Juan Pinilla publica su primera novela: "La obra toma tanto de la realidad que hasta a mí me cuesta a veces discernir lo que es la fábula y lo que no"

El autor granadino presenta Los colores de la nieve, un vistazo por la Granada de los noventa donde la migración, la injusticia, la amistad y la esperanza se entrelazan

Huétor Tájar reconoce a sus paisanos Juan Pinilla, Arco y Lola Índigo en su I Gala de la Cultura

El autor y cantaor granadino Juan Pinilla.
El autor y cantaor granadino Juan Pinilla. / G. H.

Granada/Juan Pinilla (Huétor-Tájar, Granada), es músico, columnista, actor e investigador. Los colores de la nieve es su creación más reciente, una novela que relata la historia de W. y S., un joven que llega a las costas españolas en patera y va a parar a Granada y un estudiante cuyo buen corazón hará que el otro no pierda la esperanza. La sociedad conservadora que se encuentra W. al llegar a Granada, la solidaridad, la amistad y la lucha de un pueblo son algunos de los temas que recoge la obra. Una hermosa narración cargada de reflexión y esperanza, que no dejará indiferente al lector.

Pinilla ha editado seis trabajos de flamenco en solitario, dedicando especial atención a la poesía inédita en música. Además de álbumes como Lámpara Minera Vol. 3 (2008), Jugar con Fuego (2014) y Humana Raíz (Mamita Récords, 2020); ha publicado libros como Las voces que no callaron. Flamenco y revolución (2011) y Saramago. El Nobel de lo imposible (2022); y ha compaginado todo esto con colaboraciones en prensa, giras internacionales y sus estudios universitarios. Ha sido galardonado con el premio Lámpara Minera del Festival del Cante de las Minas 2007. En 2014 fue nominado al Grammy Latino en la categoría de Mejor Álbum de Flamenco, junto a Fernando Valverde, por Jugar con fuego. En 2016 fue Hijo Predilecto de la Provincia de Granada y en 2017 recibió el Premio Periodismo y Comunicación de la FAC en Barcelona.

Pregunta.-¿Cómo surge la idea de escribir esta novela?

Respuesta.-En estos tiempos de despilfarro, mi madre, un día limpiando antiguas libretas mías en casa, encontró una en la que había una idea primigenia mía con 16 años, la he retomado ahora porque me gustó. Hace unos años empecé a tomar notas, la he llevado también al terreno de experiencias que yo viví a finales de los noventa y todo eso lo he ido construyendo con personajes que son reales. A partir de ello he ido hilvanando la novela.

P.-¿Hay, entonces, mucho de usted en la obra?

R.-Claro, sí, todo. La obra toma tanto de la realidad que hasta a mí me cuesta a veces discernir lo que es la fábula y lo que no; distinguir el trabajo ya propiamente ficcional de la realidad. Lo que he estudiado es clave, porque empleas unos conceptos a los que luego les ponen nombre y apellidos. Hay autoficción y hay mucha metaliteratura, porque al final, en la escritura de los acontecimientos en un tiempo instalado absolutamente en la posverdad, la novela suma de alguna manera su voz en contra de esa dictadura de la posverdad en la que nos encontramos y que tanto mal está haciendo al mismo concepto de la democracia. Una de las lecturas que se pueden extraer es esta, porque hay un intento constante de legitimar los verdaderos relatos, es decir, de legitimar la verdad a través de la escritura. Un ejemplo es la profesora que aparece en la novela, a cuyo último marido lo matan los grises en la Transición y ella tiene que salir de lo que cuenta el régimen oficial del franquismo y escribir la realidad de los hechos. La historia que se narra aquí tiene un cáliz de verdad importantísimo, tiene que ser narrada varias veces: primero, por un relato periodístico; luego, a través de los diarios que va reconstruyendo el periodista; y luego, uno de los actantes es el que lo narra en el libro. Hay tanta tergiversación de los hechos y, en conjunto, todo esto suma a esta crítica de la posverdad que hay en la novela.

P.-¿Supone complicaciones, en una historia tan centrada en la experiencia, abordar un personaje principal con una situación tan diferente? ¿Encuentra muchos retos a la hora de tratar temas como esta migración forzada?

R.-La historia es tan real que todos los personajes son reales. Nosotros que vivimos en Andalucía, que nos situamos igual que estos personajes se sitúan: en los márgenes, en una sociedad cuyos valores no comprenden y que, de alguna manera, a través de esa ética de los cuidados, a través de esa forma de entender las relaciones humanas, pueden generar pequeñas resistencias. Al igual que ellos, nosotros estamos en los bordes de una Europa a la que llegan oleadas de inmigrantes que vienen, como dice el poeta Fernando Valverde en el prólogo de mi libro, de "la garganta del hambre". Me parecía algo tan cercano, tan políticamente actual, que el hecho de tratarlo en la novela no es gratuito, ni mucho menos, es algo que acontece, algo que de alguna manera quería tratar de la forma más democrática que permite la literatura y a través de una historia muy real.

"Y es que esto que ocurre en la novela también ocurre en la vida real, también hay finales más dulces que amargos."

P.-¿Cómo se refleja en la obra su propia visión sobre las injusticias sociales y la migración? ¿Cómo compagina el compromiso social con la creación literaria? ¿Cómo ve el papel de los artistas en la denuncia social y política?

