La Rayuela
Lola Quero
Tierra de espías
Al igual que en la vida, en cualquier tipo de danza, excepto en el folklore, grupal por naturaleza, el dúo es el mayor reto que pueden afrontar los bailarines y bailarinas profesionales.
Bailar con otra persona obliga al individuo a cambiar su perspectiva y, sin duda, supone un claro enriquecimiento, pero también supone un ejercicio de humildad, abrirse a un diálogo que tiene forzosamente que encontrar un ritmo y un discurso común, dejando el espacio necesario para que cada miembro de la pareja pueda mostrar su propia individualidad.
Bien lo sabía Pina Baush, la única que nos mostró, con una gran dosis de comprensión y de humor, lo que hoy llamaríamos el backstage de la danza, es decir, los tropiezos y los desencuentros de cualquier pareja de baile.
En la historia de la danza ha habido muchos dúos extraordinarios. En la danza clásica donde más, porque la coreografía y los caracteres de cada uno están ya perfectamente diseñados en cada título. También en el flamenco, mucho más difícil por ser un baile esencialmente individual, tenemos magníficos ejemplos, como los dúos de Gades y Cristina Hoyos, José Antonio y Manuela Vargas o Merche Esmeralda, o los de Antonio y Rosario, sencillamente maravillosos aunque luego, una vez bajado el telón, acabaran a veces, dicen algunos, a palillazo limpio.
Pues bien, el dúo, en sí mismo y no como medio para contar una historia, ha sido el motivo elegido por Marcat Dance para su último trabajo, Afines, una pieza que verá su estreno absoluto mañana, viernes 29 de noviembre, en la sala B del Teatro Central.
Sus integrantes son Mario Bermúdez Gil y Catherine Coury, fundadores de una compañía que, desde su aparición en 2016, no ha parado de trabajar y de crecer, convirtiéndose en uno de los grupos de danza contemporánea más prestigiosos e internacionales de Andalucía y de España. Así lo testimonian al menos los numerosos premios (Escenarios, PAD, Lorca, Talía, Max, El Ojo Crítico de la Danza de RNE, etc.) obtenidos casi desde el principio de su actividad.
Afines llega después de varias obras de mayor formato, como El bosque, o Averno, un espectáculo con siete bailarines que se estrenó en el Teatro Romano de Santiponce, durante el pasado Festival de Itálica. Por ello, confiesa Bermúdez, “ahora hemos querido bailar por placer, concedernos este pequeño homenaje ya que, desde una pequeña pieza de siete minutos que bailamos al principio, nunca habíamos hecho un dúo de una hora”.
“Sabemos que no es fácil, que es un gran riesgo” –continúa el creador– “pero en una sociedad tan dividida y tan individualista me apetecía mucho bailar con Catherine, que es también mi pareja y la madre de mis hijas, y hablar de las relaciones de amor, de amistad… de los diferentes relatos, etapas y facetas que puede haber en una relación; mostrar que puede haber una relación sana, una armonía dentro del mundo caótico que nos rodea y, sobre todo, que no hay que tener miedo a las emociones. De hecho, nuestro objetivo es siempre llegar a emocionar al público a través del movimiento”.
En esta ocasión, se ha quedado fuera el tercer miembro estable de la compañía, la italiana Marilisa Gallicchio, pero la idea, según Bermúdez, es tener un repertorio con piezas de distintos formatos que puedan adaptarse a las exigencias de un mercado realmente difícil para la danza contemporánea. Para ello, la pareja ha pensado también, como suele hacerse en la danza clásica, en un segundo elenco para su dúo.
A pesar de su carácter esencial, sin grandes elementos escenográficos, Afines ha contado con los grandes profesionales con los que Marcat suele trabajar en los últimos tiempos y que son, entre otros, José Pablo Polo, encargado de la composición y el diseño musical, Mamen B. Gil para la iluminación e Isabel Vázquez para la dramaturgia.
Procedente del mundo del deporte, Mario Bermúdez se formó en los talleres del desaparecido Centro Andaluz de Danza donde, según cuenta, aprendió a amar la danza con profesores como el sueco Johan Inger y otros. Más tarde, como casi todos dada la precariedad de la danza contemporánea andaluza, el bailarín continuó su carrera en Nueva York –donde conoció a Coury– y, más tarde, en Israel, donde, de 2012 a 2016, bailó en las filas de la célebre compañía Batsheva Dance Company a las órdenes del no menos famoso Ohad Naharim.
Catherine Coury, por su parte, cofundadora y codirectora de Marcat Dance, estudió en la Juilliard School de Nueva York y, además de ser una magnífica bailarina, como avalan sus numerosos premios de interpretación, es especialista y profesora de lenguaje Gaga (el lenguaje de movimiento de Ohad Naharin y la Batsheva Dance Company).
La compañía, que recorre el mundo con sus obras e impartiendo cursos de formación sobre el lenguaje que han ido perfeccionando a lo largo de los años, tiene su sede en la pequeña localidad de Vilches (Jaén), de donde es originario el bailarín. Allí, además de desempeñar un papel claramente dinamizador de la cultura, Marcat creó hace cuatro años Vildanza, un festival de danza contemporánea en el que se dan cita primeras figuras de la danza española e internacional.
Afines estará en la sala B del Teatro Central (Sevilla), mañana, viernes 29 de noviembre y el sábado, 30 de noviembre, a las 19:00 horas.
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