Isaac Sánchez: "La cantidad de artistas internacionales que hay en Granada es descomunal"
El catalán acaba de dar a luz a ‘Buena gente’, su primer cómic desde que se mudó a la capital, de la que reconoce sentirse enamorado
Isaac Sánchez desvela los primeros detalles de ‘Buena gente’ su nuevo cómic

Granada/Isaac Sánchez (Badalona, 1981) llega tarde a la entrevista. La culpa es compartida: por un lado, del redactor, por citarlo en la cafetería Mimimi, que tiene dos locales en la capital; por otra, del entrevistado, que desde que se mudó a Granada, un lugar que reconoce amar con toda su alma, se dedica a vagar sin rumbo por las calles, buscando nuevos rincones. Una experiencia que le ha permitido descubrir detalles ocultos de la ciudad que después ha trasladado, para el ojo avispado, a Buena gente (Dolmen), su último cómic, el primero que da a luz en la ciudad de la Alhambra.
El título no deja mucho espacio a la imaginación. La historia se desarrolla en un ficticio Benquerencia del Río, donde la muerte de uno de sus habitantes da rienda suelta a una competición por ver quién es el más bueno, una trama que al betulense usa para reflexionar sobre la falsa bondad, la injusticia vestida de justicia, y de “cómo somos capaces de justificar atrocidades si nos conviene”.
¿Se puede calcular la bondad?, se pregunta uno de los personajes ideados por Sánchez, quien ya en la realidad aboga por identificar bondad con honestidad. “Para mí, ser buena gente es ser honesto, no quiero nada más. Prefiero un malo honesto a un bueno deshonesto, que al menos sé por dónde va a ir”, reflexiona. Menos quebraderos de cabeza parece que tuvieron los responsables de France Football cuando otorgaron el Premio Sócrates a Vinicius Jr. por sus valores humanos. Esta idea, la de premiar a alguien por actuar bien o mal, fue el detonante para la historia de Sánchez, que asegura que ser culé no influye en su percepción de este galardón.
“Se lo dan a él como se lo podrían haber dado a otro [tras el brasileño, lo ganó Jenni Hermoso]. De hecho, me da la sensación de que es un premio a la víctima del año, más que a la mejor persona”, argumenta el autor, una situación que él ve también en su propio cómic, donde “muchos personajes, al final de la historia, están hablando de lo que han sufrido más que de lo que han hecho”, creando un mundo en el que casi todos son víctimas, incluso los verdugos, que actúan obligados por el motivo que sea.
Llevando sus argumentos al límite, Sánchez pone como ejemplo a Hitler, “la persona más malvada de la historia de la humanidad, el sumun de la maldad”. Sin embargo, “en su contexto, mucha gente le apoyaba porque estaban haciendo lo correcto. Y eso es lo que me fascina del ser humano”, concluye el dibujante.
Donde Sánchez ya sí ve una línea clara entre víctima y verdugo es en el caso de Federico García Lorca, un poeta que el catalán pone al nivel de Shakespeare. “Lamentablemente, no pudimos ver hasta dónde hubiera llegado”, se lamenta.
“Me pasa una cosa con Lorca que no me pasa con ningún otro escritor”, prosigue Sánchez, “cada vez que leo o escucho una frase suya, me da pena que se haya terminado. Y cada vez que llega una nueva frase la degusto como si fuera caviar. No he encontrado a nadie que sea capaz de representar la emoción humana con Lorca. A nadie”.
El cómic que nunca llegará
Pese a que Isaac Sánchez le brillan los ojos cuando habla de Granada y su poeta más universal, de momento no tiene pensado centrar exclusivamente ningún cómic en la ciudad de la Alhambra.
Ello pese a que en El de la batamanta (Dolmen, 2023), su anterior trabajo, ya barruntaba la idea de escribir una historia ambientada en el sur de España. Pero aquella idea, siguiendo el leitmotiv del cómic, la dejó ir, explica ahora el catalán, al igual que dejó su anterior ciudad para mudarse a Granada.
A espera de saber lo que le depara el futuro, lo único granadino de Buena gente, además de las reminiscencias de algunas calles de Benquerencia del Río, son algunos detalles como las granadas que aparecen en la portada, junto a la gigante y llamativa que abre la primera página –y que después el público descubrirá que tiene su por qué–.
