La historia falsificada de Granada
La Casa-Molino Ángel Ganivet inaugura una muestra sobre la rocambolesca vida del pícaro Juan de Flores
La Casa Molino Ángel Ganivet acoge desde hasta el próximo 30 de abril la exposición La Granada falsificada: el pícaro Juan de Flores, que gira en torno a las falsificaciones en Granada desde finales del siglo XVI hasta llegar a las protagonizadas por Juan de Flores quien fuera un beneficiado de la Catedral de Granada que vivió en el siglo XVIII.
Como experto en objetos y monumentos de la antigüedad, Juan de Flores inició sus excavaciones arqueológicas en la Alcazaba Cadima, donde consiguió importantes resultados para, a continuación, dedicarse a simular hallazgos de objetos y documentos que él mismo mandaba fabricar y enterrar consiguiendo engañar durante cierto tiempo a gran parte del público y a los especialistas, hasta que se descubrió el fraude.
Según informa la Diputación de Granada, "este personaje estaba movido por el deseo de avanzar en el conocimiento de la época romana granadina y, de paso, engrosar el inventario de su colección particular y corroborar su fama de entendido en antigüedades. Realizaba excavaciones arqueológicas en algunas de las más prometedoras zonas del hoy barrio del Albaicín fabricando innumerables restos arqueológicos durante los años que duraron los trabajos, entre 1754 y 1763, y con la ayuda de expertos artesanos". Las piezas las hacía enterrar de noche para que fueran descubiertas durante el día, ante la admiración y el entusiasmo de los curiosos observadores de los trabajos de excavación.
Tal y como explicó el diputado delegado de Cultura, José Antonio González Alcalá, la exposición y "la figura de Flores simboliza en cierto modo todas las luces y sombras de la sociedad granadina de una buena parte del siglo XVIII" con un trasfondo en el que se pueden adivinar "los conflictos religiosos entre comunidades y el de la invención de un pasado a medida de unos intereses concretos".
La muestra contiene piezas, legajos y mapas de la época, verdaderos y falsificados, que logran "hacernos reflexionar sobre ciertas características de la historia de Granada que llegan hasta nuestra contemporaneidad", apuntó José Antonio González Alcalá. El pícaro Juan de Flores desarrolló una compleja organización para dar lugar a la cantidad de falsificaciones que generó en aquellos años. En lo referente a los documentos escritos, además, tuvo la necesidad de inventar, dentro del proceso, una serie de alfabetos, con unos anagramas complicados para el público en general y para algún despistado experto. Tan sorprendentes hallazgos aumentaron el prestigio de su principal artífice.
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