La mejor OCG al servicio de Mozart

La Orquesta Ciudad de Granada abre el año sinfónico con un concierto dedicado al genio de Salzburgo

Mozart y la Orquesta Ciudad de Granada, bajo la dirección de Lucas Macías, en Granada y Huelva

Lucas Macías y la OCG en un momento del concierto. A
Lucas Macías y la OCG en un momento del concierto. A / G. H.
Gonzalo Roldán Herencia

12 de enero 2025 - 10:58

Concierto Sinfónico de la OCG

Obras: Wolfgang Amadeus Mozart, Sinfonía concertante en Mi bemol mayor para flauta, oboe, trompa, fagot y orquesta K. 6:297b y Sinfonía núm. 40 en Sol menor K. 550.

Orquesta Ciudad de Granada

Solistas: Juan Carlos Chornet (flauta), Eduardo Martínez (oboe), Óscar Sala (trompa) y Joaquín Osca (fagot).

Director: Lucas Macías

Lugar y fecha: Auditorio Manuel de Falla, 10 de enero de 2025

Clasificación: 5 estrellas

El ciclo sinfónico de la Orquesta Ciudad de Granada ha abierto el año con un concierto dedicado íntegramente a Wolfgang Amadeus Mozart. Lucas Macías dirigió hábilmente una OCG mermada en número para adaptarse a los presupuestos estéticos del estilo clásico, demostrando una vez más su versatilidad y capacidad de adaptación a múltiples repertorios.

El programa se abrió con una obra poco habitual en los escenarios, la Sinfonía concertante en Mi bemol mayor para flauta, oboe, trompa, fagot y orquesta K. 6:297b, según la reconstrucción del musicólogo Robert D. Levin de 1983. Esta obra fue compuesta por Mozart en 1788 durante su malograda estancia en París; el manuscrito se perdió y la única referencia que se tenía de la obra era una versión posterior, de autoría dudosa, en la que la flauta era sustituida por un clarinete. Levin estudió a fondo los rastros documentales y fuentes existentes de la original página mozartiana, hasta el punto de ser capaz de reconstruir con criterios musicológicos la obra. Fue precisamente esa versión revisada la que la pasada noche interpretó la OCG para disfrute del público asistente.

Para la puesta en atriles de esta partitura Lucas Macías contó con los solistas de viento de la OCG, profesionales de probada solvencia y una dilatada experiencia interpretativa que ofrecieron una magnífica versión de la obra. Juan Carlos Chornet a la flauta, Eduardo Martínez al oboe, Óscar Sala a la trompa y Joaquín Osca al fagot acometieron las partes concertantes con gran belleza y perfección técnica, construyendo la compleja dialéctica entre sus distintos discursos, que van sobresaliendo y combinándose a voluntad del autor en un ejercicio de contrapunto espléndido. Y como fondo, siempre oportuna, la OCG clásica que Lucas Macías dirigió con habilidad completó hábilmente la experiencia sensorial. La prolongada ovación recibida persuadió al cuarteto solita para ofrecer una obra fuera de programa, ocasión para la que llamaron al escenario al clarinetista de la OCG Carlos Gil; los cinco interpretaron Estaciones porteñas de Astor Piazzolla.

El concierto se completó con la Sinfonía núm. 40 de Mozart. Esta pieza es quizás la más conocida y escuchada del autor, si bien requiere para su puesta en atriles de una intención interpretativa del director, que ha de coordinar la rica paleta tímbrica ideada por el genio de Salzburgo en un discurso denso y complejo, lleno de elementos imitativos y giros tonales. La tonalidad de sol menor fue mimada por Mozart, que la utiliza en contadas ocasiones para obras de especial pathos y expresividad. Tal es el caso de esta sinfonía de madurez, que junto a la predecesora y la postrera “Júpiter” constituyen todo un testamento en lo que al trabajo orquestal se refiere.

Lucas Macías, una vez más, nos regaló su capacidad expresiva y profundo conocimiento del repertorio en una interpretación a la altura de los grandes maestros del repertorio, bien compensada y tremendamente colorista. Macías enfatizó los elementos rítmicos y coloreó las unidades temáticas con un dinamismo y vigor a caballo entre el claroscuro y la emotividad que la tradición han asociado a la página mozartiana. Se podría decir que construyó una versión redonda de la obra. A ello contribuyó, lógicamente, la versatilidad y ductilidad de los músicos de la OCG, que dibujaron en todo momento los diseños con claridad y coherencia, e hicieron gala de la calidad a la que nuestra orquesta nos tiene acostumbrados.

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