La guitarra de Raphael Feuillátre se presentó también como una gran orquesta
El guitarrista francés logró entusiasmar al público que volvió a completar el aforo del Festival de la Guitarra de Granada-Antonio Marín
Granada y Heidelberg más cerca gracias al Festival de la Guitarra
La guitarra española se ha ido descubriendo, con el paso del tiempo, como un gran instrumento de conciertos para solista. Algunos han comparado esta capacidad del instrumento con la del piano, dado que ofrecen prácticamente todos los recursos de una gran orquesta.
Probablemente estos dos ejemplos sean los que mejor se adaptan a este tipo de programaciones de tan variados registros, como se pudo comprobar en el recital ofrecido en el Festival de la Guitarra-Antonio Marín por el francés Raphael Feuillátre, que desde que comenzó su intervención se mostró como un virtuoso que domina las seis cuerdas y la madera. Tanto era así, que por momentos, obtenía recursos sonoros que no parecen existir entre las seis cuerdas.
Comenzó su intervención con la sutiliza de Bach, para después visitar la Francia de Couperin o mostrar sus grandes cualidades con la Fantasía sobre temas de la Traviata que escribió el almeriense Juan Arcas. Los temas se iban sucediendo, enlazando algunas obras casi sin continuidad, como muestra del acertando orden con el que había confeccionado el programada. Cuando llegó el turno para Granada y Asturias de Albéniz, el concierto iba alcanzando su cenit y fue creciendo en intensidad, hasta el punto de que el guitarrista se vio obligado a ofrecer un singular bis, de una obra poco conocida de Roland Dyens, que ha sido uno de sus maestros, Clown Down (gismonti at the Circus), con numerosos recursos onomatopéyicos que imitaban los sonidos de un circo, especialmente de los animales.
Raphael Feuillátre ya se ha presentado en Granada. Para él ha significado, como manifestó antes de su intervención, un paso decisivo en su carrera. El mejor barómetro para calificar su actuación fue la respuesta del auditorio, que además de llenar en este caso el patio del Palacio de la Casa de los Pisa-Museo San Juan de Dios , como es habitual en el festival granadino, ovacionó de forma insistente cada una de sus interpretacines.
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