'La legión del águila', cine de romanos en la periferia
Kevin MacDonald lleva a la pantalla la conquista de Britania en el siglo II

El director de El último rey de Escocia, Kevin MacDonald, y el que fuera Billy Elliot, Jamie Bell, juntan sus fuerzas épicas e íntimas en La legión del águila, cinta en la que abordan el cine de romanos sobre un escenario periférico: la conquista de Britania en el siglo II después de Cristo.
"Ya hay dos Ben-Hur, y un Gladiator, no veía el sentido a hacer otra película de romanos. Así que busqué una historia distinta, de la parte más periférica del imperio, donde lo clásico se funde con lo bárbaro. Me atraía ese vínculo con el fin del mundo conocido", explica el director de esta cinta, que se estrenará el 8 de abril.
La legión del águila, en su careo entre Marco Aquila, un soldado romano interpretado por Channing Tatum, y Esca, un esclavo britano a quien da vida Jamie Bell, esquiva la espectacularidad y se centra en las relaciones de poder y oposición con reminiscencias de El sirviente, de Joseph Losey, o Fugitivos, de Stanley Kramer.
Marco Aquila aspira a restaurar el honor de su familia tras una derrota en el campo de batalla y la desaparición de su padre, uno de los 5.000 hombres que formaron la Novena Legión perdida en Caledonia (actual Escocia). Esca se mueve, en cambio, entre la lealtad al amo que le salvó la vida o a su pueblo.
"Los dos cargan con culpas y con vergüenzas, con traumas por una familia deshonrada y diferencias culturales. Comparten resentimientos y hostilidad, pero la película habla de escuchar y de entender que podemos aprender mucho de nosotros mismos a través de nuestros enemigos", aseguró por su parte Bell.
"Por supuesto hay enormes escenas de batallas, pero la verdadera historia está en los dos personajes, en su retrato íntimo del honor y de la libertad", añadió. Esa periferia, donde la fuerza del imperio romano llegaba debilitada y se enfrentaba además a pueblos de raíces culturales mucho más distintas, sirve al director para tejer la metáfora con el mundo actual.
"El mensaje está muy vinculado al imperio estadounidense, que tiene que entender que hay pueblos que no acepten su manera de imponer una forma de ver el mundo", resumió MacDonald, quien ya estudió el fascinante embrujo del poder alrededor de la figura del dictador ugandés Idi Amin en El último rey de Escocia.
Jamie Bell, a sus 23 años, prefiere quedarse con el aroma antiguo del filme, que no hace abuso de los efectos especiales y que apuesta por una épica naturalista. "Es como un relato a la vieja usanza. Está en las antípodas de La red social, película que me encanta, pero en la que no hay ningún tipo de concesión al honor ni a la redención", aseguró.
Pero en una historia de convivencia entre dos hombres, con la aparición brevísima de sólo dos mujeres, no descartan del todo que exista un subtexto homosexual en esta historia de amistad. "No es una película intencionadamente gay, pero si quieres encontrar el factor sexual entre ellos se puede encontrar. Jamie Bell se refería a la película en algunos momentos como Brokeback Eagle", bromeó MacDonald.
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