De la marcha de Carlos Cano a la inauguración del Centro Lorca: las efemérides culturales de Granada este 2025

Más allá de los Goya, este año se cumplen, para bien o para mal, efemérides de grandes momentos culturales de la historia de la provincia

Carlos Cano en una imagen de archivo.
Carlos Cano en una imagen de archivo. / Archivo Diego de los Santos

Granada/Granada afronta este 2025 con varias citas clave en el calendario cultural: en el futuro más inmediato, la gala de los Goya para la que falta menos de un mes; en el más lejano, la capitalidad cultural para el año 2031. Sin embargo, no conviene olvidar todo lo que dejamos atrás, especialmente en una tierra como la granadina, que siempre ha regado la cultura nacional, e internacional. Así, en los próximos doce meses se celebrarán distintas efemérides referentes a los grandes momentos de la cultura granadina.

Por lejanía temporal, uno de los acontecimientos que más destacan es el de los Libros Plúmbeos. Descubiertos alrededor de 1595 en el Sacromonte, el próximo junio se cumplirán 25 años de su regreso a Granada después de haber permanecido custodiados por el Vaticano, que los condenó como falsos, durante varios siglos.

Escritos en árabe y con alfabeto salomónico, el descubrimiento de estos libros estuvo vaticinado por un pergamino localizado al derribar el alminar de la mezquita mayor a finales del siglo XVI. Allí, apareció un cofre con un pergamino, un trozo de un manto de la Virgen y los huesos de un protomártir, san Esteban. El pergamino, fechado en el siglo I, aunque escrito en castellano del XVI, anunciaba la inminente aparición de unos libros que, por su carácter, serían una revelación religiosa.

Aquellos libros, un total de 21, fueron encontrados siete años después junto a las reliquias y restos de supuestos santos y mártires, entre ellos san Cecilio, quien terminaría por convertirse en patrón de Granada. Enviados a Roma para su análisis, el papa Inocencio XI los condenó por sus "ideas mahometanas, puras ficciones humanas fabricadas para ruina de la fe católica", todo ello pese al interés inicial que levantó el descubrimiento, que llegó a ser visto como ese nuevo Evangelio, esta vez revelado por la Virgen María, mezcla de islam y cristianismo. No sucedió lo mismo con las reliquias ni los huesos, que están considerados sagrados por la Iglesia y custodiados en Granada y en El Escorial.

No fue hasta el inicio del presente siglo cuando, durante el papado de Benedicto XVI, se dio autorización para el regreso de estos libros a Granada. Hace unos años, la Fundación Carlos Ballesta adquirió un manuscrito de 277 páginas y firmado por Ignacio de las Casas que dictaminaba que los libros eran falsos. Fruto de aquel descubrimiento, este cirujano dio a luz a El proscrito de Granada (Ediciones Miguel Sánchez), donde se centra en el papel del jesuita en el engaño sobre los Libros Plúmbeos.

Antes de que los libros volviesen a Granada, la cultura de la ciudad también marcó en rojo varios acontecimientos importantes. Así, el próximo mayo se cumplirán tres décadas de la inauguración de la Huerta de San Vicente como casa-museo en honor al que fuera uno de sus habitantes, Federico García Lorca. Se culminaba de esta forma un proceso que se inició una década antes, concretamente en abril de 1985, cuando el Ayuntamiento compró la vivienda, que en una nueva efeméride perteneció a la familia desde mayo de 1925, con la idea de convertirla precisamente en una casa-museo y trasladar allí parte del legado del poeta.

El legado finalmente se custodiaría en el centro de La Romanilla, inaugurado en verano de 2015, aunque vacío en aquel momento. El legado del poeta no llegaría a la capital hasta 2018, dando final a un tira y afloja que había durado quince años.

La muerte de Carlos Cano

También como Lorca, en 1995 Carlos Cano viajaba a Nueva York, pero con un motivo mucho más triste. El autor de Diván del Tamarit cruzaba el charco para operarse de una aneurisma de aorta. La operación resultó ser un éxito y el cantautor, tras quince días, pudo regresar a Granada. Fue cuando Cano dijo aquella famosa frase de: "He vuelto a nacer en Nueva York, provincia de Granada".

El éxito, sin embargo, fue fugaz y cinco años después, el 19 de diciembre de 2000, mientras venía a Granada desde Madrid en un avión, su aorta le dijo basta y su vida llegó a su final hace ahora un cuarto de siglo. Esta vez su corazón no aguantó. "Tenía 55 años y muchas vidas", recordaba en este periódico Andrés Cárdenas, amigo del cantautor, cuando estaban a punto de cumplirse dos décadas de su muerte. El próximo año se cumplirán 80 años de su nacimiento.

"Fui testigo periodístico de tercera fila de su ascenso y de sus éxitos y lo fui de primera fila de su muerte [...] Carlos ya había hecho mucho por la música: había sido el creador -junto con Juan de Loxa y Antonio Mata- del Manifiesto Canción del Sur para reivindicar la cultura andaluza, había recuperado estilos tradicionales andaluces relativamente olvidados como el trovo popular y la copla y tenía una legión de seguidores y fans a los que le encantaba todo lo que componía", rememoraba Cárdenas.

Carlos Cano en 1984.
Carlos Cano en 1984. / Juan Ortiz

Muestra de esa legión son los homenajes que la figura y obra de Cano ha recibido desde su marcha. Así, en 2018 el Isabel la Católica acogió un concierto tributo a su legado, con la participación de músicos como Aitor Velázquez, Juan Pinilla, Raúl Alcover y Luis Pastor, entre otros; más cerca, desde 2021 la casa que vio nacer al cantautor, en el Realejo, cuenta con una placa homenaje, colocada con motivo de los actos celebrados por el que hubiese sido su 75 cumpleaños.

