Los 'juguetes' que liberan la creatividad

Rubén Garrido e Inma Rodríguez imparten talleres de plástica y audiovisuales para niños y adultos que quieren ser un espacio para desarrollar la expresividad

La animación con papeles recortados es una de las actividades del taller audiovisual
Juanjo Balaguer Granada

01 de noviembre 2014 - 05:00

Los niños crecen y dejan de dibujar. Dejan de pintar, abandonan las manualidades. ¿Van perdiendo la creatividad? "Nada más lejos de la realidad", responden Rubén Garrido e Inma Rodríguez, dibujantes e ilustradores que comenzaron, en 2008, a impartir talleres sobre audiovisuales y artes plásticas dirigidos a niños, principalmente. "Los niños suelen hacer dibujos en los que no tienen en cuenta, y confunden, la realidad y la fantasía; y por supuesto, esos dibujos son planos", sigue explicando Rubén Garrido, quien detalla que se trata de talleres de audiovisual, pero también de historieta, de manualidades o de dibujo que se adaptan a las necesidades de quien lo solicite, también en lo referido a su duración. En general, se organizan en colegios públicos, en bibliotecas o en museos, pero pueden ser requeridos por cualquier asociación o colectivo que esté interesado. Y aunque suelen ir dirigidos a niños, de edades diversas, también se han impartido talleres para adultos, como profesores del Centro del Profesorado de Granada (CEP), para mostrarles directrices acerca del audiovisual y su aplicación a la enseñanza. Les interesa la pedagogía y enseñar "cómo se aprende a ver". Porque si sabes ver, aseguran , estás entendiendo un lenguaje, y en el momento en que conoces los lenguajes "tienes más poder".

Los talleres para niños siguen un proceso estudiado. Comienzan descubriendo aquello que había antes del cine, es decir, los juguetes ópticos y todo lo que simulaba la imagen en movimiento, como ese objeto que, al girarse, parece que hace moverse a lo que tiene dibujado: "este pajarito que está dentro de la jaula, giramos el juguete y vemos que el pájaro sale de ahí", muestra Rubén Garrido. Después hablan de los trucos cinematográficos, de Méliès y Segundo de Chomón. Y entonces comienzan a hablar de lenguaje audiovisual, en términos sencillos para que los niños lo entiendan. Al final, los alumnos piensan una historia y son guiados para que esa idea se pueda realizar, trabajando normalmente en grupos. "Hacen el storyboard, para que concreten los planos en los que se dividen sus narraciones, y sepan cómo empieza y cómo termina cada historia, la estructura que debe existir", explica Inma Rodríguez, quien cuenta que los niños lo manejan todo, desde la cámara al programa informático de stop motion si hacen animación, pasando así por todas las fases del proceso de realización de una obra, pero "en pequeñito". Otra de las actividades es la grabación de informativos de televisión, en un plató que muestra al fondo, por ejemplo, la oscuridad y las luces de los edificios de la ciudad de Nueva York dibujada en una cartulina azul.

"Sus dibujos, cuando son niños, no simulan la tercera dimensión", continúa exponiendo Rubén Garrido. "Llega un momento en que el niño va progresando, y ese progreso se percibe, por ejemplo, en sus redacciones", defiende el dibujante, quien protesta porque a los niños no se les enseña correctamente a dibujar con perspectiva. "Las redacciones se van complicando: aparece el pasado, el futuro, aparece la soledad, y la tristeza. Y esa complicación, que ya sí saben expresar con las palabras, no la saben expresar con el dibujo si no se les enseña la perspectiva", concluye.

En definitiva, los talleres de Rubén Garrido e Inma Rodríguez tratan sobre eso: enseñar a los niños a expresar una creatividad que no están perdiendo, sino que está enjaulada como aquel pájaro hasta que se gira el juguete que lo libera, porque al crecer se nutren con nuevas perspectivas sobre todo aquello que les rodea y que, en cierto momento, difícilmente podrá volver a ser dibujado con formas planas y sin profundidad.

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