La 'fiebre' por Richard Gere contagia Granada
La actriz Elena Anaya ayudó a una joven con un ataque de ansiedad producido por la aglomeración para ver al actor estadounidense
Richard Gere deslumbra en Granada antes de recibir el Goya: "No me arrepiento de nada"

Granada/El reloj marca las doce del mediodía y en los alrededores del Teatro Isabel La Católica no cabe ni un alfiler. Una enorme multitud espera expectante la aparición del afamado actor estadounidense Richard Gere, que debe estar apunto de llegar. El bolígrafo con el que plasma su codiciada firma sigue con tinta tras su longeva carrera, comenzada allá por los años 80, y en esta ocasión tiene una cita con la historia de los Goya, que le galardonarán con el cuarto galardón internacional que se concede en las 39 ediciones del festival español.
Un furgón negro con los vidrios tintados entra en escena y se desata la locura. Los curiosos comienzan a agolparse en una estampida frenética para ver de cerca a aquel que les entretuvo durante tantas y tantas horas a través de la gran pantalla. La mayoría, no obstante, sin suerte, pues es tal la aglomeración que sólo aquellos con la mejor posición alcanzan a ver a Gere durante el breve trayecto discurrido entre los escasos metros que separan la puerta del vehículo de la entrada lateral del teatro.
"La verdad es que es una pena. Llevamos aquí desde las once de la mañana y no le hemos visto ni un pelo", comentan dos señoras mayores procedentes de Sevilla que han viajado a Granada para observar de cerca las personalidades que nutren los Goya. Se escuchan breves abucheos de aquellos con su misma suerte, los cuáles son reemplazados por vítores en el momento en el que Richard Gere se asoma por una de las ventanas del teatro para saludar a sus fans.
La espera interminable
Comienza el encuentro del estadounidense con los granadinos en una celebración en la que el actor recibirá el cuarto premio internacional de la historia de los premios más importantes del cine español, acto en el que estuvieron presentes personalidades como Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de cine, o Marifrán Carazo, alcaldesa de Granada, y que culmina con el galardonado entonando el himno de la comunidad autónoma. Sin embargo, la verdadera celebración ocurre en los alrededores de la puerta por la que Richard Gere abandonará el teatro, donde cientos de personas se arremolinan expectantes alrededor del furgón negro que le volverá a transportar.
Tal es el caso de Teresa, una granadina armada con un cartel que, con la gracia propia de los que son de Granada, reza "Ricardo Gere, tú me regalas un guiño y yo te regalo una bolsa de molletes de Antequera". La mujer, junto con el resto de personas que comparten su motivación, espera con nerviosismo durante la hora y cuarto que duró aproximadamente el evento. Pasan los minutos, con la lentitud propia del que espera algo con muchas ganas, y cada vez más y más gente lucha por encontrar una posición idónea para ver a su ídolo.
Los más creativos toman sitio en la cafetería colindante a la salida lateral del Teatro Isabel La Católica, donde, con la excusa de estar tomándose un café con leche, han encontrado un ventanal desde el que se puede ver desde la comodidad del asiento el recorrido que llevará al actor hasta su transporte. El resto de personas continúan agolpándose, mientras las fuerzas de seguridad ponen todos sus esfuerzos en generar un pasillo improvisado por el que el estadounidense transitará hasta el vehículo.
"No creo que nos dé tiempo a comer, pero tengo un par de bolsas de chuches en la mochila", comenta la chica de una joven pareja que forma parte de la aglomeración. Su plan de sábado consistirá en acudir a los puntos susceptibles de que aparezca alguna de las estrellas del cine que transitan Granada, y en su itinerario no hay sitio para el almuerzo. El reloj marca la una de la tarde, sólo faltan quince minutos para la hora estimada de salida de Richard Gere y la aglomeración ya es total.
La puerta se abre y el estallido de la gente es simillar al de un gol en el último minuto. Gritos de "Richard, Richard" llenan el ambiente mientras el veterano actor avanza hasta el furgón saludando a sus fans, a los cuáles, subiéndose en el vehículo, regala un saludo que recuerda al momento en el que vuelve a por Julia Roberts en Pretty Woman, iconizando aún más un momento que los presentes recordarán con cariño.
El gesto de Elena Anaya
Richard Gere sale de escena y la aglomeración comienza a dispersarse. Multitud de sonrisas observan en la pantalla de sus teléfonos móviles la fotografía que, de mejor o peor calidad, inmortalizará de por vida el encuentro con su ídolo. Sin embargo, el susto de la jornada lo protagoniza una joven chica que, debido a los empujones y el agobio producido por la aglomeración, se tiende en el suelo llorando con un ataque de ansiedad.
La actriz Elena Anaya, presente durante el evento, acompaña dentro a la afectada junto con una médica que, por suerte, se encontraba presente para ver al actor. "La chica ha tenido una crisis de ansiedad, no por Richard, si no porque la gente se ha abalanzado. Se ha visto agobiada y no podía respirar ni, al ser la primera vez que le ocurría, no sabía cómo gestionarlo", informa la sanitaria. Por suerte, la joven fue bien atendida y, tras sentarse y ventilar en una bolsa, fue acompañada de Elena a ver las instalaciones por dentro: un bello gesto que logró tranquilizarla y convierte un mal trago en una experiencia inolvidable.
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