González Alcantud arma el puzle poliédrico de Américo Castro para la exposición del otoño en el Hospital Real
Desde este martes hasta el 10 de enero el espacio expositivo del Rectorado reúne documentos y obras artísticas procedentes de 30 instituciones
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Granada/Américo Castro (1885-1972), es sin duda uno de los intelectuales más importantes del siglo XX. Su sombra en disciplinas como la historia y la sociología es muy alargada, pero fuera del ámbito académico puede no ser tan reconocido. O al menos no tanto como alguno de sus adversarios con los que se midió en los numerosos duelos dialécticos que protagonizó en vida con figuras como Claudio Sánchez Albornoz, su eterno enemigo; Menéndez Pidal; o Benzion Netanyahu, padre de Benjamín. Su carácter "de gran polemista" es uno de los rasgos que destaca de él José Antonio González Alcantud, catedrático del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Granada, y ahora también comisario de una completa muestra que profundiza en la vida y obra de uno de los principales representantes de la llamada España de las tres culturas. La exposición, titulada Américo Castro y su tiempo, podrá verse en el Crucero del Hospital desde este martes 22 de octubre hasta le próximo 10 de enero.
La figura
Castro fue granadino de adopción, porque era nacido en Brasil de padres de Huétor Tájar. Sin embargo, pronto regresaría a Granada, tierra en la que cursó su educación Primaria, Secundaria y parte de la universitaria, ya que estudió Letras y Derecho en la UGR... Como intelectual, investigador y docente, Castro investigó en el ámbito de la filología y la historia principalmente, por lo que la exposición cuenta con un espacio expositivo bibliográfico y documental con material muy relevante. Algunos de estos textos proceden de la cámara acorazada de la UGR aunque también hay un importante apartado dedicado a obras plásticas, lo que incluye numerosos originales de Gutiérrez Solana, López Mezquita, Benjamín Palencia, Sorolla, etc. También podrá escucharse la grabación sonora de una conferencia que dio Castro en los años 60, sonido que llega en préstamo desde la Universidad de Harvard.
Castro fue embajador de la República española en Berlín y su influjo en el hispanismo norteamericano aún perdura. Formó parte de la generación institucionista, desde la Junta de Ampliación de Estudios hasta su exilio en Estados Unidos. A la Universidad de Granada retornó como visitante ocasional a partir de 1958, manteniendo relaciones con don Emilio Orozco y otros profesores.
Procedencia de las piezas
La exposición retrata las atmósferas artísticas que rodearon su figura, y aporta documentación original sobre su trayectoria. En ella colaboran numerosos coleccionistas privados y entidades nacionales como el Ayuntamiento de Granada, Ayuntamiento de Huétor Tájar (Granada), Ayuntamiento de Pulpí (Almería), Casa-museo de Unamuno, Colección Zuloaga, Fundación Carlos Ballesta, Fundación Pública Rodríguez-Acosta, Fundación Ramón Menéndez Pidal, Fundación Xavier Zubiri, Museo de Bellas Artes de Granada, Museo Sorolla-Madrid, Residencia de Estudiantes-Madrid y la Colección Casa Ajsaris, entre otras. También instituciones internacionales como Cedodal, Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (Buenos Aires), Harvard University Archives e Hispanic Society of America. Dado que no existe una institución Américo Castro -como sí existe en el caso de otros intelecturales anteriormente citados- la exposición está conformada gracias a la colaboración de más de 30 entidades o personas prestatarias.
En cuanto a la estructura, se articula en torno a la relación familiar entre Granada y Brasil, a través del comercio; sus estudios en la Universidad de Granada; su relación con los institucionistas, principalmente Francisco Giner de los Ríos y Ramón Menéndez Pidal, y el París y Berlín de la época; su trabajo filológico en Marruecos; su pansemitismo; su relación con Hispanoamérica, en particular con Buenos Aires; su exilio en USA (Madison, Princeton, Houston, San Diego); el retorno a España a partir de 1958; sus relaciones con los círculos de intelectuales del interior, y el enfriamiento de su relación con el ideal republicano.
Alcantud
El objetivo del catedrático con esta muestra es "recuperar a uno de los granadinos más célebres del siglo XX, que no había recibido ningún tributo de su universidad": "Ha sido gratificante, ya que es un acto de justicia con un humanista andaluz (y español) de valor universal. Deseamos que la vuelta a la palestra de Américo Castro sea motivo de renovación intelectual sobre el lugar que España debe ocupar en el mundo de las geoculturas contemporáneas". Las bases ya están puestas y sólo falta que el resto del mundo académico y mediático termine de difundir la figura que ahora se reconstruye en la interesante colección de piezas que podrán verse hasta pasada la Navidad en el Hospital Real.
El catedrático confía en que el esfuerzo realizado para destacar la importancia del intelectual -al que ya había dedidaco un libro publicado por la editorial Almuzara en el mes de febrero de este mismo año y sobre el que ahora vuelve a trabajar en un volumen colectivo auspiciado por la Universidad de Granada- termine plasmándose en una posible Cátedra Américo Castro en esta institución académica para terminar de "redondear" el trabajo de recuperación de su figura y su legado.
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