me podía permitir ese lenguaje como accidentado, sin comas, con repeticiones, palabras que de repente cobran un doble significado cuando las vuelve a decir otra vez... Ahí mi referente era mucho más la música, que ya lo fue en Malaventura, o la literatura oral, las historias, los cuentos... Ahí sí tenía referentes en lengua castellana, como por ejemplo Juan Rulfo. En Pedro Páramo te metes en la cabeza del personaje que llega a ese pueblo y ya todo lo vas a vivir con él. Fíjate, llevé a mi editora por la calle la amargura, me preguntaba por qué había quitado esta coma o aquella otra y hubo un momento que ya entró en el juego y ella misma me sugería quitar algunas comas. Me decía, esta por lógica tiene que ir fuera. Estos días, durante las presentaciones, estamos haciendo lecturas con actrices y te das cuenta de que es una lectura distinta, la que se dice o lee en voz alta, que era como se leía antiguamente, a la que se lee en tu cabeza.
P.-Tras esas lecturas y como autor que vive a caballo entre la literatura y el cine. ¿Este texto podría ser fácilmente adaptable al menos a los escenarios?
R.-Alguien me dijo hace poco que el libro le recordaba al tipo de teatro de Cinco horas con Mario. Está claro que si tuviera algún tipo de adaptación sería más el monólogo interior. Yo desde luego nunca pensé la obra como una película, pero al escucharla en voces femeninas de actrices como Alba Flores o Belén Cuesta, ellas me llevan a una sensación como escénica. En Granada este miércoles tuvimos la suerte de contar con la voz Eva Ugarte y Jaime Beltrán, de Pájaro YaK, hizo una ligera ambientación musical. Él iba pinchando sobre la marcha y sí que fue aún más una especie de performance.
P.-¿Es también una novela de aprendizaje?
R.-Totalmente sí. Lo que me interesaba era precisamente hacer una novela de enseñanza a la vida. Toda la serie de hechos salvajes que cuenta el libro reflejan como reaccionarían cada uno en ese reinicio de la civilización. Porque son siete personajes y cada uno se comporta de una manera. Nada, la niña protagonista, es la que cuenta ese inicio a la vida. De hecho, el título tiene doble sentido. Por un lado hace referencia a la cama en la que está en el sanatorio envuelta en esas sábanas amarilla que la hacen pensar que ella es una crisálida. Por otro, al estado larvario que da paso a convertirse en otra cosa. Pero ella está atrapada en una crisalidad emocional. Esa idea me ha interesado mucho siempre en el cine sobre adolescentes, el paso de la infancia a la madurez que no consigue terminar de producirse. Todas las novelas sobre ese tema me interesan, desde La Isla del Tesoro a El guardián del centeno, quizá porque para mí fue traumático, como para muchos, ¿no?
P.-Esta novela está ambientada en la Sierra de Granada, en la Alpujarra granadina. ¿Cuánto hay de su autor en esta novela?
R.-He decidido crear una novela 100% de ficción. Sin embargo, la mirada de ciertos aspectos de los personajes sí coincide con mi mirada y los paisajes son los que obviamente he conocido. Son lugares de la sierra a los que iba de niño, a una aldea en la que pasé alguna época. Y la propia idea de la Granada del 80, de la que huye un personaje, el personaje del capitán, también la he conocido. Luego en la novela todo lo que cuenta, los problemas por los que pasan los personajes, tienen que importarte o tienes que haber pasado por temas más parecidos, obviamente. En la infancia tienes todo, sientes que la vida está llena de cosas, que cada cosa te sorprende y te gusta. Se forman los gustos, las primeras películas que ves, los primeros discos que escuchas, los primeros viajes, cada paisaje, bajar a la playa o subir a la sierra. Y dejar atrás eso para tener que entrar en el mundo real, en el de los impuestos, de la burocracia, de tener que ganarse la vida cuando vienes de entornos más o menos de clase obrera, cuando es duro y es difícil, todo te cuesta un poco y echas de menos la infancia. Y además no soy el único, yo creo que la infancia es un paraíso perdido y que todo el mundo, de alguna manera, conforme se va alejando de ella, la recuerda cada vez más y vuelve a ella. Y en realidad es una pena porque estás condenado a la melancolía, porque es algo a lo que nunca vas a regresar. No es como un paisaje al que puedes volver sino esa manera de ver el mundo que ya nunca vas a volver a tener.
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