El festival Orcefolk se despide con música contada y cantada
Tradere y Trenclacloses echaron el cierre al encuentro, que pese a verse reducido en esta edición por motivos económicos, se ha caracterizado por el buen ambiente
Despojado de actividades y reducido por motivos dinerarios a su esencia más musical, esta edición del Orcefolk se ha caracterizado por el buen ambiente y la conexión entre artistas y público, los unos con ganas de tocar y los otros de participar en la fiesta. Así el día final del festival hubo de nuevo conexión, palmas, coros estribillos y hasta bailes.
El primero de los dos grupos en actuar fue el vallisoletano Tradere, castellanos de largas miras enamorados de la cultura y los autores andaluces: acaban de terminar un disco sobre Lorca. Como casi todos los grupos de folk no son nadie sin su público, y ellos consiguieron embaucar a los oyentes también verbalmente, enredando a la audiencia en un cancionero sin prejuicios que puede acudir tanto al mítico Agapito Marazuela como a ¡Mongo Santamaría!, para terminar sonando a algo parecido a un pasodoble-ska-jazz si es que existe, que ya sí .
Trenclacloses, después, reinterpretaron historias, dichos, romances, canciones, cuentos y moralejas de la cuenca levantina con el buen saber hacer de quien tiene el don de la comunicación gestual, verbal y musical. Armados con una larga colección de instrumentos ancestrales, desde la zanfona y el saz al cromorno, hicieron las delicias de pequeños y mayores sobre todo, embaucados por sus dotes de cuentacuentos con las que saltearon sus intervenciones musicales.
Sus habilidades didácticas y comunicativas, su exquisita educación en el trato al 'respetable' y su sentido lúdico permitieron que aumentara en un millar su relación de de amigos, a los que "invitaremos a horchata" en el teléfono que viene en su disco.
Tienen un algo de duendes medievales y más de las pastillas del doctor Peterpán, un estira y encoge con efectos sedantes y regresión a la infancia por unos minutos que hace bueno, en vida, aquello de que conocerlos es quererlos. Música contada y cantada para el postre.
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