Siguiendo con autores. En 1995, el mismo año que Cano partía al Nuevo Continente, Luis García Montero ganaba el Premio Nacional de Poesía por Habitaciones separadas por la que también había ganado un año antes el Premio Loewe. El ahora director del Instituto Cervantes tomaba así el relevo de otro granadino, Rafael Guillén, que lo había conquistado en el 94 con Los estados transparentes.

En palabras de Montero, Habitaciones separadas es "una reflexión autobiográfica de los cursos de las ideologías que suponen la puesta en duda de algunas banderas en las que creía. El proyecto de la modernidad ha producido muchas lagunas y fallos. Hay que apostar por la razón frente al fundamentalismo".

También de escritores, aunque por motivos más trágicos, en 1995 muere, a los 90 años, Emilio García Gómez, filólogo, arabista y traductor español. Fue miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia, de la que llegó a ser director, además de Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. García Gómez había decidido que sus restos recibieran sepultura en Granada, la ciudad en donde, en 1930, a los 25 años, había publicado la ya clásica traducción de los poemas arábigo-andaluces que tanta proyección tuvieron sobre la Generación del 27, y, en especial, en libros como el Diván de Tamarit de Lorca.

El mundo de las artes pierde ese año al pintor Manuel Rivera, que había nacido en Granada, pero que desde muy joven se había ido a vivir a Madrid. Rivera fue el precursor en España del informalismo y la abstracción. El 1956 encontró su medio de expresión en la tela metálica. Al pasar por una ferretería vio a una serie de instrumentos que colgaban de un rollo de tela metálica de forma casi tan imperceptible que parecía que aquellos objetos estaban suspendidos en el aire. Compró el rollo, se lo llevó a su estudio y comenzó a trabajar con ese material, abandonando así definitivamente la pintura tradicional.

Los otros legados: el Centro Guerrero

Más allá del espacio de La Romanilla y Lorca, la ciudad alberga en su seno el legado de varios artistas, uno de ellos José Guerrero, inaugurado oficialmente en el año 2000, aunque traía tras de sí varios años de negociaciones entre el pintor, primero, y su familia, tras su muerte, y la Diputación de Granada.

Desde sus inicios, el centro ha ocupado un inmueble de la calle Oficios que a comienzos del siglo XX fue una imprenta y después la sede del periódico Patria. El inmueble fue adquirido por la Diputación provincial, que encargó al arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas su readaptación a una pinacoteca para albergar las obras del pintor afincado en Estados Unidos. Los fondos del autor contienen cuarenta lienzos, entre los que están sus preferidos. Son obras realizadas entre 1946 y 1990 que suponen un recorrido por su evolución artística y temática.

Además, cuenta con diversos trabajos sobre papel y el archivo personal del artista, integrado por su correspondencia, escritos personales y material diverso publicado e inédito. Inicialmente, este legado tomó la forma de un depósito temporal por diez años, una vez concluido el cual, ambas partes han resuelto el mantenimiento de los objetivos, funcionamiento y línea de trabajo del Centro José Guerrero con la firma de un nuevo contrato de comodato, firmado por Diputación y la familia Guerrero en 2015.

Otro espacio que fue inaugurado, o más bien reinaugurado, y del que este año se cumplen dos décadas, fue el Teatro del Generalife, que tras dos años de reformas estuvo listo para el 54 Festival de Música y Danza con un doble espectáculo que aunaba tres de los nombres más internacionales de la cultura española del pasado siglo: Manuel de Falla, Federico García Lorca y Salvador Dalí.

Imagen de archivo de las obras en el Teatro del Generalife.
Imagen de archivo de las obras en el Teatro del Generalife. / maría de la cruz / archivo

Algo más de dos millones y medio se destinaron a las obras del teatro, inaugurado a mediados del siglo XX, con el objetivo de disponer de un aforo de 1.663 butacas y mejorar el acceso con los jardines colindantes. Las actuaciones en el espacio se hicieron siguiendo el proyecto de los arquitectos Pablo y Francisco Ibáñez y atendiendo no sólo a criterios estéticos, sino también para adecuar el espacio a las nuevas necesidades técnicas de los espectáculos.

También para aquel año estaba prevista la reapertura del Museo de Bellas Artes en el Carlos V, sede de la pinacoteca desde los años cincuenta del pasado siglo, pero finalmente no pudo ser y su efeméride tendrá que esperar a enero de 2028, cuando se cumplan dos décadas de su reapertura.

Siguiendo con infraestructuras culturales, este 2025 se cumplen 80 años de la inauguración del cine Príncipe, conocido popularmente como El Canuto por su forma estrecha y alargada y en donde los martes, por una misma entrada podían pasar dos mujeres o un hombre que fuera acompañado por una mujer, rememora Andrés Cárdenas. El espacio fue pionero en las sesiones de media noche y en el cine de arte y ensayo. Cárdenas recuerda que el empresario Alfonso Aragón fue excomulgado por el arzobispo por permitir la proyección de la película María Waleska, interpretada por Charles Boyer y Greta Garbo. Aragón era piloto deportivo y al ganar una etapa de la Vuelta Aérea a España, en la foto del equipo que salió en la prensa lo borraron porque estaba excomulgado.

La lista de fechas para este 2025 en la cultura granadina se extiende hasta donde alcanza la vista, incluso más allá. Son muchos los nombres y datos que se quedan en el tintero, y que han construido, grano a grano, los pilares sobre los que se asentarán las futuras efemérides que, como decíamos al principio, tendrán cabida la próxima gala de los Goya o la, aún en el aire, capitalidad cultural de la ciudad.

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