Algo más oculto, aunque también en las primeras páginas, está la causa de la muerte que da inicio a la historia, y que según Sánchez ocurrió en el pueblo de su padre, Alicún de Ortega, en la Alpujarra granadina.
Los vínculos del autor con Granada van también en lo profesional, pues guarda buena relación con algunos artistas de la tierra, como Gabriel H. Walta, quien presta sus lápices para una ilustración en el cómic; Belén Ortega o Javier Fernández.
Una relación diferente es la que mantiene con Jorge Jiménez, con quien más de una vez ha tenido que llegar a las manos. Pese al imponente físico del cadiense, Sánchez asegura que como buen betulense, está curtido en mil peleas y riñas, y se muestra convencido de que puede con él, y muestra de ello son las numerosas batallas, en las que alguna vez incluso se han sacado arma blanca, en la que ha salido victorioso.
Llegado a este punto, la seriedad del rostro del dibujante se rompe y comienza a reírse. “Todos los que hay aquí no solo son grandes artistas, que ya de por sí es alucinante”, se arranca ahora Sánchez, “pero es que la concentración que hay de artistas por metro cuadrado en esta ciudad no tiene sentido. O sea, es una ciudad que no tiene unas dimensiones gigantescas y la cantidad de artistas internacionales [Jorge Jiménez o Belén Ortega son nombres fijos en DC, por ejemplo] que hay es descomunal. No cuadra, no cuadra, no sale la geometría”.
Fruto de ese amor, y a falta de que este se concrete en un cómic, en la mente de Isaac Sánchez ya germina otro proyecto: reunir cada cierto tiempo a los artistas de Granada. Un punto de encuentro, que no descarta abrir al público y a los estudiantes de Bellas Artes, para compartir ideas y puntos en común. “Así salimos de casa también, que no viene mal”, concluye entre risas.
Un caudal de emociones
Isaac Sánchez pertenece a ese grupo englobado bajo el casi contradictorio título de "YouTube antiguo". Bajo el pseudónimo de Loulogio, el catalán se convirtió en uno de los rostros más reconocidos de la plataforma, con un contenido enfocado principalmente a la comedia, pero llegó un día en que apagó la cámara para dedicarse a la que es su verdadera pasión, el cómic.
"Dejé la comedia para generar otro tipo de reacciones", explica ahora Sánchez, quien cruzó al otro extremo del espectro de emociones con Baños Pleamar (Dolmen, 2022), donde cuenta la historia de su familia, especialmente su padre, y que se convirtió en un éxito casi instantáneo.
Ahora, tras el tono más ligero de El de la batamanta, Sánchez aborda una historia algo más osucra y trágica, que está siendo muy bien recogido por el público, aunque hay quien, pese a todo, le ha dicho al autor que se ha reído mucho con la historia, explica este sorprendido.
"Es verdad que pongo un poco de humor negro en la historia, rollo Azcona, pero lo que busco es revolverte las tripas, no entiendo ese tipo de reacciones, sinceramente", relata Sánchez.
LA IA pregunta, Isaac responde
Buena gente llega a las librerías en medio del auge de la IA generativa, que ha generado, además de cientos de versiones de fotografías de usuarios, un debate sobre el uso de la misma. En este debate, Sánchez se posiciona claramente en contra.
"La gente se confunde mucho con IA, creen que porque tenga mejor técnica cada día va a superar a los artistas", argumenta. Sin embargo, "hay artistas que son muy superiores técnicamente a otros y que no se comen un colín, porque en el arte la técnica no lo es todo".
El dibujante mantiene que lo importante de un artista "es su voz" y la inteligencia artificial "no tiene voz", incluso se la está quintando, cuando se apuesta por ella en lugar de por personas físicas a aquellos artistas jóvenes que están empezando y aún no han desarrollado su voz.
Pese a ese rechazo, este periódico ha pedido a una IA que haga una pregunta al dibujante, para que él la responda
Pregunta.¿Qué significa para ti como autor que los lectores se adentren en este universo que has creado en Buena gente?
Respuesta.Puede que sea la pregunta más genérica del mundo (risas). Yo hago cómics para generar emociones, si no, no lo haría. Entonces, que se involucren, que sientan, que vibren,... que estén muy atentos a ver qué va a pasar en la siguiente página, es el único motivo por el que hago historias, para que el público esté involucrado y se lleve algo de la experiencia.
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