R.-Mi querido José Saramago, al que tuve la suerte de conocer y al que le dediqué un libro, decía que donde iba el artísta va el ciudadano que es el artista. Y ese ciudadano, o es un ciudadano comprometido con su mundo y con la realidad social que le ha tocado vivir, o simplemente es una marioneta. Y, en ese sentido, por supuesto que hay bastante a nivel político e ideológico, pero también tiene que ver con lo que en estudios literarios llamamos "políticas de la literatura", en tanto que usamos palabras y son las palabras las que intervienen en el mundo. Hay una forma de entender, de ver y de representar que es intrínseca a la propia forma de la novela.

P.-¿Cuál considera que es el principal mensaje que desea transmitir con esta novela?

R.-Hay varios, he intentado otorgar a los personajes, que van desde intelectuales o chavales diletantes, cercanos a la intelectualidad, hasta futbolistas, artistas o figuras de raigambre heteronormativa que no tienen ninguna relación con el arte; un espacio legítimo en lo que es el tapiz narrativo y que ninguna voz se impusiera a las demás de manera hegemónica. De esa manera, se escarba una especie de discurso que rehúya el monolitismo y que se inscriba de alguna forma también en una concepción inclusiva de la literatura, donde cada existencia, con la singularidad irreductible de cada uno, encuentre su resonancia y su eco en los demás. Exploro personajes absolutamente antagónicos, como puede ser el mejor amigo de Samo, Ray, quien por un momento también rompe con ese discurso monolítico de la heteronormatividad al realizar determinadas confesiones, pese a lo opuesto que es a su amigo, es sin embargo el que ofrece un tipo de conociminto que aporta tanto consuelo. De alguna manera he querido estableer una especie de tapiz, de palimpsesto, un entrelazado con muchas conexiones en las que los personajes más ambiguos, los que menos peso parecen tener, pueden ser sin embargo los más importantes en el conjunto.

P.-Es también interesante la nota esperanzadora que se encuentra en toda la obra.

R.-Esa es otra de las lecturas, en el tiempo en el que estamos, y la literatura es espejo de ello, vemos continuamente finales amargos. Y es que esto que ocurre en la novela también ocurre en la vida real, también hay finales más dulces que amargos y también las personas, a través del cultivo de la virtud, de unos pasos firmes sobre la tierra, con la honradez y la honestidad por bandera, acaban consiguiendo determinadas cosas, aunque haya gente que se quede en el camino. Hay gente virtuosa, todavía quedan buenas personas. Cuando terminé de escribir el libro de Saramago, me di cuenta de que había escrito el libro de una bellísima persona, lo digo así aunque sienta que los adjetivos son tan polares que no tienen entidad (son los verbos y los sustantivos los que tienen sustancia en el lenguaje), pero es que no se me ocurre otra manera de calificarlo. Aquí, de alguna manera, he revisitado todo eso al escribir la historia de buenas personas, que también las hay.

P.-¿Cómo se conecta el flamenco con su literatura?

R.-Visto con la distancia de los años, a lo largo del tiempo hay un despliegue en mi carrera artística, en lo que yo tengo grabado y también en los espectáculos que he ido confeccionando. Estudié Traducción, fue mi primera carrera, porque quería viajar y al final fue esta música milenaria de mis abuelos, de mis ancestros, la que me ha llevado por el mundo entero, es paradójico pero es así de bello. Y sin embargo yo, si me he basado en algo, es en la poesía y la literatura que estaba de alguna manera inédita en el flamenco y la música en general; textos de Umbral, de Nietzsche, de Virginia Woolf, de Jane Bowles, de Paul Bowles, Sylvia Plath... por citar sólo algunos entre tantos. Tengo también un trabajo que se llama Los abajo firmantes (2018), dedicado a los poetas suicidas; está dedicado a una manera de reconciliarnos, yo que vengo de una zona en la que hay un índice de suicidios tan altos. Y allí he trabajado tantas y tantas voces disímiles con la música a veces en apariencia. No entiendo la literatura sin el flamenco ni el flamenco sin la literatura. Para mí, son como ramas del mismo tronco, en tanto que el flamenco se construye en torno al cante y el cante se construye en torno a la lírica popular, que se ha observado en investigaciones que aquellos poetas y aquellas mujeres de la poesía popular, habían tomado experiencia de los grandes poetas de la literatura. Por lo tanto, para mí todo está entrelazado.

P.-¿Algún proyecto futuro en mente como escritor o como artista flamenco?

-Aparte de la gira, ahora estoy muy centrado en la presentación del libro. Tengo más de 50 presentaciones, estoy abrumado, algunas he tenido que rechazarlas, porque también tengo que conjugar mi vida artística musical. Lo traigo el día 10 de mayo a la Feria del Libro de Granada, a las 20:00 horas en la carpa del Paseo del Salón. Estaré en la de Madrid el 5 junio también, lo llevo a Barcelona, Málaga, Sevilla... Por supuesto, en Granada hago 15 o 20 pueblos; mi pueblo, Huétor Tájar, el día 24 de abril. Estoy metido también en la escritura de un libro sobre mi gran amigo y añorado Jesús Arias, lider de TNT, que se nos murió en diciembre hará 10 años; quiero publicar una biografía para contar quién fue aquel hombre tan interesante. Estoy terminando además un libro sobre hermenéutica del flamenco. Estoy escribiendo varias cosas, fundamentalmente, he traducido ya un libro inédito de José Saramago al castellano que verá la luz el año que viene. Y por supuesto mis giras, voy a Estados Unidos, estaré de nuevo en México, Alemania, Italia... Conjugando lo que más me gusta: flamenco y literatura.

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