Lucas Macías: "El éxito nunca será el apoyo político o algo externo, el éxito te lleva al triunfo honesto y al apoyo de tus compañeros"

El director de la OCG habla sobre los motivos personales y profesionales que le llevarán a ponerse al frente de la ROSS en el siguiente curso

Lucas Macías pasará a ser director titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en septiembre de 2025

Lucas Macias, director de la OCG, se pondrá al frente de la ROSS en el curso 2024-2025. / José Velasco/ Photographerssport
Jorge Rodríguez Morata

14 de noviembre 2024 - 12:29

Granada/El director titular de la Orquesta Ciudad de Granada, Lucas Macías, acaba de ser nombrado director titular de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Es un momento oportuno para conversar con el maestro, conocer aspectos de esta decisión y, sobre todo, un momento propicio para una mirada a su legado y conocer qué espera de la Orquesta y cuáles son algunas de sus grandes motivaciones. Comienza la conversación preguntándole por su reciente nombramiento como director titular de la orquesta sevillana.

"Respecto a la ROSS, tengo que decir que me mudo a Sevilla por motivos familiares, pues es donde viven mis hijos con mi hermana y claro, esta oferta de la ROSS es una propuesta maravillosa para conciliar la vida familiar con la profesional. Esto me permite, como mínimo, tres meses al año en los que voy a dormir con mis niños. Los puedo llevar al cole, por ejemplo, o sea conciliar mi vida profesional y familiar por primera vez en mi vida. Si a esto sumamos que la ROSS tiene una plantilla sinfónica que me permite hacer un repertorio distinto a Granada, se puede entender que me pareció muy interesante y muy positiva para el momento de vida en el que estoy. En ese sentido para nada significa, como ha salido en otros medios, que yo vaya a dejar Granada. Yo para nada tengo ese pensamiento, quiero mantener un vínculo muy fuerte con la OCG, porque vamos realmente de la mano, estamos haciendo música de una forma que me encanta. La orquesta está sonando cada vez mejor, como yo quiero y como es normal. Actuar de otra manera sería tirar todo este trabajo de estos años. Me siento tan respaldado por ellos, por la ciudad... Me encanta cómo se trata la cultura, la música clásica en Granada, con el respeto, con la necesidad de ir a escuchar los conciertos con repertorio tan centroeuropeo, que no quiero ni puedo dejarlo".

Sobre cómo afronta el comienzo de un nuevo curso de la OCG, que acaba de comenzar su andadura este 2024-205, asegura que arranca "con más confianza que nunca". "Ya nos conocemos, hablamos el mismo idioma a nivel institucional. La relación con los políticos es muy buena, tanto con nuestro concejal Ferreira, como con Marifran, la alcaldesa. Es a la vez que muy fluida, muy fácil, no tengo que mentir en absoluto, y sobre todo, siento que es una orquesta que está totalmente respaldada por su ciudad, un público que la lleva en volandas, al que le debemos realmente que estemos hoy en día donde estamos. Porque en los momentos críticos ha estado ahí la ciudad, y por supuesto, los Amigos de la Orquesta han jugado un rol muy importante. Así que hoy en día hay una paz y una tranquilidad que nos permita trabajar y estar concentrados en nuestro trabajo, sin tener que ir al Palacio San Telmo en Sevilla a reivindicar. Estamos en un grandísimo momento".

Llegados a este momento, dulce con la ciudad, la orquesta y el público, toca también ver cómo ha sido esta etapa en la que nos asoló la pandemia, y en mitad de la misma Lucas perdió a su esposa. Lo que ayuda a entender que sus vivencias han sido también, muy duras. Le preguntamos por cómo ha gestionado toda esta etapa de su vida en nuestra ciudad. Al respecto, Lucas Macías nos dice: “Bueno, sobre todo se gestiona gracias a lo que me da la música, que ha sido todo: me ha dado la vida y esa pasión para mí es una terapia, es una medicina. Ya sé que suena un poco repetitivo, pero es que para mí hacer música es un placer, no es un trabajo. En momentos donde humanamente estábamos todos prácticamente sin respiración, ahí con la pandemia, cuando yo llego aquí, y luego la pérdida de mi mujer… La música me ha acompañado totalmente y me ha dado esa energía y esas ganas de vivir que son muy difíciles de encontrar en momentos en los que a uno se le pasa por la cabeza incluso preferir no estar aquí. Pero bueno, tengo dos hijos, eran ellos muy pequeños, tenían 4 y 7 añitos, y en esos momentos sabes que hay que hacerlo todo por ellos. Sí que hubo mucha comprensión, que me reconfortó desde entonces, tuve que cancelar muchos conciertos y tanto a nivel de la gerencia, con Roberto Ugarte, como toda la orquesta y también el público, hubo una compasión y una complicidad tremenda. Eso es lo que siento aquí en Granada, cada día mejor, más en casa, siento que estoy en una ciudad que respira cultura y que trata a la orquesta y al mundo de la clásica con mucho respeto".

