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"El lenguaje y el balón son las cosas más cercanas al ser humano"

El poeta y dominico granadino bucea en lo divino y lo humano en 'Yo he querido ser grúa muchas veces'

El poeta granadino Antonio Praena.
G. Cappa Granada

07 de septiembre 2013 - 05:00

Antonio Praena (Granada, 1973) es monje dominico y poeta, pero no tiene ningún problema en escribir sobre el fútbol excelso del FC Barcelona de Pep Guardiola o sobre un chico levantando pesas en un gimnasio. Está en plena promoción de su último libro, Yo he querido ser grúa muchas veces, con el que ganó el Premio Tiflis.

-Cuando se lee el título, 'Yo he querido ser grúa muchas veces', se piensa en las grúas del Ayuntamiento que retiran los coches mal aparcados. Luego, cuando se abre el libro, el lector se da cuenta de que habla usted de las grúas de la construcción. ¿La poesía surge hasta en lo más impensable?

-El título es una cabezonería mía. Mis amigos me decían que era una locura, que no iba a pasar la preselección de ningún premio con ese título. Cuando gané el Premio Tiflos estuvimos barajando la posibilidad de cambiarle el título, pero pensamos que era mejor dejarlo porque es original y no pasa desapercibido. El libro hace referencia a las grúas de la construcción porque es muy orgánico, es un libro en el que el aire, los pájaros, los aviones y el vuelo están continuamente presentes. Las grúas tienen un paralelismo con el poeta, con el alma humana, están entre el cielo y la tierra, pueden ser un trasto banal pero están impregnadas de una belleza humana.

-El fallo del premio Tiflos dice que es una "mezcla exultante de postmodernidad y de belleza grecolatina". Esto último, estando Luis Alberto de Cuenca en el jurado, no parecen palabras huecas y vacías...

-Que estuviera Luis Alberto de Cuenca me llena de claridad y de tranquilidad, sé que le ha gustado el libro porque me lo presentó en Madrid y uno nota cuando un comentario es un cumplido y cuando es sincero. Mi poesía es clara, se entiende, pero está llena de un lenguaje postmoderno en el que, bajo una estructura formalmente muy bien construida, con un ritmo muy trabajado, existe una sensación de coloquialidad que no es tal porque tiene muchas horas detrás. Es un libro asentado en la tradición, pero que cuando llega al lector es coloquial, actual.

-¿Cómo se encuadra 'Yo he querido ser grúa muchas veces' respecto a sus obras anteriores?

-El anterior libro, Acto de amor, está más ceñido a la experiencia, incluso a la emoción del poeta. Este es un libro que gustará quizás más a gente del ámbito literario, no tiene la carga de autobiografía del otro, pero tiene una carga de madurez estética en sintonía con mi visión del arte, de la poesía, del cine... Hay que hacer de todo, es una manera de dar pasos y afianzar un estilo, pero sigo mezclando la tradición religiosa con un lenguaje a veces escandaloso para personas muy piadosas.

-¿Qué poema escandalizaría a la más beata de la reunión?

-Hay un poema que se llama Stripper virtual, un streaptease ante la web cam. También hay un poema sobre el fútbol, el cine...

-¿Qué le interesa del fútbol?

-Yo soy acérrimo seguidor del Real Madrid pero el poema está dedicado al FC Barcelona.

-¿El juego del equipo que dirigía Pep Guardiola era pura poesía?

-Exactamente, el movimiento del balón, el ritmo, la comunicación entre los jugadores a la hora de desplazarse... Era una perfección que sólo se da en el arte. Viendo un partido del Barcelona comenzaron a aparecer versos y acabó siendo un poema.

-La lista de poetas futboleros es extensa; Luis García Montero y Benjamín Prado van juntos cada 15 días al Bernabéu para ver al Real Madrid de sus amores, Fernando Valverde escribió un libro sobre el Granada CF... En el fondo, ¿la poesía y el balompié apelan a lo mismo?

-Me parece fenomenal porque la imagen del escritor en su torre de marfil no me gusta nada, me parece que el fútbol conecta con las emociones de la gente. Es lógico que el fútbol encaje con la poesía, el balón y el lenguaje son de las cosas más cercanas al ser humanas. Es también interesante que en la poesía entren temas que apasionan de verdad a la gente.

-Como religioso, ¿tiene usted claro que el sacerdote también debe salir de la torre de marfil?

-A propósito de eso hay otro poema que se llama Águila en el gimnasio. Yo vivo en el colegio mayor y voy a un gimnasio al que van los universitarios y ahí nació un poema escrito a un chico haciendo pesas. El cuerpo humano, en su juventud, será pasto de los gusanos, pero no importa, hay que disfrutar el apogeo del cuerpo y de la belleza mientras seamos jóvenes. Estamos en una época de clericalismos, hay que volver al Evangelio porque Jesús era así. En el ámbito cultural me ha causado muchos problemas ser religioso porque enseguida te ponen la apostilla en cuanto escuchan la palabra Dios. Jesús estaba con prostitutas y borrachos y era causa de escándalo. Por eso, encerrarse en sacristías y hacer poemas barrocos y dorados es alejarse de la raíz del Evangelio y del amor de Dios.

-¿El Papa Francisco I ha sido un soplo de aire fresco en este sentido?

-Ha sido un milagro del Espíritu Santo. Fue profesor de Literatura en Argentina y me gusta que esté familiarizado con la cultura contemporánea.

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