Los gestos descarnados de la pintura

Artistas de Granada | Santiago Ydáñez

La obra de este creador, indiscutible, personal y generadora de los más absolutos principios de la gran pintura nos ha situado en una interpretación personalísima del noble arte

Santiago Ydáñez, en una imagen en el CAC durante la presentación de 'El corazón manda'
Santiago Ydáñez, en una imagen en el CAC durante la presentación de 'El corazón manda' / Marilú Báez
Bernardo Palomo

19 de noviembre 2020 - 00:00

Granada/Ha sido uno de los nombres propios más importantes salidos de la Facultad de Bellas Artes; uno de aquellos ilustres que comenzó la apasionante andadura del arte granadino de los últimos años del siglo pasado. Y fue, además, de los primeros que renovó la escena pictórica andaluza de aquellos momentos. Nada más terminar los estudios, la personalidad de su trabajo no pasó desapercibida para nadie y, muy pronto, su pintura estaba unánimemente aceptada -bueno, quizás la unanimidad no es moneda de cambio en la profesión artística, siempre cainita y con muchos intereses espurios- y puesta en valor.

Santiago Ydáñez (Puente de Génave, 1965) es de los muchos pintores jiennenses -Dolores Montijano, Paloma Gámez, Ángeles Agrela, Julio Juste, José Manuel Darro, Chico López, Manolo Vela, entre otros- que ha tenido Granada como escenario importante de su vida artística. Han sido artistas que aquí se formaron, aquí trabajaron y dieron mucha entidad a la creación que se hacía en la ciudad. Siendo muy joven consigue importantes reconocimientos que lanzan una carrera que ya no tendría vuelta de hoja. Obtiene la Beca de la Fundación Marcelino Botín y la del Colegio de España en París, en 1998 y 2001, respectivamente.

El artista en su estudio
El artista en su estudio / G. H.

Será la obra ganadora del III Premio ABC de Pintura del año 2002, la que, probablemente más contribuyera a la imagen de su pintura y la que sirviera para que su impactante expresionismo fuera una indiscutible realidad en el contexto general de la pintura de aquel tiempo. Se trataba de un rostro de gran tamaño, cuyo primer plano realizado con vehemente estructura pictórica formalizaba una realidad que no dejaba indiferente. Después vinieron muchos más premios -el BMW, el de la Generación 2002 de Caja Madrid, por citar sólo dos-, muchas más estancias en el extranjero y muchas exposiciones por galerías de manifiesta importancia y centros de arte de indiscutible trascendencia.

En definitiva, Santiago Ydáñez ha sido -y sigue siéndolo- referente de la pintura joven y modelo a seguir para generaciones de nuevos pintores que han visto cómo la pintura seguía muy viva y permitía desarrollos y desenlaces de infinitas posibilidades. Ydáñez es un artista artista, pintor máximo que ofrece una realidad muy bien construida técnicamente para que desde las fórmulas plásticas más clásicas se desarrolle un sabio entramado representativo donde lo real asume nuevas circunstancias.

El creador domina la pintura, así como todos los esquemas pictóricos que en ella intervienen; conoce a la perfección todos los postulados de la representación y sabe cómo hacerlos infinitamente más expresivos y más acordes a su ideario estético y plástico. Desde ese importante bagaje técnico el pintor se adentra por nuevos caminos que acentúan y potencian la propia realidad para hacerla más contundente y determinante.

La obra de este artista, indiscutible, personal y generadora de los más absolutos principios de la gran pintura, la de ahora y la de ayer, esa que es eterna y no tiene ni tiempo ni edad, nos ha situado en una interpretación personalísima de la pintura. Hace retratos y los hace a la manera de Ydáñez; magnificando la imagen, dotándola de contundencia formal; intensificando los rasgos; incluso superponiendo a los materiales otros elementos extrapictóricos, para conseguir un poder estructural extremo. Pinta un particular santoral, con poderosísimas imágenes interpretadas de la iconografía religiosa barroca, consiguiendo una descontextualización de la propia representación para abrir nuevos registros.

Los animales, en el foco

Hace espectaculares bodegones, concediéndoles esquemas significativos novedosos; se adentra por escenas de caza, dando una especial dimensión a la imagen de los animales; pinta paisajes donde lo extremo se yuxtapone a lo más cercano y cotidiano. En definitiva realiza una pintura nueva en al que se encuentra está encerrada toda la iconografía tradicional con una visión distópica que acentúa los planteamientos ilustrativos y deja abiertas unas posiciones donde lo real y lo irreal diluyen sus fronteras. Y todo con una poderosísima capacidad técnica que no deja indiferente.

Una obra de Ydañez
Una obra de Ydañez / G. H.
Un retrato de Juan Belmonte
Un retrato de Juan Belmonte / G. H.

Ydáñez imprime a sus obras una emoción que las aparta de la propia realidad de donde salen. Su figuración es más figurativa; más extrema, más pasional; tiene un espíritu diferente; juega con los contrarios; es dulce y apasionada, real y fantasmal, cercana y enigmática, sensual y mística, bella y desgarradora, tan mediata como inmediata; es patrimonio de la mirada pero, también, del espíritu; es sutil y contundente y siempre apasionante, pura, extrema y vital.

El artista es capaz de convertir lo mínimo en extraordinario; por eso utiliza formatos de grandes dimensiones que agiganta lo pequeño para buscar lo espectacular. Su obra es, en definitiva, el patrimonio de un artista que ha llevado la pintura a sus extremos más apasionantes, el rigor de la expresión a sus límites máximos, la libertad representativa a los espacios más libertarios.

El espectador se siente inundado ante la fuerza impactante de la realidad que observa. Su pintura absorbe la mirada, transforma los sistema interpretativos y condiciona la visión. Con una paleta de pocos pigmentos, grises y negros, crea un espacio colorista poderoso y de gran fuerza expresiva. Utiliza los colores cuando realmente los necesita; se vale con la potencia del gesto para estructurar posiciones poderosas que acentúan el propio espíritu de la imagen.

Otra obra del creador afincado en Granada
Otra obra del creador afincado en Granada / G. H.

Santiago Ydáñez es dueño de una iconografía de máximos; autor de una pasional interpretación de la realidad que marca rutas nuevas en una pintura donde el tiempo ha perdido su edad y lo real ha transformado, sin complejos, su espíritu y su esencia.

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