Sobre si es consciente de que ya está recogiendo cosas que ha sembrado, un sonido realmente suyo Lucas Macías responde: “Ahora empiezo a sentir eso, sí. Realmente mi discurso no lo he cambiado en estos cuatro años. Por supuesto lo he ido madurando mucho. Mis años como oboísta en Ámsterdam o los diez años que he estado trabajando desde el 2004 al 2014 con Claudio Abbado, me han servido de mucho. Sí es verdad que él tenía una estética de sonido muy clara y lo he vivido tanto en la orquesta del Festival de Lucerna como en la Filarmónica de Berlín o la Orquesta Mozart, una estética siempre de un cuidado del sonido y de una belleza estética infinita y siempre estando en esa búsqueda de que lo principal sea el texto, la fidelidad al compositor".

Una cualidad que ha trabajado con la OCG desde que llegó. “Me he encontrado con formas o costumbres que estaban muy lejos de eso, y poco a poco veo ese acercamiento, ese resultado. Por ejemplo, abrimos temporada con Dvorak y su Octava Sinfonía y me encantó escuchar a la orquesta así, con mucho cuerpo el sonido, muy lírico, y a nivel de dinámica, súper diferenciado. Así es como se conmueve al oyente, y se trata de eso. Hacemos música para que nuestros oyentes, nse emocionen. La música es eso, ¿no?”.

Por eso, un director como él crea, no solo interpreta, algo con lo que Macías coincide sólo en parte. “Yo pienso que soy en segundo plano, soy un intérprete, mi misión es servir al compositor y a la obra, pero claro que al hacer eso estás creando emociones y momentos que uno siempre espera que sean mágicos. Que quienes vengan al concierto digan ¡qué maravilla, qué momento, hemos parado el tiempo!".

Pero, ¿cuáles son sus sueños como director de orquesta: su anhelo es un sonido, una orquesta grande, libertad para programar...? “En primer lugar, lo que quiero es seguir aprendiendo y seguir mejorando. Quiero hacerme un buen músico. Y luego, por supuesto, aspiro a estar continuamente trabajando con orquestas iguales a nivel de proceso, que lo den todo. Que tengan un compromiso total con su trabajo. Eso significa llegar al primer ensayo ya con un nivel de preparación impecable. Lunes o martes, a primera hora, tocas la sinfonía de la semana y ya ofreces una versión correcta. Desde ese momento, como director es cuando ya puedes hacer su trabajo de interpretación. Yo así lo he vivido en Ámsterdam, en Berlín, y es el objetivo. Un compromiso de toda una orquesta con la excelencia desde el minuto uno, pues ahí es donde el director puede hacer su trabajo y su pasión, el balance, un sonido propio. Ese compromiso total, es lo que anhelo. También debo decir que en Granada la entrega de los músicos es total, nunca he tenido una situación en la que un músico se me ha levantado y se me ha ido porque era la una de la tarde y ahí acababa el ensayo, algo que pasa en muchas orquestas. Aquí siempre he sentido que la orquesta ciudad de Granada es una orquesta con una entidad y con un sello propio a nivel nacional. Una orquesta con un espíritu muy musical".

Pero, qué hay realmente suyo en el sonido de la orquesta. “No sé si es muy evidente para el público, pero los ataques, los acordes finales, los pasajes secundarios por la relevancia que le das, eso es cada vez mejor. El mayor reto para un músico de orquesta y para una orquesta es tocar juntos. Sé que suena básico, pero esto es lo principal y lo más difícil. Siempre hago mucho hincapié en que respiremos juntos, siempre les digo a los músicos escuchad aquí la melodía, no hay que solo mirarme a mí para ver qué pulso llevamos. Cuando hay dinámicas, por ejemplo fortissimo, es muy fácil coger un instrumento y tocarlo fuerte. Es como un equipo de música en un coche o en casa, lo pones fuerte, y suena muy fuerte, pero puede distorsionar, la magia de un sonido fuerte es que suene fuerte pero redondeado, con un equilibrio de agudos, de bajos, etc. O que haya mucha diferencia dinámica, que haya dulzura en los ataques. Hay por ejemplo veces que he traído amigos músicos de la Orquesta Mozart o la de Lucerna a alguna colaboración en Granada o en Oviedo y me han dicho ¡qué sonido tiene tu orquesta! Qué uniformidad en la articulación, el fraseo, y eso también reconforta. Tú sabes que si entre compañeros de profesión ya empiezas a tener un estatus importante, esto es al final es lo que te lleva al éxito. El éxito nunca será el apoyo político, o algo externo, al éxito te lleva el triunfo honesto y el reconocimiento de tus propios compañeros".

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